Entiendo que ciertas series empiecen a convertirse en una sensación gracias a una buena campaña de marketing, un vestuario llamativo y por supuesto un baño de sangre al más puro estilo GORE. Sin embargo, como suele pasar en el mundo del espectador, sobrevaloramos de modo excesivo las sensaciones que nos trasmite una serie. Para que sea más ameno para aquí un escribano y usted lector, voy a diferenciarla en apartados analíticos:

1. El argumento engancha, después de ver el éxito en el mundo del videojuego del battle royale, una serie que desde el primer juego sabemos que sólo va a quedar uno, enciende nuestros instintos más básicos, por lo que en ese aspecto, tengo que otorgarle un 7.

2 El guion es malísimo. Si amigos, existen diálogos que son pésimos, incluso algún que otro grito de los participantes que producen cierta vergüenza ajena. No puedo llegar a entender como una serie que ha causado tanto furor entre la audiencia internacional tenga semejantes guiones. Por tal razón, en este aspecto he de suspender. (3)

3. Personajes. Bueno desde mi punto de vista muy mal trabajado el desarrollo de los personajes, principalmente del protagonista, con una moral ambigua y naturaleza torpe, no empatizo en ningún momento con el. Con el anciano tampoco se empatiza, intenta dar una imagen de ternura que no resulta efectiva en ningún momento, más bien resulta cargante y forzado. La chica del norte, pues eso, cinco frases en toda la película que no aporta nada a la serie. El hombre del tatuaje de serpiente da de todo (Grima sobretodo) menos intimidación o miedo. El único que tiene un desarrollo aceptable y que logra engranar, es sin duda Cho Sang-woo. Por tal razón, le ponré en este apartado un 5.

Es impresionante la tendencia que tiene actualmente Neftlix de reivindicar desigualdades, aún cuando el guion ni siquiera lo requiere. Pues... (sonido de tambores) tachannn!!

La actuación más que notable de Evan Peter, así como los primeros episodios, crean una atmosfera perfecta para una serie de suspense sobre uno de los casos más sonados de asesinos en serie de la historia americana.

Pero de repente, cuando parece que la tendencia va al alza, PUM! mensajito de desigualdades raciales. Es decir, en la serie (A excepción del primero) sólo mueren y tienen relevancia los afroamericanos o latinos fallecidos a causa de este monstruo. Sin embargo, aunque se observa una tendencia de sus gustos hacía personas de tez negra, de los 16 asesinados por Dahmer, al menos cuatro no lo eran, pero como no tiene el impacto populista que pretende la plataforma Netflix, pues no es necesario nombrarlos.

La ambientación de la serie es magistral, sin duda, se nota el presupuesto en una dirección bastante buena, con prácticamente cero altibajos, y respetando esa fotografía con filtro y aroma a finales de los 80 y principio de los 90.

De repente, en el episodio cinco, Dahmer es un mero secundario. Porque la protagonista principal es una vecina cotilla afroamericana que escucha todo por el conducto de ventilación, que llama a la policía, pero que NO HACE NADA MÁS. Podían profundizar en las víctimas y sus familiares, e incluso con el propio Dahmer, pero no, aquí lo único que importa es que la vecina sea un altavoz de las desigualdades sociales en Estados Unidos.

Mucho bajón a partir de ahí... Incluso en el propio juicio final la vecina cotilla tiene protagonismo, que no le pertenece. Además, aparece un pastor dando lecciones de desigualdades (si chicos, la iglesia hablándonos de desigualdades y racismo) que no aporta más que el carácter populista de la serie, que definitivamente cae en picado.

Las desigualdades raciales en Estados Unidos son un hecho constatable, un problema social y real. Hay que luchar con todas las armas contra él? La respuesta es SÍ. A consta de tergiversar una historia basada en hechos reales y donde se pierden vidas humanas? NO.

Jeffrey Dahmer era un monstruo, un ser aterrador, una mente perturbada, por lo tanto, a esta naranja aún le quedaba zumo, pero han preferido poner la rodaja en el refresco.

La sociedad española somos quizás el peor crítico que existe de nuestro propio producto, el listón que ponemos a nuestras series siempre se obstaculizan por prejuicios y clichés.

Tenemos grandes productos a parte del jamón, el tiempo y las playas; ejemplo de ello son Celda 211, La isla mínima, Un monstruo viene a verte...

La serie del internado: Las cumbres, no es perfecta. Tarda en arrancar en su primera temporada, pero después cumple su cometido, entretener y desarrollo de argumento. Sin ser una oda al cine, es una serie que aprueba, superior a más de una canallada de Neftlix que sobrevaloramos en base a lo que opina la marea mediática.