Siempre ha sido muy dificil poder comparar la complejidad de un libro con una simple película, y en este caso en particular, eso se puede percibir más que nunca. Como tengo bastantes más cosas que decir en contra que a favor, comenzaré por aquellos factores positivos del film, antes de ponerme a repartir estopa.

Los actores están francamente muy bien, Elle Fanning y Ben Foster dan una gran lección interpretativa y resultan muy convincentes en cada plano en el que aparecen.
La fotografía también es digna de mención especial, las escenas de la playa son bellísimas y muy emotivas. Todo ello es gracias al buen hacer de un joven director de fotografía a tener muy en cuenta, el francés Arnaud Potier.

Es en el guión donde nos escontramos una primera y decepcionante sorpresa, y es que tras él figura un desconocido guionista llamado Jim Hammett, del que luego averiguamos en IMDb que no es otro que el mismísimo Nic Pizzolatto utilizando un seudónimo, y es que si nos ponemos a pensar mal, podemos deducir que algo le vería al film para no querer poner su verdadero nombre en los títulos de crédito.
Este hecho convierte el film en un misterio por descifrar ya que cuesta mucho creer que Pizzolatto haya dejado mutilar su novela de manera tan deshonrosa. Y es que aunque pueda parecer que Galveston (2018) está en la línea del mejor cine negro, nos encontramos más bien ante un drama romántico entre perdedores, aunque en la parte final se torne en un thriller ineficazmente dramático.

Para empezar, simplifica la estructura narrativa de la novela, ya que esta funcionaba con constantes saltos temporales de 1987 a 1997, sin embargo, en la película únicamente realiza uno y es justo al principio del film, algo que para la gran mayoria de los espectadores que no han leído el libro, pasará completamente desapercibido.
También se comete el imperdonable error de retratar a su protagonista, un hombre alcohólico con pocos escrúpulos y en demasiadas ocasiones violento —pero con una lucidez e instinto excepcional—, es una especie de "redneck cachitas" con muy pocas luces, más cercano al eslabón perdido de Atapuerca que a un tipo duro buscavidas. Hecho que transfigura y elimina parte de la magía del personaje.
Además, se suprimen completamente del guión los agudos y en ocasiones, profundos pensamientos de Roy, que es entre otras muchas cosas, lo que daba alma al libro de Pizzolatto.
Si todo esto no fuese poco, también se anestesia y amputa, parcial e innecesariamente, escenas fundamentales del libro, dejándolas como algo meramente anodino y anecdótico.
De la última parte del libro, se omite prácticamente todo, craso error, ya que sin ella, su final pierde en intensidad y emotividad.

Pero no es solo la insuficiencia de un guión tan exiguo lo que hace de esta película, una muy pobre adaptación. Creo firmemente que tiene bastante culpa de ello (sino toda) su hermosa directora, Mélanie Laurent, que sorprende que sea europea, ya que remata la película con un final demasiado "americano" (por no decir excesivamente edulcorado y sobre-explicado) que no hace sino echar a perder, el sobrecogedor y trágico dramatismo del final del libro.

Y es me que da la triste impresión que esta magnifica novela ha sido mutilada y recortada hasta la saciedad, mientras que un resignado Pizzolatto metía la cabeza en un agujero, cual avestruz, e intenta salir del paso como puede, renunciando a su nombre en los títulos de crédito, insinuándonos que se desentiende del proyecto, aunque sospeche que en realidad. ya es demasiado tarde para hacerlo.

Adaptada de manera irregular y quizás con demasiadas prisas, se deduce, que su directora no ha entendido o no ha sabido sacarle todo el jugo necesario a la obra que le precede.
Esta malograda adaptación cinematográfica, partía de un buen libro noir, y del que se podría haber sacado oro puro... pero, lamentablemente, se queda en un rápido refrito de fácil consumo que apenas alcanza a rozar la inmensidad del basto océano de detalles, complejidades argumentales y referencias, que es la novela original.
No obstante, para aquellos que no hayan leído todavía el libro, la película les parecerá interesante (sin ser una maravilla); pero para aquellos que disfrutamos de cada una de sus páginas, claramente nos parece un producto, si no fallido, —porque en realidad no lo es— sí incompleto, insuficiente e inacabado.

Pizzolatto, pero sobre todo: Rocky, Tiffany y Roy, no se merecían una adaptación tan pobre como esta.

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Fitzgerald vuelve a estar de moda, el remake de Baz Luhrmann de 2013, abrió la puerta a un sin fin de reediciones, recopilatorios de cartas, relatos cortos e incluso cómics.
Reconozco la acertada elección del reparto por su gran parecido físico a los personajes reales, también merece la pena destacar su cuidada ambientación, su escenografía y el magnífico vestuario... Pero este alegato feminista protagonizado por la musa del cine Indie, Christina Ricci, a parte de encumbrar a una mujer bastante superficial, enferma y autodestructiva como fue la mujer de Scott Fitzgerald; poco más que deja a este célebre escritor como un pobre amargado, dipsómano y plagiador.

Y es que vivimos tiempos extraños, donde las inexactitudes biográficas o la falta de rigor histórico, mientras sea en aras de ensalzar un movimiento, o en nuestro caso una figura —hasta la fecha relegada, y con razón, a un prudente segundo plano— está bien visto e incluso consensuado por muchos. Pero supongo que eso ya es otro tema a tratar...

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He aquí el primer pinchazo de este año, empujado por su brillante elenco, sus nominaciones a los Óscars® y también, por qué no, la falta de mejores estrenos, fui a verla con la mejor de mis expectativas.

No me malinterpretéis, la película se deja ver, al menos los primeros 45 minutos de metraje, aunque una vez superados, empieza a convertirse en una aburrida y monótona sucesión de escenas en oficinas, despachos, mesas de trabajo y estudios de grabación que parecen no terminar nunca.
Y es que esta cinta tiene un claro problema de ritmo narrativo, todo es interesante mientras se nos muestran los distintos motivos de sus personajes, que no son otros que acosadores-acosadas, después de eso todo se vuelve tedioso y anodino.

Charlize Theron y Margot Robbie, están guapísimas y muy resolutivas, interpretativamente hablando, en sus papeles de mujeres empoderadas que se dejan acosar por altos ejecutivos mientras les ayude a ascender profesionalmente —luego ya no, porque por lo visto esta feo—, mientras que con Nicole Kidman asistimos a una especie de pase de Los Crímenes del museo de cera (1953), en un terrorífico intento por mostrar diferentes expresiones en su rostro y que se quedan en un abrir mucho los ojos y ponerlos mirando hacia arriba mientras sonrie nerviosa, creando una pavorosa mueca de asombro y aprensión. Con la Kidman también podremos jugar a reconocer los 3 tipos de maquillajes distintos que la ponen a lo largo de la película, ya que es como si hubiese 3 actrices distintas haciendo el mismo personaje, algo que le resultará bastante chocante e insólito al espectador.

El film está repleto de caras conocidas en papeles secundarios: la siempre genial y ocurrente Kate McKinnon, John Lithgow (el divertidísimo Dick Solomon en Cosas de marcianos), Richard Kind y así un largo etcétera.
Por lo demás poco más que añadir, una película de su tiempo pero intrascendente a la par que aburrida.


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Reconozco que fui a verla más por la obligación moral, tras haber visto las 4 anteriores en el cine, que por gusto o motivado, la verdad, pero.... ¡Cómo me gusta equivocarme en estos casos!. Creo que el secreto de mi éxito (parafraseando a este gran film de los 80) para con esta película, fue el no haber revisitado ninguna de sus anteriores partes tras verlas en salas de proyección. Tras 3 años, es como si hubiese llegado casi virgen a su visionado, y es que el que suscribe reconoce que, esta franquicia ha sido tan sobre-explotada, que me da una pereza terrible revisitar cualquiera de sus partes, sin embargo, no me da ninguna pereza verme cualquier film de Star Trek —incluída el coñazo de la primera—, dicho esto, quisiera comentar algunos puntos.

Con ello no quiero ni muchísimo menos, desmerecer esta gran película de aventuras, puesto que me resultó divertida, amena y con un ritmo frenético que no da respiro a lo largo sus más de 2 horas de duración. Pero la triste realidad es que, vistos los resultados de los últimos años, más le hubiera valido a George Lucas haberse desecho de su franquicia antes de maltratarla y desgastarla como lo hizo con su mediocre y pretenciosa trilogía o sus innumerables e insustanciales series animadas y cómics, logrando que muchos le cogiésemos bastante tirria hasta a unas primeras e inocentes películas ya legendarias.

Por fortuna, estas nuevas 4 películas me han hecho sentir algo muy parecido a lo que sentí viendo las primeras de niño: mucha acción, emociones, epicidad e incluso altas dosis de adrenalina con sus batallas espaciales.

Matizar que de todas las anteriores —creadas por la todopoderosa Disney©— probablemente sea esta última la que más acción y aventuras tiene, destacando no por su calidad o por sus innumerables lagunas y fallos de guión, que los tiene, sino porque ha sabido tocarnos la fibra sensible a dos generaciones diferentes, dejando un dulce sabor a este publicitado final de la saga que, obviamente, no termina de creerse nadie...

Lo cual me deja un duda existencial: ¿Un padre debería dejar volar a sus hijos antes de corromperlos y/o malcriarlos?. Visto lo visto, rotundamente sí, Sr. Lucas.

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Otra de esas películas para plataformas en streaming, y a Dios gracias que no la estrenaron en pantalla grande porque semejante bodrio me hubiese dolido mucho pagar por verlo.

El gran interrogante que nos asalta tras ver este, muy mediocre film, es como Ethan Hawke y Ewan McGregor —dos de los actores más respetados de su generación—, se dejaron convencer para rodar esta birria monumental. La duda se resuelve cuando nos enteramos de que el encargado de reunirlos por primera vez en la pantalla ha sido el realizador y guionista colombiano afincado en Estados Unidos, Rodrigo García, hijo del gran Gabriel García Márquez —favoritísmo paternofilial, misterio resuelto—— y que además cuenta con la producción de Alfonso Cuarón.

La película ha sido rodada para la plataforma Apple TV + y se trata una tragicomedia familiar con toques de humor negro en la que se nos presenta el reencuentro, después de años sin verse, de dos hermanastros para asistir al funeral de su controvertido padre. Los dos hermanos son las dos caras de una misma infancia traumática en la que han elaborado estrategias de defensa contra el mundo completamente opuestas: uno, desde la rutina y la obsesión por el orden, el otro desde el fracaso, las adicciones y el desapego.

A ritmo de road movie conocerán a la amante de su progenitor, interpretada por la simpática Maribel Verdú, a una de las enfermeras que cuidó de él y, de paso, a otro puñado de hermanastros que desconocían que existían.
El film es un batiburrillo de situaciones tragicómicas pero da la sensación que ni el propio director —si, el hijo del Premio Nobel— no sabe muy bien a donde conducen...

En definitiva, esta es una película facilmente olvidable, que se deja ver por la mera presencia de estos tres grandes actores —y meto a la Verdú entre ellos porque está francamente bien— pero no es suficiente para mantener esta moraleja sobre las familas disfuncionales y sus afectos contradictorios; la rebelión contra el legado familiar y la redención como regalo del destino.

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