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6.0
2,662
8
28 de enero de 2025
28 de enero de 2025
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el principio, Oddity logra atrapar al espectador con su atmósfera inquietante y una premisa intrigante. Situada en un pequeño pueblo irlandés rodeado de misterio, la película combina elementos de thriller psicológico y terror sobrenatural. McCarthy sabe cómo construir tensión, utilizando con destreza los paisajes sombríos y un diseño de sonido que mantiene al espectador al filo del asiento.
El relato central, que involucra una desaparición y una serie de extraños eventos conectados a una familia local, es lo suficientemente atractivo como para mantener el interés, incluso cuando la narrativa parece tomar rutas familiares. La dirección logra darle vida al guion, ofreciendo un buen balance entre lo visual y lo emocional.
Aspectos positivos: dirección y actuación
El talento de Damian McCarthy para construir atmósferas es evidente en cada escena. La cinematografía es un punto destacado, con tomas que explotan el paisaje irlandés para generar una sensación constante de aislamiento y peligro. Además, el elenco ofrece actuaciones sólidas: el protagonista, interpretado por un convincente actor principal (cuyo nombre, si es relevante, podrías mencionar), transmite con fuerza la mezcla de miedo y determinación que atraviesa la trama.
Por otra parte, el uso de efectos prácticos y una banda sonora minimalista pero efectiva contribuyen a mantener el suspenso en los momentos clave. Todo esto convierte a Oddity en una experiencia visualmente atractiva y entretenida.
Un guion predecible
Sin embargo, el mayor punto débil de la película es su guion. Aunque los eventos que se desarrollan son interesantes, es fácil prever tanto el desenlace como la identidad de los culpables. Desde muy temprano en la historia, las pistas que se presentan son demasiado evidentes, lo que resta sorpresa a los giros narrativos y reduce el impacto emocional del clímax.
La falta de ambigüedad o de subtramas más complejas hace que Oddity pierda algo de su potencial para convertirse en una obra más memorable. El espectador más atento probablemente descifrará el misterio mucho antes del final, lo que puede restar tensión en los últimos actos.
Conclusión
En general, Oddity es un entretenimiento sólido y bien ejecutado, ideal para los amantes del género que busquen una película de suspenso con una atmósfera oscura y envolvente. Aunque el guion peca de predecible, la dirección de Damian McCarthy y el talento del elenco elevan el material, ofreciendo una experiencia disfrutable.
No es una obra revolucionaria ni un título que desafíe las convenciones del género, pero cumple con su propósito: mantener al espectador entretenido y sumergido en su intrigante mundo. Oddity es un buen ejemplo de cine irlandés que, a pesar de no sorprender, logra brillar en otros aspectos.
RoRo Nereus
https://7miedo.wordpress.com
El relato central, que involucra una desaparición y una serie de extraños eventos conectados a una familia local, es lo suficientemente atractivo como para mantener el interés, incluso cuando la narrativa parece tomar rutas familiares. La dirección logra darle vida al guion, ofreciendo un buen balance entre lo visual y lo emocional.
Aspectos positivos: dirección y actuación
El talento de Damian McCarthy para construir atmósferas es evidente en cada escena. La cinematografía es un punto destacado, con tomas que explotan el paisaje irlandés para generar una sensación constante de aislamiento y peligro. Además, el elenco ofrece actuaciones sólidas: el protagonista, interpretado por un convincente actor principal (cuyo nombre, si es relevante, podrías mencionar), transmite con fuerza la mezcla de miedo y determinación que atraviesa la trama.
Por otra parte, el uso de efectos prácticos y una banda sonora minimalista pero efectiva contribuyen a mantener el suspenso en los momentos clave. Todo esto convierte a Oddity en una experiencia visualmente atractiva y entretenida.
Un guion predecible
Sin embargo, el mayor punto débil de la película es su guion. Aunque los eventos que se desarrollan son interesantes, es fácil prever tanto el desenlace como la identidad de los culpables. Desde muy temprano en la historia, las pistas que se presentan son demasiado evidentes, lo que resta sorpresa a los giros narrativos y reduce el impacto emocional del clímax.
La falta de ambigüedad o de subtramas más complejas hace que Oddity pierda algo de su potencial para convertirse en una obra más memorable. El espectador más atento probablemente descifrará el misterio mucho antes del final, lo que puede restar tensión en los últimos actos.
Conclusión
En general, Oddity es un entretenimiento sólido y bien ejecutado, ideal para los amantes del género que busquen una película de suspenso con una atmósfera oscura y envolvente. Aunque el guion peca de predecible, la dirección de Damian McCarthy y el talento del elenco elevan el material, ofreciendo una experiencia disfrutable.
No es una obra revolucionaria ni un título que desafíe las convenciones del género, pero cumple con su propósito: mantener al espectador entretenido y sumergido en su intrigante mundo. Oddity es un buen ejemplo de cine irlandés que, a pesar de no sorprender, logra brillar en otros aspectos.
RoRo Nereus
https://7miedo.wordpress.com

8.4
111,464
10
20 de diciembre de 2024
20 de diciembre de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alfred Hitchcock, conocido como el "Maestro del Suspenso", consolidó su legado con Psycho (1960), una obra maestra que revolucionó el cine de terror y suspenso. Más allá de su trama ingeniosa y sus giros inesperados, la película destaca por el uso innovador de la cámara, la poderosa banda sonora de Bernard Herrmann y un diseño gráfico que atrapa desde los primeros segundos.
La cámara como espectador activo
En Psycho, la cámara trasciende su función habitual para convertirse en un testigo omnipresente y cómplice. Hitchcock utiliza ángulos, movimientos y encuadres cuidadosamente calculados para situar al espectador en una posición incómodamente íntima con los personajes. Desde la famosa escena de la ducha, donde los cortes rápidos y los primeros planos fragmentan la violencia, hasta los planos largos que exploran la misteriosa casa Bates, la cámara guía nuestra percepción, haciéndonos partícipes de la historia. Este enfoque no solo aumenta la tensión, sino que también nos confronta con nuestros propios miedos y voyeurismo.
La banda sonora: un grito de cuerdas
La música de Bernard Herrmann es inseparable de la experiencia de Psycho. Sus icónicos violines agudos, particularmente en la escena del asesinato en la ducha, actúan como un segundo narrador que intensifica las emociones y el terror. Herrmann optó por una orquesta de cuerdas para crear un sonido austero pero penetrante, subrayando el tono oscuro y psicológico de la película. La banda sonora no solo acompaña, sino que eleva cada escena, convirtiéndose en un elemento fundamental del suspenso.
Diseño gráfico: una entrada inolvidable
El diseño de los créditos iniciales, creado por Saul Bass, es una obra maestra en sí misma. Con líneas que se cruzan y descomponen, Bass refleja visualmente los temas de fragmentación y dualidad presentes en la película. Este enfoque minimalista pero impactante establece desde el principio un tono de inquietud, mientras que la tipografía sólida y las animaciones precisas capturan la atención del espectador. Es un ejemplo perfecto de cómo el diseño gráfico puede ser una extensión del lenguaje narrativo.
Conclusión
Psycho no es solo una película; es una experiencia cinematográfica que redefine las posibilidades del medio. Hitchcock transforma cada elemento —desde la cámara hasta la música y los créditos iniciales— en herramientas narrativas que elevan la película más allá de su historia. Es un clásico atemporal que sigue siendo estudiado, celebrado y admirado por generaciones de cineastas y amantes del cine.
La cámara como espectador activo
En Psycho, la cámara trasciende su función habitual para convertirse en un testigo omnipresente y cómplice. Hitchcock utiliza ángulos, movimientos y encuadres cuidadosamente calculados para situar al espectador en una posición incómodamente íntima con los personajes. Desde la famosa escena de la ducha, donde los cortes rápidos y los primeros planos fragmentan la violencia, hasta los planos largos que exploran la misteriosa casa Bates, la cámara guía nuestra percepción, haciéndonos partícipes de la historia. Este enfoque no solo aumenta la tensión, sino que también nos confronta con nuestros propios miedos y voyeurismo.
La banda sonora: un grito de cuerdas
La música de Bernard Herrmann es inseparable de la experiencia de Psycho. Sus icónicos violines agudos, particularmente en la escena del asesinato en la ducha, actúan como un segundo narrador que intensifica las emociones y el terror. Herrmann optó por una orquesta de cuerdas para crear un sonido austero pero penetrante, subrayando el tono oscuro y psicológico de la película. La banda sonora no solo acompaña, sino que eleva cada escena, convirtiéndose en un elemento fundamental del suspenso.
Diseño gráfico: una entrada inolvidable
El diseño de los créditos iniciales, creado por Saul Bass, es una obra maestra en sí misma. Con líneas que se cruzan y descomponen, Bass refleja visualmente los temas de fragmentación y dualidad presentes en la película. Este enfoque minimalista pero impactante establece desde el principio un tono de inquietud, mientras que la tipografía sólida y las animaciones precisas capturan la atención del espectador. Es un ejemplo perfecto de cómo el diseño gráfico puede ser una extensión del lenguaje narrativo.
Conclusión
Psycho no es solo una película; es una experiencia cinematográfica que redefine las posibilidades del medio. Hitchcock transforma cada elemento —desde la cámara hasta la música y los créditos iniciales— en herramientas narrativas que elevan la película más allá de su historia. Es un clásico atemporal que sigue siendo estudiado, celebrado y admirado por generaciones de cineastas y amantes del cine.

6.2
9,087
8
19 de diciembre de 2024
19 de diciembre de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Fog es una joya del terror atmosférico dirigida por el maestro John Carpenter. La película crea una tensión palpable desde el principio, utilizando la niebla como un elemento amenazante y misterioso que oculta horrores ancestrales. La cinematografía es excelente, con imágenes evocadoras de la costa californiana envuelta en la neblina, creando una atmósfera inquietante y opresiva.
La historia, aunque sencilla en su premisa (una niebla sobrenatural trae consigo a espíritus vengativos), está contada con maestría. Carpenter construye el suspense de forma gradual, dosificando la información y mostrando a los espectros solo lo justo para mantener el interés y el miedo. La banda sonora, compuesta por el propio Carpenter, es otro punto fuerte, con melodías sintetizadas que refuerzan la sensación de peligro inminente.
El reparto, encabezado por Adrienne Barbeau, Jamie Lee Curtis, Tom Atkins y Janet Leigh, ofrece sólidas interpretaciones, dando vida a personajes creíbles y con los que el espectador puede empatizar. La película también destaca por su ambientación en un pequeño pueblo costero, que le da un toque íntimo y claustrofóbico.
Si bien no es la película más sangrienta de Carpenter, The Fog destaca por su atmósfera opresiva, su suspense bien construido y su capacidad para generar miedo a lo desconocido. Es una película de terror clásica que sigue siendo efectiva hoy en día y que gustará a los amantes del género y a los seguidores del trabajo de John Carpenter. En resumen, The Fog es una película de terror atmosférico altamente recomendable, que demuestra el talento de Carpenter para crear atmósferas inquietantes y contar historias efectivas con pocos elementos.
La historia, aunque sencilla en su premisa (una niebla sobrenatural trae consigo a espíritus vengativos), está contada con maestría. Carpenter construye el suspense de forma gradual, dosificando la información y mostrando a los espectros solo lo justo para mantener el interés y el miedo. La banda sonora, compuesta por el propio Carpenter, es otro punto fuerte, con melodías sintetizadas que refuerzan la sensación de peligro inminente.
El reparto, encabezado por Adrienne Barbeau, Jamie Lee Curtis, Tom Atkins y Janet Leigh, ofrece sólidas interpretaciones, dando vida a personajes creíbles y con los que el espectador puede empatizar. La película también destaca por su ambientación en un pequeño pueblo costero, que le da un toque íntimo y claustrofóbico.
Si bien no es la película más sangrienta de Carpenter, The Fog destaca por su atmósfera opresiva, su suspense bien construido y su capacidad para generar miedo a lo desconocido. Es una película de terror clásica que sigue siendo efectiva hoy en día y que gustará a los amantes del género y a los seguidores del trabajo de John Carpenter. En resumen, The Fog es una película de terror atmosférico altamente recomendable, que demuestra el talento de Carpenter para crear atmósferas inquietantes y contar historias efectivas con pocos elementos.

6.3
5,577
10
30 de diciembre de 2024
30 de diciembre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tony Scott debutó como director con El Ansia, una película que no solo marcó un hito estético en el cine de vampiros, sino que también exploró con notable profundidad las complejidades de las relaciones humanas y la sexualidad. Más allá de su deslumbrante puesta en escena, Scott utiliza la inmortalidad como un lienzo para indagar en los deseos más oscuros y vulnerables de sus personajes.
La sexualidad como motor narrativo
En el centro de El Ansia se encuentra una trama que trasciende las etiquetas tradicionales de género o de vampiros. La relación entre Miriam (Catherine Deneuve) y John (David Bowie) no es solo un retrato de la dependencia amorosa, sino una exploración de los límites de la fidelidad y el deseo. Miriam, como figura vampírica que trasciende el tiempo, es un personaje profundamente seductor cuya bisexualidad rompe con las convenciones narrativas de su época. Su conexión con Sarah (Susan Sarandon), una médica racional atrapada en un torbellino de deseo y misterio, transforma la película en un estudio del amor, el poder y la manipulación.
La relación entre Miriam y Sarah está cargada de simbolismo. Su encuentro no es únicamente erótico, sino una representación de la transformación y la entrega, con Miriam actuando como una especie de catalizadora de los deseos latentes de Sarah. Esta conexión física y emocional está construida con una sensibilidad que evita caer en el sensacionalismo, en cambio ofreciendo una reflexión sobre la atracción, el consentimiento y la dominación.
El peso de la mortalidad y las relaciones humanas
Mientras que el deseo físico es un componente esencial, El Ansia también aborda las dinámicas de control y abandono en las relaciones humanas. John, el amante inmortal que se enfrenta al deterioro físico, encapsula la angustia de la obsolescencia emocional. Su sufrimiento no es solo físico, sino también un reflejo de su creciente irrelevancia en los ojos de Miriam. A través de esta dinámica, Scott ofrece una dolorosa metáfora sobre el envejecimiento y la inevitabilidad del cambio en las relaciones.
La película explora cómo los vínculos emocionales y físicos pueden transformarse en jaulas. Tanto John como Sarah son víctimas de la seducción de Miriam, atrapados en una relación desigual donde el poder se ejerce mediante la inmortalidad. Sin embargo, en este desequilibrio también hay momentos de belleza y vulnerabilidad, mostrando que el amor y el deseo son tanto constructores como destructores de vidas.
Un deleite visual y narrativo
La estética de El Ansia es inseparable de su narrativa. La dirección de Scott, combinada con la estilizada cinematografía de Stephen Goldblatt, sumerge al espectador en un mundo onírico y sensual que refleja las emociones internas de sus personajes. Los juegos de luz y sombra, los espejos y los reflejos, y los colores cuidadosamente seleccionados subrayan la dualidad de atracción y peligro inherente a las relaciones humanas.
El uso de la música también contribuye a la intensidad emocional. Desde la icónica escena de apertura con Bauhaus interpretando "Bela Lugosi’s Dead" hasta los momentos de intimidad entre Miriam y Sarah, la banda sonora encapsula el tono melancólico y apasionado de la película.
Conclusión
El Ansia no es simplemente una película de vampiros; es un poema visual sobre los matices del deseo, la transitoriedad de las relaciones y la inevitabilidad del cambio. Tony Scott, en su debut como director, ofrece una obra que sigue siendo profundamente relevante por su tratamiento de la sexualidad como un hilo conductor esencial del guion. En un género que a menudo prioriza el horror sobre el corazón, El Ansia se erige como una exploración apasionante de las relaciones humanas, la fragilidad emocional y el poder transformador de la atracción.
La sexualidad como motor narrativo
En el centro de El Ansia se encuentra una trama que trasciende las etiquetas tradicionales de género o de vampiros. La relación entre Miriam (Catherine Deneuve) y John (David Bowie) no es solo un retrato de la dependencia amorosa, sino una exploración de los límites de la fidelidad y el deseo. Miriam, como figura vampírica que trasciende el tiempo, es un personaje profundamente seductor cuya bisexualidad rompe con las convenciones narrativas de su época. Su conexión con Sarah (Susan Sarandon), una médica racional atrapada en un torbellino de deseo y misterio, transforma la película en un estudio del amor, el poder y la manipulación.
La relación entre Miriam y Sarah está cargada de simbolismo. Su encuentro no es únicamente erótico, sino una representación de la transformación y la entrega, con Miriam actuando como una especie de catalizadora de los deseos latentes de Sarah. Esta conexión física y emocional está construida con una sensibilidad que evita caer en el sensacionalismo, en cambio ofreciendo una reflexión sobre la atracción, el consentimiento y la dominación.
El peso de la mortalidad y las relaciones humanas
Mientras que el deseo físico es un componente esencial, El Ansia también aborda las dinámicas de control y abandono en las relaciones humanas. John, el amante inmortal que se enfrenta al deterioro físico, encapsula la angustia de la obsolescencia emocional. Su sufrimiento no es solo físico, sino también un reflejo de su creciente irrelevancia en los ojos de Miriam. A través de esta dinámica, Scott ofrece una dolorosa metáfora sobre el envejecimiento y la inevitabilidad del cambio en las relaciones.
La película explora cómo los vínculos emocionales y físicos pueden transformarse en jaulas. Tanto John como Sarah son víctimas de la seducción de Miriam, atrapados en una relación desigual donde el poder se ejerce mediante la inmortalidad. Sin embargo, en este desequilibrio también hay momentos de belleza y vulnerabilidad, mostrando que el amor y el deseo son tanto constructores como destructores de vidas.
Un deleite visual y narrativo
La estética de El Ansia es inseparable de su narrativa. La dirección de Scott, combinada con la estilizada cinematografía de Stephen Goldblatt, sumerge al espectador en un mundo onírico y sensual que refleja las emociones internas de sus personajes. Los juegos de luz y sombra, los espejos y los reflejos, y los colores cuidadosamente seleccionados subrayan la dualidad de atracción y peligro inherente a las relaciones humanas.
El uso de la música también contribuye a la intensidad emocional. Desde la icónica escena de apertura con Bauhaus interpretando "Bela Lugosi’s Dead" hasta los momentos de intimidad entre Miriam y Sarah, la banda sonora encapsula el tono melancólico y apasionado de la película.
Conclusión
El Ansia no es simplemente una película de vampiros; es un poema visual sobre los matices del deseo, la transitoriedad de las relaciones y la inevitabilidad del cambio. Tony Scott, en su debut como director, ofrece una obra que sigue siendo profundamente relevante por su tratamiento de la sexualidad como un hilo conductor esencial del guion. En un género que a menudo prioriza el horror sobre el corazón, El Ansia se erige como una exploración apasionante de las relaciones humanas, la fragilidad emocional y el poder transformador de la atracción.
27 de diciembre de 2024
27 de diciembre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La tercera entrega de Terrifier prometía superar las expectativas de los fanáticos del género slasher, pero lamentablemente, se queda a medio camino debido a un guion que pierde su rumbo a mitad de la película. Lo que comienza como una narrativa intrigante y con cierto potencial para explorar el trasfondo de Art the Clown, rápidamente se diluye en una serie de escenas caóticas y desconectadas que parecen existir únicamente para justificar el exceso de gore.
El desarrollo de los personajes es prácticamente inexistente, y cualquier intento de ofrecer un arco narrativo se abandona a favor de un desfile interminable de violencia gráfica. Aunque los efectos especiales son impresionantes y hacen honor al espíritu visceral de la saga, se siente como un espectáculo vacío sin una historia que lo respalde.
Para los aficionados al gore extremo, Terrifier 3 podría cumplir con las expectativas, pero incluso para ellos, la falta de coherencia en el guion y la ausencia de una trama sólida podrían resultar frustrantes. Lo que pudo ser una oportunidad para llevar la franquicia a nuevos niveles de profundidad y creatividad, termina siendo un ejercicio de shock por el shock mismo.
En conclusión, Terrifier 3 se pierde en su propio exceso, dejando al espectador con una experiencia vacía y agotadora que, aunque visualmente impactante, carece de propósito narrativo.
El desarrollo de los personajes es prácticamente inexistente, y cualquier intento de ofrecer un arco narrativo se abandona a favor de un desfile interminable de violencia gráfica. Aunque los efectos especiales son impresionantes y hacen honor al espíritu visceral de la saga, se siente como un espectáculo vacío sin una historia que lo respalde.
Para los aficionados al gore extremo, Terrifier 3 podría cumplir con las expectativas, pero incluso para ellos, la falta de coherencia en el guion y la ausencia de una trama sólida podrían resultar frustrantes. Lo que pudo ser una oportunidad para llevar la franquicia a nuevos niveles de profundidad y creatividad, termina siendo un ejercicio de shock por el shock mismo.
En conclusión, Terrifier 3 se pierde en su propio exceso, dejando al espectador con una experiencia vacía y agotadora que, aunque visualmente impactante, carece de propósito narrativo.
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