Manifest es una serie aburrida y previsible. Apela a la sensiblería más recalcitrante para hilar un discurso que en ocasiones roza lo infantil, cuando no lo absolutamente ridículo y absurdo.

Los personajes están al servicio de los estereotipos más manidos y las interpretaciones de los actores se ven muy lastradas por un guión flojo, previsible y rematadamente convencional. Las cuestiones que se plantean transitan por demasiados lugares comunes, no aportan nada nuevo.

Pero lo peor es su insoportable ñoñería, sinceramente, no he sido capaz de pasar del cuarto capítulo, de hecho ni siquiera pude terminar de verlo.

En definitiva perder el tiempo viendo Manifest, con las excelentes series que hoy día hay a disposición del espectador, es un irrefutable ejercicio de futilidad televisiva.

"Fragile" es una de esas series que sobresalen como una perla extraña entre la vorágine de productos televisivos que inundan el mercado. Una producción sólida que se sostiene sobre tres pilares bien definidos y cuidados al milímetro: lenguaje visual, guión e interpretaciones.

Con un diseño de producción en mi opinión impecable, "Fragile" desarrolla un lenguaje visual que en todo momento sirve de apoyo a un ritmo pausado y preciosista, que se recrea en los detalles. Es una historia cocinada a fuego lento que poco a poco va captando el interés del espectador gracias a su pericia para hilvanar las distintas situaciones en las que se ven inmersos los personajes.

No sobra ninguno de sus diez capítulos. No hay relleno. Todos aportan al desarrollo de la historia. Esto es debido a un magnífico guión que, liberándolos en pequeñas dosis, desgrana los entresijos de una historia de final anunciado, circunstancia que, al contrario de restar interés, es el gran recurso argumental de esta mini serie. Se trata de una historia con una secuencia temporal que, aunque definida, rompe su estructura lineal insertando pequeños flashes que ayudan al espectador a hacerse una idea de las circunstancias que terminarán desencadenando el suceso principal.

Para terminar de apuntalar su incuestionable calidad, "Fragile" cuenta con un elenco actoral cuyas interpretaciones están a un magnífico nivel. Éstas perfilan con exactitud las características de unos personajes realmente bien definidos, cuya evolución a lo largo de los capítulos contribuye de forma notable a cerrar la historia con consistencia y coherencia. No sería justo si no destacara el trabajo de tres de sus actores que, en mi opinión, están por encima del resto de sus compañeros. Me estoy refiriendo a Pier-Luc Funk, Sandrine Bisson y Martin Drainville que, aunque contenidas y nada estridentes, firman unas interpretaciones sólidas y emotivas, inolvidable en el caso de Pier-Luc Funk.

En definitiva, "Fragile" es una producción con personalidad propia, con una excelente poesía visual, una historia sólida y unos personajes bien definidos e interpretados. Es de esas series que dejan buen sabor de boca. Si se busca algo fresco y de calidad en oposición a opciones más convencionales, resulta una alternativa más que recomendable.

Cry Macho es, a mi juicio, una peliculita a modo de telefilm de sobremesa que, aún siendo correcta, no está a la altura ni del actor, ni del director, ni del personaje.

Como admirador de estas tres facetas del grandérrimo Clint Eastwood (en mi opinión uno de los últimos clásicos de Hollywood), he de reconocer que acabé tristemente decepcionado con la candidez infantiloide de una cinta que carece de la mordacidad, la contundencia y el carácter de otras de las producciones que han forjado, a lo largo de décadas, la leyenda de este icono indiscutible de la Historia del Cine.