Pues la vi cuando tenía nueve años, y veo que por allí hay alguno que otro despistado que no le echa muchas virtudes a este film, dirigido por John Avildsen (¿?), el mismo que dirigiera ROCKY y se llevara, creo, un Oscar. Karate Kid no será El Padrino, pero tiene algunas virtudes que es necesario recalcar. En primer lugar, la música de Bill Conti (colaborando con Avildsen, al igual que en Rocky) y la espectacular flauta de Zamfir. Sin ambos, creo, Karate Kid no hubiera tenido esa atmósfera oriental, de meditación, de esa aura de aprendizaje que bien le calcaba a un Maestro y a su aprendiz. Luego, en el plano de la narración, creo que la cosa también tiene sus virtudes: no es la típica relación Maestro - Aprendiz. Ni son tampoco los maestros fornidos, ni los aprendices capaces, seguros. No. Avildsen va un poco más allá, y nos muestra a un Maestro anciano, inteligente, y con un método extraño para enseñar karate. Ralph Macchio es el adolescente confundido, extraño, y que aprende de a pocos. Ahora, de esta historia simple, se ven muchas situaciones típicas de adolescentes, y sí, con algunos clisés típicos de este tipo de producciones. Aún así, con final feliz y todo, es una historia de aprendizaje, de amistad, de amor (de barreras sociales) y sobre todo, de karate. Luego se repetirían en cientos de otras películas cada una peor que la otra, porque simplemente, esta película es tan simple, y tan eficaz, que muchos creyeron que copiándola resultarían teniendo el mismo éxito. Craso error. No hubo una sola que se le pareciera, y al fin, creo, que con el correr de los años, Karate Kid no ha perdido esas virtudes con el paso de los años.

Uno no para de reír en este película ochentera. Ahora tengo 33 años y la he vuelto a ver por estos días y creo que no ha perdido el sesgo cómico disparatado por la cual, seguramente, fue gozada en su momento. Tom Hanks y toda su patota extravagante (el hermano reprimido, el fotógrafo libertino, el mecánico lujurioso, el amigo de colegio psicótico, etc.) recrean una espectacular fiesta de despedida de soltero que, para mi gusto, queda como una de las mejores comedias -de ese corte- de todo los tiempos. Escenas memorables: el burro drogado, los strippers y Nick "The Dick" (o "Nico el Rico", en castellano), el rival de Hanks que cae desnudo sobre los amantes en un auto, algunas frases ("A la derecha está el baile y a la izquierda los sedantes".), y el final, la pelea en el cine en 3D, solo para mencionar las que ahora se me vienen a la mente. Una auténtica delicia de los 80's que, pese a la ingenuidad de su puesta en escena (total, era una comedia destinada a un público juvenil) no ha perdido el humor corrosivo y esa desfachatez que la hacen pervivir hasta ahora. Si bien el inicio es un poco flojo, todo empieza a desparramarse con el inicio de la fiesta, que es una de esas celebraciones que en este siglo XXI ya ha dejado de ser tradición. Muy buena.

Volví a The Dark Knight Rises hace unas semanas. Con calma, la volví a visionar, pues sentí que ambos (la película y yo) nos teníamos una deuda pendiente que no se había agotado tras verla un de veces en el cine. A diferencia de lo que me pasó con The Dark Knight, la cual pude ver hasta 8 veces en el cine y un infinito en el DVD, con la película final de la trilogía me pasó el problema del trabajo. Por eso, apenas y la pude ver poquísimas veces en el cine (el día del estreno con mi esposa y dos veces en solitario); y, por eso, cuando la compré en DVD, no dudé en verla, observarla, revisarla, hasta recuperar todos esos detalles que pudieran devolverme un mejor sabor de boca. Es verdad: cuando la vi por primera vez, salí desorientado y desilusionado. No era la película que esperaba ver. Además, salí muy triste, porque sabía que ya no volvería a ver al encapotado nunca más (el de Nolan). Así, enterado de la edición en DVD, durante los primeros días de diciembre, la compré en medio de emociones rituales y críticas de mi esposa ("¿Otra vez Batman?"). Por esta razón, puedo decir ahora que, ya sin la expectativa ni las críticas que esta película ha despertado entre defensores y detractores, es una estupenda película y digno final para la saga. Definitivamente, tiene errores y gruesos. No posee la complejidad de TDK o el ritmo coherente y verosímil de BB; sin embargo, esta película gana por knock out. El set piece inicial, la persecución de Batman más la presentación del The Bat, la destrucción de Gotham, y la pelea entre Batman y Bane (la primera mejor que la segunda) representan los momentos colosales de este cierre de la trilogía. Luego, la película pierde cierta lógica y coherencia. Se pudo hacer más con respecto al secuestro de Gotham por parte de los terroristas o los momentos en los cuales Wayne padecía duras pruebas en la cárcel de Bane. Hubiera sido perfecto un mejor desarrollo de ambos momentos. Sin embargo, no se consiguió. A la inversa, el retorno de Wayne a Gotham (¿cómo lo hizo?) y el épico final, batalla de los polícias versus las huestes de Bane, la búsqueda de la bomba y, sobre todo, la persecución final de Batman y Selina Kyle hacia la Liga de las Sombras (¿en dónde y cuándo aprendió Wayne a manejar tan hábilmente movilidad aérea?) retornan, nuevamente, la emoción y la habilidad de Nolan para culminar los mejores momentos de la película.

Una vez, llevando en la Universidad San Marcos una clase de estudios narrativos (pues llevé Literatura Latinoamericana), mi profesor dijo que si los terroristas del MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru) hubieran visto esta película y la performance de Gary Oldman, hubieran resistido más de la cuenta y hasta capaz hubieran logrado conseguir todos sus pedidos cuando secuestraron la embajada de Japón acá en Lima, entre 1996 y 1997. Si bien es cierto que la película esta de Petersen es asquerosamente patriotera, ingenua a ratos (en el caso de la seguridad gringa) y absurda cuando retrata a sus enemigos (¿o amigos rusos?), pues si le quitamos todo eso, absolutamente todo eso, y nos quedamos solo con los elementos auténticamente ficticios, y la fotografía de Ballhaus, y la música de GOldsmith, y el ritmo eficazmente acelerado, pues creo que estamos ante una buena película de acción. Los terroristas son bastante creíbles (por eso el comentario de mi profe) y la actuación de Oldman, creo y para mi gusto, es convincente, gritando, y exaltándose, y riendo, y a mí que me dio miedo a veces. Además hay buenas actores por allí: Philipp Baker Hall, Dean Stockwell, Glenn Close, el mismo Oldman, William H. Macy... así que si quieren pasar una tarde entretenida, y con un inteligente ritmo de acción, suspenso, y todas esas cosas que hacen que querramos tanto a Harrison Ford, pues esta es la película. Aunque por cierto, paso todo, todo acepto, y me trago a la misma hija del presidente (12 años!!!) hablándole cara a cara al terrorista más demente que haya podido ver; pero lo que jamás aceptaré es la forma cómo retrataron al gabinete ruso: ERAN UNOS AUTÉNTICOS GUIÑAPOS, más parecía un clan estúpido y mafioso, retrasados en el tiempo, con un presidente obeso, fumón, sirviente, y encima timorato. Todo lo contrario al ecuánime, valiente, heroico, responsable, y cómo no, guapetón, de Ford. Si viene al Perú y se nacionaliza, pues yo votaría por él, y que se cargue de una vez a todos los políticos corruptos que hay por acá (O sea, a todos). De nada.

De hecho, cuando la vi por primera vez pues fue bastante relax. Con una Guaraná helada, viendo la película, creo que sería injusto reclamar lo que un producto de este género no podría más. Alguna crítica negativa para Music & Lyrics, es su casi nulo conflicto dramático. Cuando la Barrymore y Grant lo intentan, pues se ve bastante ridículo. No dura ni 5 minutos, y luego ya, adiós conflicto y que viva el amor. Más allá de eso, pues todo vale aquí. La música de introducción es sensacional, al igual que las canciones finales cantadas por Grant, y el ritmo cómico, sin nada de pretensiones, emulando y parodiando, burlándose de cantantes, modas, y todo eso de la industria musical, pues a veces es bastante agradable. Además, pues es relax, hace reír un buen rato, y con eso, creo, es suficiente.