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España España · Lugunica
Críticas de CousIand
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Críticas 36
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
4
12 de mayo de 2018
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Con Jason convertido ya en una suerte de zombi imparable que para colmo podía ser resucitado, resulta curioso que esta séptima parte de Viernes 13 fuera la primera de sus ocho primeras entregas en no estrenarse al año siguiente de la anterior, pues no hacía falta estrujarse mucho el coco de cara a justificar una nueva matanza en Crystal Lake. Probablemente influyera que en un principio esta cinta fuera a ser lo que quince años mas tarde se convirtió en Freddy vs Jason, aunque las dos productoras implicadas no llegaron a un acuerdo y se cambió al señor Krueger por una joven con poderes telequinéticos.

En cierto modo, la idea de buscarle un rival digno a Jason es muy atractiva, y sin duda rompe con la tradición de situar al asesino frente a un montón de jóvenes indefensos que nada pueden hacer por salvarse de una muerte horrible. Dejando a un lado la historia personal de la protagonista, que no tiene demasiado interés y aporta más bien poco, el enfrentamiento entre Tina y Jason es variado, original y tiene momentos espectaculares. ¿Problema? Se reduce a los últimos diez minutos de metraje, así que durante el resto del tiempo el film se entrega a su faceta de teen slasher, y la ejecución en este terreno es muy discreta. El grupito de jóvenes ávidos de sexo y drogas está entre los más olvidables de todos los que han pasado por Crystal Lake, que ya es decir, y de hecho tampoco pintan mucho en la historia más allá de darle a Jason el gusto de cobrarse nuevas víctimas. Pero lo que definitivamente mata a esta película es que ni siquiera a la hora de dar muerte a esos jóvenes tan irritantes está a la altura, en gran medida debido a censura de la MPAA americana en muchas de estas escenas. Aunque sería injusto culpar al director y su equipo por ello, de poco importa cualquier consideración al respecto cuando lo que se ve en pantalla son muertes tan rápidas y poco sangrientas.

Teniendo esto último en cuenta, cabría esperar que la presencia de Jason en pantalla perdiera mucho en "The New Blood", pero gracias a otros factores se puede afirmar todo lo contrario. El aspecto del asesino es imponente y el vestuario distingue múltiples heridas en su cuerpo, que van desde tener la espina dorsal a la vista hasta parte de la mandíbula rota como consecuencia del final de la sexta parte. Por ello, este Jason es más monstruoso que nunca y su rostro detrás de la máscara no se queda atrás, siendo tan detallado y orgánico que se permite el lujo de mostrarse durante casi todo el enfrentamiento final. Y por otra parte está el debut de Kane Hodder como el actor que da vida al asesino, cuya presencia se prolongaría durante otras tres películas. Kane es sin duda el intérprete que más ha puesto de su parte para dotar al personaje de rasgos muy característicos, como la brusquedad de algunos de sus movimientos o una respiración acelerada, además de un físico potente que refuerza al asesino en según qué escenas.

Lamentablemente, un slasher de estas características difícilmente puede ir muy lejos si la sangre no corre como es debido, así que dichos aspectos no compensan la falta de gore y otras muchas carencias de la cinta. Ademas, se supone que esta septima parte debería ir mucho más allá con su principal novedad, que es el personaje de Tina y sus particulares capacidades. A la hora de la verdad esa premisa no se aprovecha hasta el final, y lo que hay entre medias es demasiado pobre. Por todo ello, lo que podría haber sido un soplo de aire fresco en la clásica fórmula de Viernes 13 termina como una de las entregas más flojas de la saga.
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CousIand
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4
9 de mayo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Habiendo provocado la friolera de más de cien víctimas desde que inició sus andanzas, la leyenda de Jason Voorhees como icono del slasher no hizo más que crecer durante los años 80, aunque lo hizo en detrimento de la percepción que los propios fans tenían de una saga ya agotada. Ante este panorama, en 1993 apareció el que parecía un intento definitivo por matar de una vez por todas al mítico asesino de la máscara de hockey, y la forma en que se hizo no fue otra que enviándolo al mismísimo infierno. Con este planteamiento se desarrolla una cinta que es una rareza en sí misma, fruto de una larga lista de desvaríos que con el paso de los años han hecho de Viernes 13 casi una parodia de sí misma.

Para empezar, la película no tiene ningún tipo de continuidad con la octava parte, devolviendo de nuevo a Jason en perfecto estado a los alrededores de Crystal Lake. No obstante, el bueno de Voorhees es emboscado a los pocos minutos por un grupo de agentes del FBI, y acaba volando por los aires en mil pedazos. A partir de aquí empieza una surrealista historia en la que Jason resulta ser un ser sobrenatural que es capaz de poseer cuerpos mediante una especie de gusano alienígena, y que para renacer en su forma original debe hacerlo a través de un familiar (sí, ahora Jason tiene una familia de la que nunca se había dicho nada) antes de que este encuentre la daga ritual que puede destruirle.

Aunque todo esto al menos le otorga al film una cierta personalidad y da juego en según qué momentos, es un conjunto de ideas ridículo en el contexto de una película de Viernes 13. La historia de Jason ya es conocida de sobra a estas alturas y no se parece en nada a las cosas que se cuentan aquí, por lo que presentarlo como una criatura que parece sacada de la mitología es algo que simplemente no tiene ni pies ni cabeza. Si como mínimo se intentara dar alguna explicación de por qué el asesino puede hacer esas cosas aún tendría un pase, pero la historia lo muestra sin más y espera que el espectador trague con ello sin preguntarse nada. De los personajes no hay mucho que decir, porque pese a un cambio de ambiente con muchos menos adolescentes insufribles por metro cuadrado, el reparto es de lo más olvidable salvo contadísimas excepciones.

Ahora bien, como decia también hay cosas positivas en algo que en principio puede parecer un desastre absoluto. El argumento da pie a situaciones y escenas atípicas que, si bien rozan el absurdo, son bastante más únicas de lo que se acostumbra a ver en un slasher al uso. Por otra parte, el diseño de Jason es realmente bueno y está muy logrado: el hecho de tener la cabeza tan hinchada y deformada le da un aspecto enfermizo, y que la máscara de hockey parezca prácticamente incrustada a su piel es otro gran detalle que además simboliza lo curtido y a la vez desgastado físicamente que está el asesino después de tanto tiempo dando guerra. Es una lástima que sólo aparezca así al principio y al final de la película, ya que durante el resto del tiempo Jason se dedica a matar con los cuerpos de gente normal y corriente que poco más puede hacer para caracterizar al personaje que poner cara de cabreada. Eso sí, ¡vaya con algunas de las muertes! Viernes 13 nunca ha sido una saga especialmente truculenta en sus asesinatos, con varias de sus entregas severamente recortadas por la MPAA, y es precisamente por eso que llama aún más la atención cómo esta cinta puede llegar a tener momentos tan explícitos. Hay que decir que el contador de muertes es muy elevado y muchas de ellas no son tan espectaculares, pero hay un buen puñado que sorprenden para bien.

Como conclusión, Jason Goes to Hell es un film aberrante en términos de guión y coherencia con el resto de la saga, pero paradójicamente es esa misma base conceptual la que le da varios toques con un cierto encanto. Aunque nada la salva de ser un sinsentido con envoltorio de telefilm, tiene buen gore y unas secuencias de lo más extravagantes por las que se le puede dar algo de tregua.
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CousIand
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6
6 de mayo de 2018
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya fuera por falta de atrevimiento o de interés, las sucesivas secuelas de Alien nunca se aventuraron a explicar el origen de la nave donde se encontraban los huevos de xenomorfo en la película original, ni la identidad del famoso space jockey. Pasarían más de 30 años hasta que alguien intentara dar respuesta a dichos enigmas, y ese no sería otro que Ridley Scott, director de la cinta original. Prometheus aspira a mucho: es una precuela de una obra de culto, pero pretende funcionar de forma independiente al mismo tiempo; además, se envuelve de ciertos tintes filosóficos de carácter existencialista. Sin embargo, ya es de sobra conocido que el resultado decepcionó e incluso indignó a una gran cantidad de fans, que no vieron sus expectativas cumplidas en la cinta.

Lo primero que hay que tener claro es que, aunque forme parte del mismo universo, Prometheus no tiene como cometido explicar de dónde vienen los xenomorfos en concreto, así que aquí no hay que buscar una nueva película de Alien. La trama parte de un ambicioso viaje científico financiado por la archiconocida Weyland Yutani cuyo objetivo es descubrir el origen de la vida humana, que se piensa que fue creada por unos seres llamados Ingenieros. Si bien esto vuelve a implicar la clásica fórmula de un grupo de tripulantes que llegan con su nave a un planeta desconocido en el que terminan siendo de un modo u otro atacados por criaturas alienígenas, el enfoque que Prometheus da a la historia es completamente diferente. Por primera vez el propósito inicial esta en investigar y descubrir qué ocurrió en ese lugar, así que la intriga por entender las múltiples incógnitas que se plantean va en aumento. Finalmente las respuestas acaban llegando, y la explicación que da sentido a los hechos es sólida.

En consonancia con esa premisa, la protagonista Elizabeth Shaw representa casi todo lo contrario a Ellen Ripley. Si la teniente no tenía otro objetivo que el de destruir a los xenomorfos sin importarle lo más mínimo su procedencia, el personaje interpretado por Noomi Rapace desea conocer a sus creadores y los misterios que la rodean. Otro de los principales integrantes de la misión es David, un androide mucho más complejo que cualquiera de los presentes en la saga Alien cuya actuación a cargo de Michael Fassbender es impecable.

Y por desgracia, hasta aquí llegan los buenos personajes en Prometheus. El resto son aceptables en el mejor de los casos, insustanciales en la mayoría y un par de ellos directamente ridículos. Hay un montón de tripulantes de la nave que están ahí de relleno, mientras que los que sí reciben algo de atención tampoco destacan en exceso. Pero lo verdaderamente grave no es eso, sino las tan criticadas incoherencias y estupideces que cometen algunos de los personajes en determinadas situaciones. Si bien no destruyen la película, son lo suficientemente cuantiosas y graves como para erosionar la credibilidad del argumento, y cuesta entender cómo un director de la talla de Ridley Scott pudo dar el visto bueno ante semejantes sinsentidos. Y aunque menos numerosos, hay ciertos momentos en los que los personajes actúan como si esta no fuera una película seria y hubiera que meter chascarrillos o situaciones algo gamberras. Aunque no son errores en sí, estas situaciones están de más por completo.

Lo que sí está plasmado de forma bastante más seria en la película es su concepción existencialista. No es una faceta del film que dé para una profunda y extensa reflexión, pero sí que es cierto que Scott pone varios temas propios de la filosofía encima de la mesa. Hay un motivo muy claro por el cual se está realizando ese viaje, y no es otro que la necesidad del ser humano por buscarle un sentido a su existencia, de sentir que es producto de la mente de un ser superior y forma parte de un propósito mayor. Paradójicamente, es esa misma especie la que con el paso del tiempo ha acabado desarrollando un complejo de Dios, creyéndose igualmente digna de crear vida a su imagen y semejanza. Por último, también se plantea que esta relación entre el creador y su obra puede no ser idílica, y quien en un principio ha actuado como hacedor puede terminar destruyendo esa misma vida si considera que esta ha perdido el rumbo y no tiene derecho a seguir existiendo.

Ahora bien, todos estos factores que hacen a Prometheus tan diferente de Alien en muchos aspectos no significan que ya no haya alienígenas. Lógicamente el xenomorfo no está, pero sí un puñado de criaturas con muy buenos diseños y en alguna ocasión dotados de una cierta carga sexual que recuerdan a las obras de H.R Giger. Además, verlas en acción no tiene desperdicio, tanto por lo extremadamente letales que pueden llegar a ser como por el altísimo nivel de los efectos especiales. Respecto a esto último, es obvio que como superproducción la película no va falta de medios, y al igual que tantas otras en la filmografía de Scott, cuenta con una fotografía prodigiosa

En conclusión, Prometheus no es la gran precuela en la pudo haberse convertido ni una vuelta de Ridley por todo lo alto al universo Alien, pero tampoco ese desastre tan ferozmente criticado por muchos fans. Se trata de una película más sofisticada y valiosa que el blockbuster de turno, pero la torpeza de la que hace gala en lo que a coherencia argumental se refiere le hace perder bastante por el camino.
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CousIand
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5
6 de mayo de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por tercer año consecutivo, otra película de Leprechaun entre manos y una nueva oportunidad para que su desenfadada propuesta logre hacer pasar un buen rato a quien busque algo de humor negro y una moderada dosis de sangre.

Tal y como ya ocurría en la entrega anterior, Leprechaun 3 empieza desde cero y establece reglas propias, si bien las escogidas aquí tienen algo más de sentido que entonces. Esta vez gran parte de la gracia reside en el escenario, cuyo atractivo es incuestionable. Pocas ambientaciones contemporáneas son más temáticas para una película de Leprechaun que una ciudad como Las Vegas, pero no hay que olvidar que esta es una cinta con escasos medios. No sorprende ver que la mayoría de la acción transcurre únicamente en un casino, y que además el duende se pasea durante bastante tiempo por otras localizaciones mucho más típicas y sin tanto interés. Aún así, la estancia del duende en la ciudad del vicio da para un leprechaun con más escenas graciosas y buenas rimas que nunca.

Por desgracia, la cinta recurre en repetidas ocasiones a un recurso muy molesto, que es cortar las apariciones del leprechaun de forma abrupta o hacerlas demasiado cortas, convirtiéndolas en pequeños gags. Y si bien hay otros personajes secundarios orientados hacia la comedia con momentos decentes en pantalla, no poseen ni la mitad de gracia que el villano principal y carecen carisma suficiente para mantener entretenido al espectador durante mucho tiempo. Peor es el caso de los dos protagonistas, que son tan insulsos como de costumbre y cuya capacidad interpretativa deja bastante que desear.

Pero si hay un aspecto en el que la película es superior a sus predecesoras, ese es el gore y las muertes. Los asesinatos son más imaginativos, y cuando deben mostrar algo de forma explícita, lo hacen con resultados más que solventes pese a la falta de medios. Sigue sin haber una gran cantidad de ellos, pero son suficientes y dejan un buen sabor de boca.

En resumen: dejando claro que en términos de calidad sigue siendo bastante justita y el telón de fondo de Las Vegas daba para más, Leprechaun 3 es una cinta divertida y probablemente el techo más alto que haya podido alcanzar esta saga en toda su existencia.
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CousIand
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Re:Zero -Starting Life in Another World- (Serie de TV)
SerieAnimación
Japón2016
7.1
847
Animación
9
1 de mayo de 2018
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Re:Zero es un anime cuya apariencia engaña como en pocas ocasiones. Con un envoltorio conocido que a priori puede recordar bastante a obras muy conocidas como Sword Art Online, esta adaptación de la novela ligera de Nagatsuki Tappei se trata en realidad de una experiencia mucho más única de lo que parece.

De entrada, los primeros ingredientes que dan vida a esta historia son bastante simples: el protagonista es un hikikomori llamado Subaru Natsuki, que un buen día es transportado a un reino de fantasía medieval donde conoce a una joven de pelo plateado a la que intenta ayudar recuperando la insignia que le han robado. Aunque el joven no tarda en restarle importancia al hecho de que esta atrapado en otro mundo y por ello pueda parecer innecesario hacerle llegar desde nuestro presente, es ese mismo origen basado en una vida presumiblemente aburrida y con pocos amigos lo que configura su arco de personaje. Subaru es un chaval inmaduro y con comportamientos infantiles, por lo que en un principio se siente fascinado ante esa nueva realidad e intenta hacerse el héroe sin que nadie se lo haya pedido, como si se encontrara en un videojuego donde él es el protagonista destinado a ayudar al resto. Sin embargo, no tarda mucho en comprobar por las malas que él no es un noble caballero capaz de derrotar a todos sus enemigos.

Porque, y aquí llegamos a la verdadera salsa del anime, si hay algo que Subaru experimenta a lo largo de los 25 capítulos que dura esta temporada eso es el sufrimiento y la desesperación mas absolutas. El protagonista no tarda en ser asesinado y esa misma situación se repite muchas veces más, pues tras cada muerte todo vuelve a reiniciarse desde una especie de checkpoint y él es el unico que recuerda lo que ha ocurrido en los intentos anteriores. En consecuencia, cada uno de los tres arcos que compone la temporada se convierte en un bucle donde Subaru ve sus planes fallar una y otra vez, e incluso a aquellos a quienes intenta proteger morir de formas horribles. A pesar de esto, la sensacion de progresión no desaparece mientras la cronología está estancada, porque a través de un doloroso proceso de ensayo y error el protagonista adquiere un conocimiento cada vez mayor sobre el peligro con el que está lidiando y la forma en la que debe tratar con los personajes de su entorno.

Así es como Lugunica pasa de ser un reino medieval más de entre todos los que se han creado para otro animes a un lugar hostil y peligroso cuya historia nos importa, porque sus problemas internos pueden convertirse en verdaderos infiernos para los personajes. Si hay una criatura legendaria que lleva décadas emboscando a viajeros en los caminos y Subaru necesita acabar con ella para avanzar, más le vale ir preparado si no quiere sufrir un destino fatal. Si aparece un grupo de fanáticos que asesina a cualquiera que se ponga en su camino sin ningún atisbo de piedad, Subaru no hará más que fracasar con catastróficas consecuencias hasta que tenga un plan lo bastante bueno con el que poder pararles los pies. Y es por ello que, aunque se sabe que tarde o temprano habrá una victoria, el camino hasta llegar ahí es tan tortuoso y está plagado de tantos reveses que en el momento uno no puede hacer otra cosa que sumergirse en esa espiral de desdicha.

Ahora bien, ninguno de esos factores podría verse plenamente aprovechado sin un buen elenco de personajes que los acompañen. El propio Subaru es un protagonista mucho mas interesante de lo que pueda parecer inicialmente, ya que su actitud irresponsable y superficial en ocasiones no es idealizada ni se normaliza para mantenerlo en el estereotipo de joven bromista y distendido, sino que se convierte en la fuente de varios problemas y eso le lleva a evolucionar como personaje en la segunda mitad. Además, ante un cúmulo de desgracias tan extenso el personaje queda expuesto en repetidas ocasiones como lo que en el fondo es: un chaval normal y corriente que se ve superado por la situación actuando de forma errática y desesperada, y viendo que por más que lo intenta no es capaz de salvar de la muerte a sus amigos.

Por su parte, el reparto de secundarios es especialmente extenso y hay un buen puñado personajes a los que es fácil coger un cierto cariño. No obstante, por la propia extensión que tiene el anime resulta imposible darle mucho protagonismo a la mayoría de ellos, así que haría falta una segunda temporada que continúe adaptando la novela ligera para continuar desarrollándolos. A parte, existen principalmente otros dos que casi podrían considerarse también protagonistas: Emilia y Rem. Si bien su papel está condicionado en parte por la parte del romance, que también tiene su espacio en el anime, ambas van mucho más allá de eso y funcionan de manera independiente. Son personajes con un buen trasfondo y cierta complejidad, cuya relación con Subaru pasa por bastantes conflictos y complicaciones que aportan riqueza a la historia.

Una vez desmenuzadas las claves que hacen tan especial a esta obra, cabe mencionar unos aspectos audiovisuales que no se quedan atrás del resto del conjunto. La animación es muy buena por lo general, con unos escenarios y personajes tan coloridos como detallados, aunque en los últimos capítulos se nota un cierto bajón de calidad. Por otro lado, los openings y endings son una maravilla, y aún así el anime se permite el lujo de saltárselos en muchos capítulos otorgando así más minutos del episodio en sí. Y de la banda sonora poco se puede decir a parte de que está a un nivel sobresaliente.

En definitiva, Re:Zero es una joya que en su interior esconde mucho más de lo que se ve a simple vista. A pesar de su apariencia no demasiado original, se trata de un anime profundo y con una enorme personalidad. Ciertamente esta es solo la primera temporada de una historia a la que todavía le queda mucho por contar, pero con este comienzo hay motivos más que de sobra para esperar con ganas una segunda o bien correr a leer la novela ligera.
CousIand
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