El título "Quemar después de leer" es tan surrealista como la trama de la propia película. Los personajes se ven envueltos en un lío enorme que se ha montado por pequeñeces sin importancia. Lo absurdo de todo esto es que incluso la CIA interviene sin saber muy bien qué hacer. La película la recomiendo por la sátira que hace respecto a todo lo que tiene que ver con el espionaje y también por los tintes cómicos que consiguen la risa del espectador (Brad Pitt está genial en su papel).

Con Ágora sucede algo extraño: o te gusta mucho o no te gusta nada. Aún me estoy preguntando el porqué. A mí personalmente me gustó bastante porque dejando de lado que se trate de una película histórica, trata temas de mucha actualidad: el fundamentalismo religioso, el machismo o la mala acogida de ideas revolucionarias por parte de una sociedad que no está preparada para asimilarlas. En definitiva, es un análisis profundo de la sociedad en un contexto histórico anterior pero que no dista tampoco demasiado de la realidad presente. En mi opinión, el personaje protagonista encarnado por Rachel Weisz tiene mucha potencia. Que se trate de una mujer da una vuelta de tuerca al género histórico, protagonizado normalmente por hombres y en donde las mujeres suelen tener un papel secundario, generalmente como amantes del protagonista. Aquí no, y además no tenemos la típica historia de amor porque esta mujer no la necesita, ya que sólo vive para pensar. Aparte de la protagonista tenemos la historia que transcurre entre el ocaso de la cultura clásica y el auge del cristianismo. Por mi parte no veo que Amenábar se haya posicionado a favor de unos o de otros, simplemente explica lo que sucedió denunciando las actitudes más fundamentalistas. Y por lo que respecta a la ambientación está muy cuidada. El único fallo es dejar los edificios y las esculturas blancos, cuando por aquella época es sabido que estaban ambas cosas pintadas.

En esta película, rodada siguendo o intentando seguir las reglas del Dogma'95, Lars von Trier nos muestra a un grupo de jóvenes que deciden irse a vivir juntos en un barrio de gente adinerada para explorar "su idiota interior". Con su idiotez se enfrentan a un mundo que les demuestra constantemente que no está hecho para aceptar su deficiente comportamiento, sino mas bien para invisibilizarlo y dejarlo aparcado en el olvido. En ningún momento von Trier muestra su aprobación o rechazo a la actitud de estos disidentes. Se dedica a mostrarlos tal y como son, con sus contradicciones, sus miedos, fracasos y éxitos. Respecto al modo de rodar este film, el director se ciñe bastante a las normas del Dogma, no obstante, no lo consigue al cien por cien ya que en algún momento podemos escuchar música extradiegética y en el caso de los actores tampoco creo que estén improvisando a lo largo de toda la película. Y es que el Dogma está para seguirlo pero también para romper sus reglas.

Con El curioso caso de Benjamin Button, el director de El Club de la Lucha o de Seven se desmarca por completo de la manera de hacer de sus anteriores películas. No obstante, no se ha olvidado de Brad Pitt, un actor que aquí le sirve muy bien como reclamo del público. Es cierto que a nivel de maquillaje y de decorado la película puede ser muy bien calificada como excelente, no lo niego. Pero a nivel de movimientos de cámara y de argumento no aporta nada nuevo. La visión de esta historia es absolutamente idealizada y nada transgresora, todo lo contrario de El Club de la Lucha. Está por ver qué camino seguirá el director en su próxima película, si su estilo propio o el más acorde a los gustos de la industria cinematográfica hollywoodense.

Debo decir que la nueva película de Sam Mendes me sorprendió bastante por varias cosas. En primer lugar, por la pareja protagonista. En este caso no se trata de una pareja con una relación tormentosa y llena de altibajos como solemos ver casi con demasiada frecuencia en el cine. No, aquí lo que tenemos es a una pareja poco convencional pero que se lleva bien (algo que a pesar de que existe parece que al cine se le haya olvidado). Esta pareja (cuyos actores hacen una brillante interpretación) tiene que enfrentarse a un mundo en que la mayor parte de las familias no son como la que ellos habían imaginado a la hora de concebir su hijo: o son excéntricas, o están desestructuradas o conviven con problemas varios. Estamos ante una película optismista en el sentido de que aunque la mayoría de las familias tengan problemas, no por ello hay que desistir en tener una si se desea, ya que uno no tiene porqué terminar siendo como las demás. A lo largo de esta "road movie" los protagonistas madurarán hasta llegar a la conclusión que el mejor lugar donde quedarse dependerá de ellos dos, no de los demás. Es, en definitiva, una comedia con la que te echas unas buenas risas y, al mismo tiempo, una profunda reflexión sobre la pareja y la familia.

Apunte: Aprovecho para decir que está bien leer las críticas de los demás para conocer distintos puntos de vista, sin olvidar que también hay que ser crítico con los críticos aunque éstos tengan nombre por el hecho de escribir en un periódico o revista. El único criterio que cuenta a la hora de escribir es el propio, si escribimos lo mismo que otros perdemos personalidad.