“Me rindo a los pies calzados con esos zapatos bailarines y del maestro que les hizo soñar.”

Es un honor iniciarme en el mundo de la crítica cinematográfica con ésta más que magistral obra, La la land. Debo advertir que me arrancó una sonrisa literalmente des del primer minuto y que, aunque esa no era mi intención, no fui capaz de borrarla en toda la noche.

A grandes rasgos, La la land es uno de esos consejos que marcan, probablemente, de por vida. Es un reconocimiento a los soñadores que aún persiguen sus sueños. Y lo es no de manera idealizada, jamás posible fuera de la pantalla; sino de manera realista y clara, quizá hasta a modo de advertencia.

Si nos centramos en la experiencia visual, el musical impresiona con ese estallido de color tan lleno de vida, concordando exactamente con cada una de las melodías que lo visten. Y sí, el repertorio musical supera las expectativas. Las piezas hablan por sí solas significando tanto o más que las palabras que les preceden.

Siguiendo en el campo de la banda sonora, personalmente me pareció un detalle encantador la referencia que el director, Damien Chazelle, hace a su anterior obra Wiplash (muy recomendable, por cierto). Además, fue de mi agrado la aparición momentánea del actor J.K. Simons, que también aparece en su otra película.

La actuación de Emma Stone y Ryan Goslin es para aplaudirles. Éstos han sabido encarnar a Mia y a Sebastian dándole a la pareja esa chispa tan peculiar y encantadora que enamora a los espectadores.*

El metraje no pretende abarcar muchos temas, se centra en unas pocas ideas principales y las deja claras. Se compromete con cada uno de los que trata y es de agradecer, ya que es algo que decae bastante en el cine actual.

La la land enseña a que debes perseguir tus sueños y no rendirte bajo ninguna circunstancia. Las cosas se pondrán difíciles, mucho, pero no puedes desistir porqué tu meta está por encima de todo. El director consigue concienciar al espectador de esa lucha tan necesaria asimismo que de las grandes trabas que te opondrá la vida.**

En conclusión, este metraje trascenderá en la gran pantalla y, en acorde con los grandes de Vanity fair, se trata de un clásico instantáneo. Por último, deseo felicitar a Chazelle por haber hecho de su segunda obra esta incalificable explosión y ya anhelo su siguiente filmo First man (2018).