Sin duda es una buena película con grandes momentos y actuaciones excelentes pero el arte
la política la economía y la vida social en general la siguen llevando los nuevos Rockefellers.¿Cuanto ha cambiado desde esos tumultuosos años 30? pues yo diría que mucho, en tecnología y armas nucleares, pero muy poco en nuestra condición humana, estamos hasta peor que antes, porque ese entusiasmo por la lucha para hacer realidad nuestros ideales desfallece con las mentiras de los buenos tiempos; con las migajas que nos sueltan cuando en un aparente bienestar general nos llenan de deseos y posibilidades, dirigiendo nuestros gustos y ambiciones para que ellos mismos se tronchen alas buenas o a las malas de mas riquezas.
Y claro cuando se acaban las festividades los invitados pobres son los primeros en pagar los
platos rotos de la fiesta. No nos equivoquemos quienes se tambalean no son los que detentan
el poder sino nosotros mismos engañados por no saber distinguir que esos cantos de sirena son realmente aullidos de lobos.

Nunca es tarde para reconocer nuestros errores y valorar nuestros aciertos. Esta película hecha para el corazón logra su cometido y conmueve desde la mirada de un hombre obstinado lleno de experiencias y reflexiones nos introduce en la vida misma. Somos los vagones de un tren cargados de todo lo humano que llegarán juntos al final de su trayecto y si es así entonces por qué no llenar esos vagones en lugar de estiércol y de oro lo llenamos de amor y sencillez como el remolque del personaje que nos conducirá a pensar de otra manera y a valorar las cosas en la medida de su sabiduría