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España España · Madrid
Críticas de Alacades
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
4
15 de noviembre de 2016
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iba yo a escribir sobre esta película cuando se me ocurrió leer otras reseñas, encontrando que coincido con alguna pero discrepo de la mayoría. Esto es normal, se podría pensar, lo normal es discrepar, lo raro es coincidir. Pero la cuestión no estaba en la discrepancia, si así fuese ni lo mencionaría, la cuestión está en los motivos de esa discrepancia. Dicen otros reseñadores, que la película es excelente por múltiples razones como por ejemplo: por lo magnífica actriz que es su protagonista principal; por lo bien que la película plantea los problemas psicológicos de su personaje; por manejar cuestiones filosóficas o literarias que hacen pensar al espectador, por mostrarnos como la protagonista usa con sus alumnos los más liberales métodos didácticos; por su extraordinaria banda sonora; por el recurso a la naturaleza para madurar sus problemas; y por muchas otras cosas que transmiten una idea de cine inteligente y equilibrado, y que yo también encuentro interesantes y comparto (aunque yo no le llamaría banda sonora a que pongan la radio cuando entran en el coche), y en general, estoy de acuerdo. Es como si esta acumulación de detalles incorporados a una película, hayan de llevar inevitablemente a que ésta sea muy buena.

Pero yo no creo que verter contenidos interesantes en una película vaya a convertirla, solo por ello, en una buena película, y lo digo con la convicción que me otorga el haber intentado seguir con el máximo interés la historia desde el principio, pero, a falta de unos veinte minutos me empezó a invadir un aburrimiento rayano con la somnolencia (jamás me dormí en un cine), que es una sensación que solo puede provocar una película que no ha cumplido sus más elementales objetivos básicos. Y no se puede aducir que su temática es muy simple, que maneja áridas cuestiones intelectuales, que es una película sencilla que se basa en lo cotidiano y que plantea los problemas corrientes de personas corrientes, lo que le resta atractivo. Y ahí es donde encuentro la paradoja, porque a mí, precisamente, ese tipo de historias sencillas que tratan de la psicología de la gente en sus problemas diarios, suelen gustarme. Y siendo así, ¿cómo una película con cuestiones tan a mi gusto me ha podido interesar tan poco?

Mi explicación es simple, desde el punto de vista de su contenido tiene todo lo que a mí me gusta, por lo tanto, si no me ha gustado, no es por lo que tiene, sino por lo que le falta. A mi modo de ver, le falta todo lo que hace relación al lenguaje cinematográfico. Una cosa es la historia (el contenido), y otra cosa muy distinta cómo nos la cuentan. Y esta, no nos la cuentan bien. Creo que les ha gustado a los que se han encontrado con un contenido muy afín a sus personalidades, lo que les ha deslumbrado haciéndoles olvidar que el cine es un compendio de disciplinas cuyo objetivo es crear buenas películas y ello al margen de su contenido, es decir que por encima de todo, prevalece la necesidad de hacer buen cine. Y en esta película los elementos propios del lenguaje cinematográfico están muy poco trabajados, la historia se cuenta de una manera plana, sin puntos de inflexión, sin esos momentos intensos en los que la historia sube, y sin esos otros de remanso en los que se toma un respiro. Aquí los giros más radicales de la trama ocurren en un ambiente excesivamente distendido, frio y que no resalta las cualidades del guion, transmitiendo distanciamiento y falta de emoción. Los elementos intelectuales, la música, el contacto con la naturaleza, todo ello queda bien, pero no consigue darle a la película la fuerza necesaria. Yo no sé hacer cine; no sé cómo debería haber sido “El porvenir” para que a mí me hubiera gustado; lo que sí sé es que me resultó plana, fría y distante a pesar de tocar temas que, habitualmente, me gustan.
Alacades
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6
22 de mayo de 2017
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por qué se suicidaron Stefan Zweig y su mujer en Brasil?

Nunca dejaré de asombrarme de aquella historia terrible de suicidio pactado a dúo. Cualquier suicida puede tener muchas y muy intensas motivaciones para quitarse la vida, y lo normal es que éstas obedezcan a problemas de índole personal o privada. Sin embargo Zweig no lo hizo por ninguna de esas razones, sino movido —esa es la explicación oficial—, por el terror que le producía su profunda convicción de que el totalitarismo dominaría el mundo. Se trata de una explicación que nunca me pareció satisfactoria, porque si todo el mundo obrase así, la humanidad debería haberse extinguido hace tiempo víctima de una gran depresión colectiva; así que no, no puedo entender qué nadie se suicide por tan inconsistentes motivos. Es verdad que en febrero de 1942 la guerra aún no se había inclinado a favor de los aliados, pero la entrada en la guerra en 1941 de la URSS y de los EEUU permitía ya dudar de la victoria nazi; y en todo caso, se suicida uno cuando todo está perdido, no antes.

Algo parecido debieron pensar los creadores de esta película, porque parece rodada con el único objeto de explicar a todo el mundo por qué se suicidó Zweig, tarea complicada visto lo extraño de las razones aducidas. El espectador aficionado a la lectura, o a la historia, conocerá estos detalles del personaje y la película le interesará aun reconociendo la dificultad de lograr ese objetivo y hacer a la vez una película entretenida, en cambio, los que no tengan un conocimiento previo del personaje y sus circunstancias, y vayan a ver la película como una más, podrán quedar decepcionados, porque es un film que va claramente dirigido a los conocedores del asunto. Y eso hay que asumirlo y aceptarlo y entendiendo que ese es el planteamiento de la película tengo que calificarla como buena. Habrá personas a las que les parezca un rollo, así la calificaron algunos que la vieron conmigo, pero desconocían el personaje y su interés se limitaba a ver una buena película, con una buena historia y unos personajes interesantes, o sea, una película convencional.

Y está muy claro que “Stefan Zweig: Adiós a Europa” no es un film convencional, es un film distinto. En primer lugar debo reconocer que, incluso habiéndonos gustado, le encontramos momentos tediosos, aunque esto quede en parte compensado por el hecho de que en otros momentos lo encontremos emotivo y clarificador. Es verdad que su tratamiento es un tanto frío, pero también lo es que tiene una factura estética muy cuidada, con bellas imágenes que van acompañando y enmarcando la idea esencial que quiere transmitir la película, que es revelar, a través de una secuencia continua de diálogos, un estado de ánimo marcado por el recuerdo de Europa, por su posicionamiento ante los gobiernos, por preguntarse si había hecho lo suficiente para ayudar a escapar a otros, y por lo que ya veía como algo irreversible: la imposibilidad de volver a su país; todo ello le sumió en un estado de depresión supina que, supuestamente, le llevó al suicidio. En algunos tramos, como en Nueva York en casa de su exmujer, los mensajes son reveladores; otros, en cambio, no los entendemos bien, como cuando incluye la carrera de caballos, de dudosa significación o simbología; pero también hay otros momentos, como en la conferencia de escritores de Buenos Aires, en que los parlamentos generan situaciones de fuerte quiebra emocional. Son secuencias sin conexión aparente, que va desgranando la película con aire de cine documental, más que de ficción, y con el toque de intimismo preciso para poder profundizar en la psicología del personaje; todo ello confluye en su conocido final, que, a mí me pareció magníficamente rodado, aun con ese punto de frialdad que mencioné antes.

El espectador potencial que desconozca la historia de Zweig, debería leer antes algo sobre la biografía y la obra del personaje. Conocer los detalles del final de su vida, lejos de destripar la película, le confiere sentido a la historia y permite colocar la mente en situación de poder entender y por ello poder valorar y, consecuentemente, disfrutar con lo que se está viendo. La motivación principal que debe llevar a ver esta película, es revisar la última época de la vida de Zweig, como un emotivo método de acercamiento a la comprensión de su decisión final; quien conozca los pormenores de aquella historia, se emocionará viéndola, quien los desconozca, se quedará más bien frío.
Alacades
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5
12 de diciembre de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es la clásica película sobre la que se debate buscando el sentido de su argumento; pero yo prefiero ir a Internet y leer la explicación de la novela de origen, explicación que, dicho sea de paso, es casi imposible de acertar y además, aunque se acertase, tampoco gustaría más por ello. Es una historia con un enorme abanico de posibles interpretaciones, pero no gusta más porque se haya dado con la correcta. El visionado de “2001: una odisea del espacio”, nos ofrece unas secuencias de una duración excesiva, incompatible con el nivel de entretenimiento que exigía el público de antes de aquella época; hay secuencias que duran diez o incluso veinte minutos, que solo contienen imágenes abstractas, sin personajes, sin acción y sin diálogo. Pero también hay otro hecho de signo contrario al anterior, que es el gran éxito inicial en taquilla a pesar de las críticas contrarias en su estreno y, en esa misma línea contradictoria, las opiniones actuales abundan en sobresalientes pero también tiene muchos suspensos. En fin, que un éxito apabullante en taquilla y cincuenta años de muy buenas valoraciones son indicios de que algo bueno tiene que haber. ¿Entonces, qué factores han seducido tanto a sus partidarios como para que no les importe tener que soportar su incomprensible trama y sus pesadísimas secuencias?

En principio, quien va al cine y no entiende nada de lo que le cuentan, es un potencial detractor, pero creo que a muchos espectadores de esta película les dio igual el significado de su trama, fundamentalmente, por su poco peso, sus escasos diálogos, y sus papeles deliberadamente insustanciales. Así que cabe perfectamente que, a pesar de no entender nada, el espectador quede deslumbrado por su impresionante estética y salga del cine emitiendo unos juicios muy positivos a pesar de una mala comprensión de su trama. De hecho creo que la estética es la clave; es fundamental para los que están a su favor e, incluso, los que están en su contra la reconocen, en cierta medida, como notable. Para unos, es maravillosa y pone en valor la trama, para otros, no llega a ser suficiente como para compensar una trama ininteligible; pero, en ambos casos, el valor de la película lo basan en su estética. O sea, que la estética es la clave, la trama pesa poco y sólo la fase en la que interviene HAL, el superordenador, se introduce esa idea de inteligencia autónoma, muy interesante, pero que se diluye frustrando el momento de más expectativa argumental. Y en la estética, el aspecto musical es importante; el arranque con el tema de Zaratustra, es excelente porque aquella música de vanguardia del inicio del siglo XX, se inserta perfectamente en un escenario interestelar; en cambio, los valses de Strauss, me parecen absolutamente fuera de contexto; claro que es una música muy agradable, y a base de oírla en la película y en el concierto de fin de año, la gente ha acabado pensando que se adapta bien a la historia, pero yo no comparto esa idea, cada vez que la oigo espero ver aparecer por allí la estética vienesa (Romy Schneider, sus trajes y sus salones de baile), y me disgusta que no aparezca.

Hay también factores externos a la propia cinta, que influyen en su éxito pasado y presente; uno es el oportunismo de Kubrick, al presentar su película en plena carrera espacial (a un año de la llegada del hombre a la luna), y con un formato de superproducción del que nunca antes había disfrutado la ciencia ficción; también coincidió con un marcado cambio generacional (1968), que hizo que los jóvenes la mitificaron y la fijaran como la representación de un futuro nuevo e ilusionante; y también supuso un punto de inflexión en la industria, cuando el cine empezó a tener un tono más introspectivo, cuando se repitió tanto aquel comentario de: “está bien pero es muy lenta”, y empezó a proliferar un cine de una imagen cuidada y perfeccionista, pero sumamente tedioso. Son factores externos, sin relación directa con la película, pero configuraron unas circunstancias favorables, decisivas para su éxito.

Así que con esta película pasa, quizá más que con otras, que para saber cómo va a reaccionar un espectador al verla, habría que saber el tipo de compromiso que cada uno tiene con el cine, si es más artístico, o más lúdico; cuanto más se acerque al arte, mejor será su valoración, cuanto más se acerque al entretenimiento, será peor.
Alacades
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9
2 de enero de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viene El libro negro a engrosar la abultada lista de películas referidas a la II Guerra mundial, en este caso a la ocupación alemana de Holanda; y toca temas como el ambiente de la resistencia, la salvación de judíos holandeses, las constantes acciones contra los alemanes, o cierta actividad propia de espías. Son asuntos que están ya muy manoseados, pero que aquí se tratan con algunos matices diferenciadores respecto a todo lo anterior, como por ejemplo, el hecho de que el papel principal sea femenino, lo que es infrecuente sobre todo teniendo en cuenta lo activo y autosuficiente de su papel; o como el también novedoso tratamiento de los intervinientes en el conflicto, que no es el repetitivo de nazis malvados, aliados nobles, y judíos inocentes e indefensos; aquí los distintos personajes están sujetos a debilidades, o a virtudes, pueden ser espabilados o ingenuos, patriotas o traidores, crueles o bondadosos, desprendidos o egoístas, sin que influya, para ello, que sean alemanes, holandeses, judíos, anglosajones, o cualquier otra grupo, todos sin excepciones pueden entrar en cualquiera de esas categorías. Esto sitúa la trama en un ámbito moral que se nos escapa un poco de tan acostumbrados que estamos a los esquemas de siempre; en cualquier caso la película es dura por tratar un tema serio y trascendente, pero no en forma excesiva porque el planteamiento del director prioriza la acción, en detrimento del aspecto dramático de la historia.

La trama es de tal complejidad, que, a pesar de las más de dos horas de duración, la película no da respiro al espectador que se la traga en un suspiro, y ello sin que su densidad la haga incomprensible, o demasiado difícil de captar. Se sigue bien. El problema que podría surgir en este tipo de películas es que no se cierre bien su trama y queden flecos sueltos que no cuadren, o que sean excesivamente inverosímiles. Me parece que en un alto porcentaje está todo bastante bien encajado, y aunque siempre haya algún detalle difícilmente creíble o que suscite dudas, lo veo todo bien casado, o cuanto menos, lo suficiente casado como para asegurar un resultado satisfactorio.

Porque, al final, es difícil que no aparezca algún tipo de reticencia, siempre hay elementos, por pequeños que sean, que se pueden cuestionar. Y digo yo: ¿no serán todas esas pegas una forma de buscar una coartada contra algo que no nos gustó del todo? Yo creo que una película que arrastra al espectador de principio a fin sin darle tiempo a cuestionar nada, y que además contiene momentos intensos y emotivos, tiene que ser forzosamente una buena película, por dura que sea o por inconsistente y poco creíble que pueda ser su guion. Las pegas que, en una situación como esa, se le puedan poner a la trama por falta de rigor, o por cualquier fallo del guion, han de tener una importancia muy pequeña, más que compensada por la eficacia del resultado; si me he tragado las pegas durante el visionado y las he digerido, es que están justificadas; así es como entiendo yo el cine, tiene que hacer que me parezca corta la película, y tiene que emocionarme. Si no se cumplen esos dos requisitos, ya me encargaré yo de encontrar todas las inconsistencias que carguen con la responsabilidad de ese mal resultado; seguro que no se me escapan.

En definitiva me ha parecido una película excelente, que toca un tema complejo de una manera sumamente activa y entretenida, sin que ello suponga merma de la trascendencia exigible, al abordar rigurosamente tan serio asunto.
Alacades
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7
9 de diciembre de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine duro el que se ha sacado de la manga Raul Arévalo, pero además muy duro y yo creo que no sólo por las tremendas escenas de violencia cruda y descarnada que salpican la película, sino también por la contemplación, absolutamente verídica, de la sociedad que se ve reflejada en ella, sin tapujos, en toda su esencia, y mostrando su rostro más desagradable; además, es una realidad que existe, que está ahí a la vuelta de la M-30, coges el coche y en unos cuantos minutos has llegado.

Todo da vueltas alrededor de un bar y de la gente del barrio que lo frecuenta; podría ser un barrio cualquiera, pero no lo es, el bar está en uno de esos barrios de Madrid en los que la vida es dura porque no hay trabajo y si lo hay, es un trabajo deleznable que no permite vivir ni tener expectativas de futuro lo que repercute sobre el lugar, allí la vida es pobre, las viviendas también lo son, los coches son viejos, la cultura brilla por su ausencia, las amistades son peligrosas, y la gente es desconfiada, hortera, mal encarada y además puede tener un pasado con antecedentes carcelarios. Todo eso da como resultado una imagen del barrio que, inevitablemente, traslada esas apreciaciones a cualquier visitante que deambule por allí. Claro que eso puede dar también una imagen injusta, por sesgada, del lugar, porque viven allí, diariamente, montones de personas que tienen una vida común de lo más normal y corriente, incluso, a lo mejor, hay allí gente con cierto buen gusto y sin antecedentes de ningún tipo, que habitan el barrio sin toparse jamás con el más mínimo conflicto. Pero claro, esto es cine, y además cine de acción y cine descarnado, y este tipo de cine no pierde el tiempo enseñándonos las vidas sencillas de personas a las que no les ocurre nada extraordinario, no es ese su objetivo; este tipo de cine enseña el lado más oscuro del barrio, y ni miente ni exagera cuando lo hace, porque se limita a exponer la auténtica realidad a través de su rostro cutre y desdentado, feo como el bar de referencia, y como las personas que lo frecuentan.

La película rezuma realismo, la historia es buena y su resolución brillante; solamente le achaco una cierta premiosidad, en el sentido de que tarda en explicar el meollo del asunto propiciando un tramo inicial insípido y desangelado hasta el momento en que empezamos a atar cabos y a comprender. Y todo eso es porque se nos cuenta la historia de forma encriptada y parsimoniosa, lo que podría ser interesante si diera los datos que facilitasen las pesquisas del espectador, pero no lo es tanto porque los datos que se enseñan, propician más la desorientación que la formulación de hipótesis. Sin embargo, desde que se comprende en su totalidad lo que allí se ventila, la película avanza sobre ruedas hasta una fase final que es todo un ejemplo de buen cine, aunque, a mi modo de ver, no llegue a ser del todo satisfactorio por esa tardanza inicial en situar al espectador. Las escenas de violencia física y psicológica aparecen enseguida y son terribles, pero a mí, como espectador me afectó bastante más la intimidación psíquica que ejerce el medio social en que se desarrolla la película, sumamente triste y deprimente pero absolutamente real y verídico.
Alacades
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