Cuando juntas el impresionante argumento, partitura musical y estética de el lago de los cisnes y el poderío visual, detrás de la camara, del señor Aronofsky sale una película que te zarandea y te aferra a la butaca a su antojo. Natalie Portman está sencillamente escalofriante en su papel de Nina. Ofende simplemente una mínima duda sobre sus meritos para ganar el Oscar...incontestable. Los últimos 30 minutos de la película son de lo mejor que he visto en tiempo, con un final simplemente catártico, sin palabras. Me han dado ganas de levantarme y aplaudir, como en el teatro, hasta reventarme las manos , pero mi pudor me ha reprimido finalmente.