Belleza
Con imágenes hermosas es posible mostrar la crudeza del amor. Pareciera que es la máxima de este corto, que nos lleva en 15 minutos, a recorrer sólo parte de las infinitas e insondables formas que puede tomar este manido concepto.
Cada historia nos deja con la sensación de haber visto sólo un segundo de la vida de cada personaje. Sin embargo, pareciera que, de todas formas sabemos el final. La conversación en el celular, desde la imagen del satélite, la hemos visto y escuchado cientos de veces. Los amantes que logran el amor y caen en el desamor infinitas veces. El amor desde la ventana. Cada imagen nos hace querer quedarnos y poder escuchar el relato desde quien lo vive.
Una animación colorida, que transforma al color en otro personaje.
Hermosa lectura que nos hace revisitar el tema por vez cuatrocientos cincuenta mil. Tal vez es el gran valor de este corto, volver al tema del amor, sin cuestionarnos la cantidad de veces que la hemos visto en el cine y en las infinitas formas del arte. Y que volveremos a ver....antes de que sea sólo recuerdo.
Bravo.

Una película donde el paisaje pasa a ser otro protagonista de la historia, y donde la sensación de estar atrapadas de ambas protagonistas se hace aún más fuerte. El peso de no tener adonde escapar, marca todo el espacio.
Ambas actrices maravillosas en sus roles, además de un niño actor encantador, quien carga con el trabajo de mantener la dulzura de esta historia.
Una visión del mundo de la mujer que no cambia en otros lugares del mundo. Los prejuicios y situaciones económicas y políticas que envuelven las historias de Adja y Lára son transversales y hacen el mismo daño en cualquiera de los continentes.
A mi juicio, bella película, hecha con delicadeza y cariño.

Reconozco que vi esta película para reírme un rato. El tráiler y la introducción hablaban de situaciones divertidas respecto de un joven judío en la Europa actual.
Al inicio si hay algo de eso, pero conforme pasan los minutos, creo que me fui sintiendo cada vez más angustiada, la vida de Motti ya no aparece divertida, sino triste y perdida dentro de un mar de tradiciones y muros culturales que no ceden al paso del tiempo.
Una madre devoradora y egocéntrica, un padre presente sólo en cuerpo, que debe encerrarse en el baño para poder hablar con su hijo de forma más privada, un hijo que teme de sus propias ambigüedades.
Triste. No queda otra alternativa mas que bajar la vista y esperar un mejor futuro para el muchacho. Triste