En realidad esta segunda entrega apenas y se separa del concepto original y su trama. Lejos de eso, sigue siendo una extensión de todo lo mismo que tiene de bueno y malo la primer película. En realidad está muy lejos de desapegarse del concepto original, tanto así que ni siquiera cambia la víctima, los personajes, el asesino, el escenario ni apenas nada de la primer entrega. El asesino sigue buscando matar a quien no pudo en la primer película y en su camino se quita de en medio a quienes le suponen un estorbo, siempre con su estilo metódico, frío y siniestro tan característico. No cambiando ninguno de estos elementos la mayor parte de críticas resultan huecas y sin sentido al criticar este aspecto.

El único motivo por lo que objetivamente se podría afirmar que esta segunda película es ligeramente peor que la primera es por no haber aportado una idea diferente y en su lugar continuar exactamente con la misma trama de la primera. Además de buscar forzar vínculos en la historia solo por conveniencia del guion o de dotar a Myers con unos poderes más bien sobrenaturales como no lo habían hecho de esta forma en la primer película. Esta falta de creatividad, y de sobreexplotar su argumento central como dar más poder al asesino son indicios sin duda de decadencia y por eso su nota debe ser algo inferior a la primera. 5/10.

Todo además cometiendo los mismos fallos absurdos que cometen casi o prácticamente todas las películas de estos géneros y que quitan mucha seriedad a la obra por cuanto resulta muy poco realista. Ejemplos de estos son tan antiguos como recientes, y se descubren en esta película en más de una ocasión estos fallos como cuando los personajes muchas veces cometen errores muy infantiles y sin sentido como no hablar a tiempo con las debidas autoridades o personas oportunas, no agarrar armas cuando tienen oportunidad, o escapar efectivamente cuando hay ocasión, y, por sobre todo, tener una confianza y tan poco sentido común totalmente surrealista en los momentos de peligro.
Y además por no mencionar lo molesto y tan poco creativo que es de parte de los escritores rellenar la trama con las pocas interesantes, sobreexplotadas y tan innecesarias (en todo sentido) escenas de sexo o derivados que siempre utilizan como comodín por excelencia para sus obras. Especialmente en géneros como estos.

Bueno, pese a todo el concepto de un asesino totalmente psicopático, incapaz de sentir remordimiento alguno y que está desprovisto de completa humanidad, y que por lo mismo asemeja más a un demonio que a un humano, que tiene como cometido acechar y asesinar a sus víctimas fríamente sin mediar palabra alguna, es una idea original, fresca y francamente interesante. La tensión que se respira por causa suya y la constante preocupación logran estar latentes en los momentos donde su aparición se vuelve cada vez más inminente hasta que se manifiesta finalmente y cumple su atroz objetivo que nos venía proponiendo implícitamente con su macabra presencia. Esto es posible gracias al concepto de monstruo que es el villano: Un perfecto homicida psicópata, frío, calculador, metódico y despiadado que es movido solo por sus deseos de sangre. Claramente no es un villano con "alma" ni bondad interior, o que busque dejar una enseñanza sobre quienes deja caer su necesidad de sangre. Simplemente es un demonio sediento de maldad. Tal como nos lo deja en claro la película.
Querer encontrar una especie de moraleja en todo esto es simplemente querer encontrar fantasmas y señales divinas en cualquier parte.

Pese a todos los fallos mencionados al principio de esta crítica, sería una injusticia darle a una película con un concepto interesante como este una calificación negativa, y por eso aún después de todo la nota final que merece es un 6.