Esta miniserie, quiere dar una impresión de veracidad histórica al plantearla como un mixto entre documental, opiniones de novelistas, grabados y película al uso. En cualquier materia de opinión: libros históricos, ensayo, documental, etc., es casi imposible que se nos muestre la verdad absoluta acerca del tema tratado, porque siempre se estará decantando la opinión, del lado de quien la expone. Por ello, si además no existen demasiados datos completos y fiables, como es el caso de la vida y milagros del emperador Cómodo, es cuestión de no pedir peras al olmo, y contar con que estas seriecillas de TV están diseñadas con porcentajes preestablecidos de amor, sexo, intriga y violencia, para ser atractivas al público sin exigencias.
De la veracidad histórica de los hechos, mejor pasarla por alto; esto es un espectáculo, no una clase de historia. Sin embargo, sí hay algo que se pueda criticar objetivamente, y es el material final, lo que vemos.
Cuando empecé a verla en Netflix, pensé que mi velocidad ADSL estaba por los suelos, pues se veía borroso. Después, se enderezó y empecé a verla en HD. Con fastidio, he visto que a lo largo de toda la serie, han ido mezclando una colección de imágenes repetidas desenfocadas, con un color pésimo, y a modo de introducción a la situación que viene, junto a las de HD que corresponden a los historiadores intervinientes y a la pelicula en sí.
La sensación es que se ha hecho todo con retales de aquí y allá, porque no está justificado tal amasijo. Abusan de la repetición de un conjunto de planos idénticos, para introducirnos en el siguiente escenario. La escena de dos senadores que se dirigen al edificio del Senado, o la plaza donde está siempre el mismo hombre, o el canario naranja en su jaula, son repetidas hasta aburrir. Las actrices llevan la misma indumentaria, aunque vayan pasando los años, y el emperador, el mismo peto. El ahorro ha sido la mayor preocupación del director, con resultados muy lamentables.
Los interiores del palacio, el senado, y otros lugares, son pobretones y sin ningún tipo de lujo esperable, puesto que estamos donde vive o frecuenta el emperador, el hombre más poderoso de la Tierra. Jamás se ve completo el Coliseo, sólo unas gradas con un grupo de gente. Todas las escenas de guerra, se sitúan en la misma pinada. Penoso y cutre.
Otra cosa muy chocante, lo nunca oído, es que no tutean al emperador -como es lo normal en cualquier película de romanos, en donde hasta el más zarrapastroso lo hace-, y se dirigen a él con un "usted", y al Senado con "ustedes", que te revienta los oídos y los modelos al uso. ¿En el equipo de doblaje, no ha habido nadie capaz de darse cuenta de tal metedura de pata?
Cómodo fue emperador en el siglo II de nuestra era. En esa época, no existía la palabra "usted", y es a partir del siglo IV cuando empieza a esbozarse.
Para quien desee info, aquí la tiene http://www.academia.edu/1616005/_Cuándo_tutear_al_emperador_Pronombres_TU_T_VOS_V_en_las_cartas_de_Quinto_Aurelio_S%C3%ADmaco
En resumen, esta serie es un quiero y no puedo, hecha de recortes que no pegan entre sí, y una parquedad notable de medios. El actor que personifica a Cómodo, sí me ha gustado, pues sabe transmitir el carácter pusilánime, inmaduro y dubitativo que, al parecer tenía. Incluso tiene parecido físico, comparándolo con sus efigies.
Netflix la valora con un 3,7 y no se merece ni un dos. La he calificado con un dos, por pena de darle un uno.

Esta serie, de la que he visto cuatro capítulos -suficiente- me parece un batiburrillo de tópicos que no me voy a molestar en listar. Tiene de todo un poco, para que guste a todo el mundo, más bien, a cualquiera. Previsible en sus personajes y hechos: poltergeist, puertas a otras dimensiones; personajes patéticamente retratados y archiconocidos: la chica con pinta de anoréxica, el chulo, el insociable, los niños malos, el negrito, el gordito sin dientes, y la ILUMINADA, que lo mismo lo entiende todo, que no se entera de lo más fácil. Un Bodrio con mayúscula, pero como parece que está de moda, algunos la ponen a nivel de obra maestra, y así quedamos de cine. Netflix le da 4,7 sobre 5; barren para adentro, engañarán al espectador y se magnificará en las redes sociales, pero no por eso la harán más buena. Winona Ryder, histérica y con la cabeza ida todo el tiempo... Aquí me quedo.

Es una tontada con pretensiones de novedad. Mucho truco digital, pero poco más. Si tienes 90 min. para perderlos, ¡adelante!. Que un trozo de metralla de teléfono móvil, junto a la oreja, dé superpoderes, no se lo cree ni mi gato. La dejé de ver a la media hora, por pelmaza. Por aquello de darle una oportunidad, la seguí viendo más tarde, hasta el final, esperando el milagro. No hubo milagro.

La avaricia rompe el saco; esto es lo que le ha pasado al señor Pfister. Empieza su película con una idea prometedora, pero conforme va avanzando, añade múltiples planteamientos y poderes al personaje, que son inverosímiles, como extenderse a toda la faz de la Tierra mediante sus elementos agua, aire, tierra..., y al final, materializarse en persona.
Conforme avanzaba el tema, mi puntuación iba bajando, hasta llegar a los dos puntos que le he dado, porque aquí se valora el resultado de una película, no, si eres novato o es tu primera obra. De las críticas se aprende.
Hasta la mitad del film, todo va más o menos bien, pero a partir de la instalación en el desierto de todo el maremagnum de proyectos científicos, hay una locura sin justificación en todo lo que presenta: decenas de personas que acuden para ser curadas, y de paso, se convierten en ciberzombies; centenares de urnas incubando nuevos seres con no sé cuáles capacidades; el poder que en burbujas sube de la tierra, para crear o destruirlo todo. Cosas sin sentido, la filosofía del todo vale, con el gancho engañoso de actores consagrados, y con muchos millones de dólares de por medio.
Aguanté viendo la película hasta el final, con la esperanza de que se arreglara en algo, pero como no podía ser de otra manera, tuvo un desenlace inconcebible, que no encajaba con los inmensos poderes que tenía el protagonista. Si hubiesen mandado a la pareja a otro Universo, hubiese quedado mejor.
En fín, un bodrio con todas las de la ley. Una pérdida de tiempo el verla.

Lo que vale es media película, la primera parte; y la segunda no cumple ninguna expectativa que se haya podido tener, porque una vez resuelto el problema, no pasa nada más. Los interrogantes que se tenga, ahí se quedan. Da la sensación de que la idea inicial no da para más, y lo que sigue, en mi tierra se llama “hinchar el perro”.