Una cabalgada interminable de bandidos y perseguidores tras haber dejado vacías las tiendas de disfraces Cornejo para lucir los más emperifollados atuendos del oeste.
Y frente a frente dos de los peores actores de la historia, el caritaasco de Dermott y el narciso insoportable de Rourke, cuyo personaje sobrevive después de un tiro a quemarropa y caer dando volteretas por un despeñadero de cuarenta metros.

Como en mi critica de la pretenciosa y ridícula Doce monos la califiqué de muy mala y no me la publicaron a la biutiful la dejaré en mala, a ver si hay suerte.
Desgracia tras desgracia, mugre, perfil de Bardem, otra desgracia, más mugre, perfil de Bardem (siempre el izquierdo, fijaos), mugre, niños desnutridos, interiores cochambrosos, perfil de Bardem.
Los desdichados personajes farfullan frases ininteligibles y el fantasma final ¿quien o qué es? Aaahhhh.
La verdad es que la contemplación de esta cosa resultará consoladora para cualquier persona que esté un poco por encima de la miseria.

Me había resistido a ver esta serie, pero por fin decidí ver que era y empecé por esta que creo es la segunda.
Debo decir que me ha impresionado la escena, la fotografía, los efectos especiales... y la fantasia, hasta que su exceso llega a agotar.
Es fácil si se dispone de los medios adecuados hacer películas en las que puede pasar CUALQUIER cosa en todo momento. La carencia de lógica depara diversión y espectativas, pero también despreocupación al no estar contemplando seres reales sino muñecos fantasmagóricos.
No creo tampoco que en el fondo, como afirman algunos, sea una buena alegoría sobre el bien prevaleciendo sobre el mal pues es todo tan deliberadamente exagerado y surrealista que en la retina y en la mente no queda más que un espectáculo atronador de luz y sonido.

Bien rodada y con buenos intérpretes, pero demasiado compleja y con personajes confusos.
Se mezclan conflictos y, a partir de cierto momento, épocas. Parece que el autor de la serie sigue los pasos del escritor inglés.
Le Carre "humanizó" a los espías a costa de la acción y en esta serie a veces se echa de menos a FLEMING y su inequívoco 007.
En la segunda temporada la serie mejora mucho y se gana puntuación. Quizás lo menos verosimil es el atractivo bisexual de Héctor.
Y, claro, los malos son los nazis, al no serlo traficantes de coca o yihadistas.
Pero bien.

Ni en estos productos pierden los actores españoles, ni las actrices, claro, el sonsonete ese que hace adivinar que una película es española en cuanto abren la boca. Es curioso que el sonsonete no lo tienen los actores de doblaje.
Aparte de eso (no a parte, como dicen muchos ahora) un exceso de oscuridad, de sangraza, de ojos desorbitados de todos los locatis de los personajes convierten a "ésto" en algo casi grotesco. Espero que no se haya subvencionado.
Si yo fuera alcalde de Pedraza (precioso pueblo no merecedor de ser la localización del engendro) propondría declarar personas nongratas a Alex de la Iglesia, (también tiene guasa el apellido) y a toda la troupe.