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España España · almeria
Críticas de TOM REGAN
Críticas 5,217
Críticas ordenadas por utilidad
7
20 de febrero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
56/18(19/02/22) Infravalorada comedia satírica dirigida por el antiguo marionetista de Jim Henson, me refiero a Frank Oz, siendo el guión lo importante, este ingenioso y muy divertido escrito por el gran comediante Steve Martin, que también protagoniza como el tipo del título, dando vida a un productor-director optimista patológico que se embarca en la filmación de una película de mínimo presupuesto (2184 dólares, según él es lo que valen todas las producciones, si se gastan más es desperdicio ¿?), protagonizada por una estrella de Hollywood (Eddie Murphy como Kit Ramsey), el problema es que el actor no lo sabe, siendo asaltado en diferentes lugares por los actores, sin que este sepa el porqué , pero es que los intérpretes tampoco saben que lo están asaltando, creen que su comportamiento es parte del guión. La cinta es un mordaz dardo contra el hedonismo del mundillo de élite de Hollywood, es un homenaje a todos los soñadores, a los que aman el cine, en lo que sin duda, recuerda bastante la figura de Bowfinger a la del nombrado ‘Peor Director de la Historia del Cine’, Ed Wood Jr., con muchas similitudes también a la película que le dedicó Tim Burton en 2004, donde este tiene un equipo de fieles que el acompañan en sus rodajes, donde hacen películas slasher con extraterrestres y efectos especiales cutres, creyendo estar haciendo obras maestras, y siendo ambos protagonistas dos tipos alegres, optimistas, que siempre ven el lado positivo de cada situación y se repone con valentía. Siendo una ingeniosa deconstrucción de las estrellas de Hollywood, a las que la historia deja en muy mal lugar, como egocéntricos, maniáticos, caprichosos, neuróticos, y manipulables, siendo en esta vertiente gráciles los torpedos contra esa ‘secta’ Mind Head dirigida por el gurú encarnado por Terence Stamp, en clara alusión a la Cienciología muy en auge en el tiempo del estreno del film. También es destacable el rol de Heather Graham como reflejo de las aspirantes a estrellas que no dudan en acostarse con el que sea necesario para ascender en su carrera, la mujer empoderada, lejos de ser una mujer florero, es ella la que manipula a los hombres (e incluso mujeres), con sus armas femeninas, siendo buenísima en este aspecto la actriz, derrochando una vis cómica formidable, con esos movimientos espasmódicos en su actuación, con momentos tan buenos como cuando Bowfinger va a romper con ella, su reacción es Homérica.

Bobby Bowfinger (Steve Martin) desea desesperadamente hacer una película y, cuando se acerca a su 50 cumpleaños, cree que se le acaba el tiempo. Intenta interesar a un ejecutivo de estudio (Robert Downey Jr, estaba a punto de entrar en prisión) en un guión llamado "Chubby Rain", escrito por un contable Afrim (jocoso Adam Alexi-Malle), y le dicen que el estudio hará la película si Bowfinger puede conseguir que Kit Ramsey, la estrella de acción más grande de Hollywood, acepte aparecer en ella. Cuando Ramsey (Eddie Murphy) ni siquiera mira el guión, Bowfinger decide seguir adelante y hacer la película a su alrededor, filmándolo donde sea que esté sin decirle nada al respecto. Bowfinger toma los ahorros de toda su vida, $ 2184, y comienza, con la ayuda de un chico de mantenimiento de estudio que toma prestado el equipo, además de ser el encargado de la cámara (correcto Jamie Kennedy), una actriz de teatro muy teatral (gran Christine Baranski dando vida a una pomposa actriz que se cree mucho más de lo que es; comenta sobre sus escenas con Kit "Su miedo es tan real. Trabajamos muy bien juntos". Cuando ni sabe que actúa Kit) y una ingenua ambiciosa literalmente recién bajada del autobús de Ohio Daisy (descacharrante Heather Graham, su primera frase al bajarse del bus con su maleta es: "A dónde voy para ser una estrella?"; Daisy se inspiró en la actriz Anne Heche, con quien el escritor Steve Martin estaba saliendo en ese momento), que planea convertirse en una estrella en una semana. También tendrá importancia Jiff (Eddie Murphy desdoblándose en un caricatures y entrañable tipo).

Es un metraje sin descansos, todo enfocado en el humor, sin sentimentalismos baratos, sin moralejas, simple y llanamente un entretenimiento donde Hollywood se mira el ombligo, donde la profundidad e introspección delos protagonista es nula, pero no tas las películas pueden ser bergmanianas. Surtiendo el minutaje de gags y diálogos punzantes, bebiendo del slapstick, de los diálogos ingeniosos, de un desarrollo cargado chanzas, pero nunca traspasando la línea del mal gusto, siempre en un tono blanco.

Stevcce Martin hace de Steve Martin, y lo borda con su alegría de vivir, su ilusión a prueba de bombas, su ingenio para salvar dificultades, el modo de manipular a su gente, e incluso su modo chusco de intentar convencer a un productor de cine hablando por un teléfono supuestamente móvil, pero le cuelga un cable (¿?), o como mueve a su antojo a Jiff (epítome cuando le manda recados y en medio, como si nada, le pide sepa dónde está Kit), Martin siempre con esa empatía tan natural suya; El que se lleva la palma es Eddie Murphy en su doble dualidad de roles. Por un lado resulta muy valiente riéndose de sí mismo y de la percepción que los demás tiene de sí mismo, incluso haciendo coña de su ‘perversión’ sexual, cuando estaba en boga su affaire de 1997 con una prostituta transgénero. Creando a un Kit Ramsey paranoico, y maniático, creyéndose con derecho a frases de cine tan contundentes como las de los blancos Schwarzenegger ('Hasta la vista, bebé'), o las de Eastwood (‘Alégrame el día’), incluso cree en conspiraciones de supremacistas blancos en los guiones (en lo que es una muy valiente [otra vez] parodia del victimismo de los negros), cuando cuenta las veces que hay la letra K en un guión para de modo arbitrario relacionarlo con el KKK (descojonante, con perdón)... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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5
10 de febrero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
46/08(09/02/22) Pretencioso drama dirigido Ali LeRoi con guión escrito por Stanley Kalu, estudiante de cine de la Universidad del Sur de California cuando tenía 19 años. Fue el primer ganador de The Launch, concurso de escritura de guiones para encontrar y desarrollar guiones de nuevos escritores prometedores en el que LeRoi fue juez, el premio de la competencia incluía el guión producido como largometraje, y LeRoi firmó para dirigirlo como su propio debut cinematográfico. Historia que mezcla todo un batiburrillo de temas de modo esquemático, sin aportar idea nueva a ninguno.

Empieza como un drama social en el que se retrata a un joven (Tunde al que da vida un estreñido Steven Silver) que ‘sale del armario’ diciéndole a sus padres que es gay, es un chico negro que tiene a un amante blanco (Soren encarnado por un correcto Spencer Neville), estudia en colegio donde se nos hace ver un reflejo manido de estas instituciones de secundaria, para a la noche cuando va en un Suv lo para la policía y lo mata, y entonces vuelve a empezar el día, con la voz en off del protagonista relatando su obituario (“Tunde Johnson partió de esta vida a las 9:38 p. m. del 28 de mayo de 2020 a manos de agentes de policía en Los Ángeles”) de ahí el título, y así sucesivamente en bucle, con lo que tenemos una nueva revisión a la espléndida “Groundhog Day”. Pero en este caso para tratar la búsqueda de la identidad sexual, los problemas por reconocerse gay, el racismo, la violencia policial, pero todo esto en un tono plano, cual foto estática, sin aportar algo original (lo del muchacho blanco incapaz de ‘salir del armario’ resulta de un manido, y que además tiene de tapadera a una hermosa chica, por cierto, preciosa Nicola Peltz), sin evolución alguna del protagonista, sin que veamos que aprende de revivir el día, sin dilemas morales.

Entiendo que quiere abordar las segundas (y terceras y cuartas y...) oportunidades, pero en este caso sin evolución personal alguna, un protagonista manso, quiere el director que veamos qué mal lo pasan los negros en USA, y más si son gays, pero yo no veo homofobia en el relato, más bien miedo a ‘salir del armario’, pues además los padres del negro y del blanco no parecen tomarse a la tremenda que sus hijos sean homosexuales. Tampoco atisbo racismo en la película (hay espacio para un programa de tv donde se comenta un crimen racista, esto metido con calzador), más allá (claro está) del cliché de la policía matando a Tunde, en un acto de denuncia panfletaria y de trazo grueso, en que a cada ocasión se hace una recreación de alguien que murió de ese modo (no podía faltar la de George Floyd), y donde brilla na facilona victimización condescendiente de los negros. Una cinta que padece de arritmia, de vaivenes, y sobre todo de sentirse artificiosa, y que con el devenir de los asesinatos de Tunde se acaban por banalizar estos actos criminales al no hacer análisis del porqué, simplemente suceden y ya está, venga empecemos otro día como si nada. Donde el conflicto se siente manufacturado, ejemplo es que la novia del amante de Tunde, resulta que es la mejor amiga de este, estableciendo un conflicto prefabricado. También hay una vertiente bastante hedionda en cómo se normalizan el consumo de drogas entre los jóvenes (puaj!!!). Para sumar en lo inane está un final insípido y sin emoción alguna, anticlimático.

No es que sea una mala película, es que esperaba más, y no resultar un esbozo de ideas ya muy ajadas. Pero con todo, es desdeñable el carácter de Tunde como ejemplo de persona valiente que decide afrontar sus temores y ‘salir del armario’ con sus padres, y también quiere empujar a su ‘amante’ a que haga lo mismo ante su padre Alfred (buen David James Elliot, que tiene una grácil charla con Tunde a la puerta de una tienda), este miedoso de la reacción de su entorno. También me ha gustado otro elemento, ye s que sacan una escena de sexo hetero cuasi-explícito, y ha tenido coraje el director y lo ha compensado con otra de sexo gay. También tiene algunas buenas frases como la reacción del padre Ade (buen Sammi Rotibi) de Tunde cuando este les dice que es homosexual, que le dice, ‘Te amamos de forma incondicional. Pero quiero que entiendas que el amor incondicional también está acompañado por un miedo incondicional’. Y siguiendo con el padre, está el modo de ver según su tradición africana (es nigeriano) la muerte, y le dice a Tunde durante una exposición pictórica en una galería que ‘Nuestra gente no cree en la muerte tradicional’, ello mientras observan un cuadro en que varias caras están sobre una cabeza, como una alegoría de que todos somos uno y nuestros antepasados (al menos eso entiendo yo).

Me queda un loable pero errado drama psicológico, pero al que le lastra no desarrollar las ideas y quedarse panfletos colocados en el escaparate. Fuerza y honor!!!

PD. En 2020 el director y guionista Travon Free ‘copió’ la idea básica para el corto “Two Distant Strangers”, auqnue aquí anulando el factor gay, y si queriendo hacer evolucionar al protagonista.
TOM REGAN
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8
8 de febrero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
38/38(31/01/22) Gran soplo de aire fresco esta serie española creada por Diego San José poseedor de un sentido del humor ingenioso, sabiendo dotar de gran mordacidad a sus trabajos, ya desde el programa sketches “Vaya semanita”, y que ha continuado con los films “Pagafantas” o “Fe de etarras”. Esta es la tercera y al parecer última temporada de las andanzas de este peculiar político arribista José Carrasco (Ahora sin calva), al que da vida de forma sensacional un Javier Cámara, un gañán ambicioso, hedonista, mujeriego, rata, que no se sabe de sus ideas políticas, pero sí de sus ansias de medrar, espectacular como es capaz de proyectar ternura con un rol de truhan superviviente, ahora más nostálgico, más introspectivo, más frágil, Homérico. Siguiendo en cada temporada una fase clásica, en la primera el ascenso, en la segunda la llegada a la cima, y en esta cual tragedia griega, la caída en desgracia, como buen perdedor. Serie que tiene su germen en un piloto “Aupa Josu” que se quedó en eso, protagonizado por Carlos Areces, pero que sirvió como esbozo para esta trilogía, “Vamos Juan” (2019), “Vota Juan” (2020) y este canto del cisne “Venga Juan” (2021), surtida de unos guiones brillantes (Diego San José, Víctor García León, Daniel Castro, Pablo Remón, Diego Soto y Pilar Palomero) en los que se hace una punzante sátira de la política patria, de su mezquindad, patetismo, manipulación, egoísmo, demagogia, y por supuesto la corrupción en que se centra esta última temporada, añadiéndose como los tentáculos del poder fáctico mueve no solo a la política, sino también a los manipulables medios de comunicación (algo que no por consabido es menos cierto). Ello con gags divertidísimos que juegan con un formidable repertorio de estilos caricaturizando las hediondas puertas giratorias en que se montan los politicuchos, ello como epítome a este mindundi de aspirante a ser alguien en la política, deconstruyendo las miserias humanas en un desarrollo en que nos embarcan en una especie de carrera contrarreloj de Juan carrasco por escapar a la cárcel, donde cada episodio es un día de la semana. Los momentos delirantes son infinidad, con tramos de auténtica maestría en la comedia, haciendo brotar desde muecas de sonrisas, hasta carcajadas, ello con un ritmo trepidante, sobre todo en esta temporada, donde se hacen chanzas de la eterna corrupción política, pero siempre desde el filtro bizarro del creador, sabiendo dotar de humanidad (en esta temporada aún más) a este amoral tipo que ahora solo busca poder escapar de entrar en prisión.

En esta tercera entrega, Juan ha llegado al pico más alto de su carrera. Gracias a las puertas giratorias, tiene un despacho espectacular en una empresa energética (suena a algún político real?), ha adelgazado diez kilos, tiene un bronceado exagerado, pero sobre todo (para su ego), tiene pelo. En la nueva vida de Juan hay espacio para muchas cosas, tiene una espléndida casa de diseño, se acuesta con mujeres que no son la suya, tiene de vecino a Chayanne (en realidad Carlos Baute). Ha dado de lado a su mujer Paula (ya solo espera firme los papeles de divorcio Juan), su hija Eva (ahora sexualmente fluida ¿?) y a su antigua jefa de prensa, Macarena. Todo se viene abajo cuando reaparece en su vida lo único de lo que nadie se puede librar nunca: Logroño. Unos papeles que involucran a Juan en una trama de corrupción municipal marcan el pistoletazo de salida para evitar su ingreso en prisión. Una huida frenética para borrar su pasado en Logroño.

Sumándose un reguero de secundarios fabuloso, en este caso desde un descacharrante genial Manolo Solo (como corruptor arrollador en su carácter), un carismático Ramón Barea (como el suegro que se regodea en la inquina que tiene a su yerno , ello durante una tensa y cortante cena), o el argentino Eduardo Blanco dando vida al embajador argentino en un episodio descacharrante (esa alegoría del puma); y por supuesto los clásicos de la serie (en esta temporada con menos peso que en las anteriores), empezando por la excelente María Pujalte como la voz de la cordura, manteniendo una química chispeante con Cámara, dedicándole la serie el último capítulo al pasado de cómo se conocieron Juan y ella; Adam Jezierski como el fiel secretario de Juan, y sufridor de sus desmanes; Yaël Belicha como la mujer de Juan, padeciendo sus infidelidades en este caso mientras espera firme el divorcio; Esty Quesada como la oronda y flemática hija de Juan, muy jocosa; Joaquín Climent como especie de Mago de Oz que mueve los hilos entre bambalinas, que es aterrador en cada una de sus siniestras apariciones, tremendo; y Cristóbal Suárez como el galán de la política Recalde, un bastardo hipócrita siempre con una sonrisa, me recuerda a cierto presidente que tenemos en la Moncloa (¿?).

El argumento sabe combinar con equilibrio el humor con los momentos tristes, siendo en esta temporada más profunda que las anteriores al adentrarse en los miedos y traumas del protagonista. Sobre los elementos de la corrupción que aparecen remiten indefectiblemente al PP, desde unos papeles de contabilidad B (los papeles de Bárcenas) con un nombre ‘J. Carrasco’ (genial como Juan da nombres posibles para la J), nos cuelan el ya manido ‘se fuerte’ (del sms de Rajoy a Bárcenas)siendo acertado y grácil como se rien de esto, no hubiera estado mal que también hubieran hecho coña con los múltiples casos de otros partidos, pues es muy reduccionista y partidista solo reírse de un lado, cual dando la impresión de que el otro es puro y sagrado, y esto resta.
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TOM REGAN
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5
6 de febrero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
41/03(05/02/22) Decepcionante film alimenticio del gran (dirige y protagoniza) Clint Eastwood para una de sus direcciones más rutinarias que recuerdo. Una especie de secuela oficiosa de las ‘aventuras’ del duro policía Harry Calahan, que la hizo por puro interés crematístico, enmarcada entre la gran “Cazador Blanco, Corazón Negro” y la Obra Maestra “Unforgiven”, es un producto ordinario, con todos los clichés habidos y por haber del género policial buddy-movies donde se emparejan dos tipos mala avenidos al principio, ello con la ‘originalidad’ (entiéndaseme la ironía!) de que uno es un veterano y el otro el novato del título, y oh sorpresa! Al final se llevarán... (rellene los puntos suspensivos con lo que piensan y no erraran). El guión de Boaz Yakin (“Fresh”) y Scott Spiegel (“Spider-Man”), donde Eastwood da vida a un oficial de policía veterano que tras el asesinato de su compañero (un tópico muy de Harry Calahan que le maten al compañero y con ello el deux machine de la vendetta), le emparejan a un detective más joven interpretado por Martin Sheen (el novato), cuya intención es acabar con un capo experto en robar autos de lujo, por supuesto hay destrucción a mansalva, la pareja de polis tiene un jefe que los regaña, incluso los aparta del caso, pero ellos continúan (que originalidad, puaj!). Todo esto para acabar en un clímax donde el duelo bueno vs malo acaba de un modo bastante amoral, y lo peor es que intenta ser una conclusión simpática (puaj!).

Al novato se le intenta dar fondo con un pasado metido con calzador, sentirse culpable por la muerte de su hermano de niños, y que tiene un padre muchi-millonario que no le presta suficiente atención (el padre rico de David le espeta: "Te di todo lo que siempre quisiste!", y este le responde de modo que parece una parodia en lo manidas que son sus palabras: "Nunca estuviste ahí para mí!", puaj!), así sin anestesia, no caben más estereotipos en menos tiempo, que por si fuera poco se resuelve el trauma de modo chusco. Ello en un rol acartonado, simplista, sin alma, con la expresividad de un besugo, y lo que es peor con la química entre zero y ninguna con Eastwood. Film con escenas de acción espectaculares, persecuciones por autopista con caídas de autos de camiones, peleas en bares bad-ass, explosiones, aviones asesinos, tiroteos, aunque ninguna trascendente, y curiosamente, si por algo se recordará el film no es por nada de esto, es por la secuencia con mucho de sado-masoquismo en que tras escupir Clint a Sonia Braga que lo tiene amordazado, esta relame a Clint mientras juega con una hoja de afeitar, para a continuación violar a Clint, si, lo Violan! Supongo que la intención sería romper un poco con el tópico del Clint Supermacho. Por supuesto tenemos humor por toda la cinta, pero huele a rancio, a manoseado y enmohecido. Por decir algo positivo, es que el polaco Nick Pulovski parece el germen del también polaco Walt Kowalski de “Gran Torino” (2008), que también era aficionado a los autos antiguos.

Luego tenemos al villano Strom encarnado por el portorriqueño Raúl Julia, un gran actor desaprovechado aquí de modo sangrante, primero le hacen ser alemán (¿?), sin motivo orgánico alguno, luego le hacen poseedor de una personalidad nula, un mero arquetipo de malo malísimo que se comporta modo arbitrario, apenas tiene un par de frases en la película. Esto es un gran hándicap, pues este tipo de films requieren de un villano carismático para dar releive al enfrentamiento, y de eso carecemos por desgracia aquí; Pero es que también tenemos a la brasileira Sonia Braga, entonces muy en boga y queriendo hacerse un hueco en Hollywood, pero fallando en la elección del papel, pues es otro cliché con patas de mujer sádica lujurioso, pero más plana en carácter que una mesa, reflejo de lo mal que está es el modo de disparar con una ametralladora, ridículo. Hace un comentario romántico-trágico de su relación Strom, pero nunca vemos este amor por lado alguno, ello a pesar de que es la tercera vez en que Julia y Braga trabajan juntos, nunc a los vemos darse siquiera un beso, y tenemos que tragarnos que son uña y carne, venga ya! Ah, y también hace de alemana (¿?); También tenemos a la bella Lara Flynn Boyle en pleno zenit de su carrera con el rol de Donna Hayward en la mítica serie “Twin Peaks”, pero que aquí no pasa de mujer florero esposa del novato, lastimoso; Y ya para rizar el rizo tenemos al siempre efectivo Tom Skerritt, que hace gala de aquello de que todos tenemos hipotecas que pagar.

Film al que las costuras se le deshilachan en su estructura episódica, donde el metraje se hace demasiado para lo que se narra, donde incluso el tedio llega a hacer acto de presencia, algo que ni las pintorescas escenas de acción pueden motivar al espectador, pues encima resultan bastante aparatosas, y en la mayor parte desproporcionadas, con actos que atentan a la mínima razón, ejemplo es que al principio Pulovski no pide apoyo alguno a la policía en la persecución por la autopista, inverosímil, o el modo de arrasar uno de los protagonistas con un bar de moteros, o como escapan en coche de un almacén a punto de explotar, coronado por el enfrentamiento final entre antagonistas, resuelto de forma penosa (spoiler), ya para cerrar tenemos un epílogo idiotesco repitiendo un tramo del principio.
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TOM REGAN
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7
31 de enero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
36/36(30/01/22) Bonita película chilena dirigida en su debut en cine por Ricardo P. Larraín, que también guioniza con el argentino Jorge Goldenberg (“La película del Rey”), una dramedia que te deja un buen regusto por la delineación de un microcosmos de personajes deliciosamente tallados. Uno de esos frescos que retratan una población disfuncional al borde de todo, ejemplo que s eme viene a la cabeza es por ejemplo la serie “Doctor en Alaska”, “Whisky Galore”, o “Calabuch”, films donde la llegada de un foráneo a una localidad sirve como nuestros ojos para pasearnos por una ‘fauna’ iconoclasta, en este caso una isla (metáfora de como todos [muchas veces sin saberlo] somos islas en busca de puentes que nos unan a otras ínsulas) azotada por el viento, por cielos grises, y por la amenaza constante de un maremoto, y en este hostil entorno, muy bien fotografiado por Héctor Ríos (“País portátil”), proyectando un marco ominoso en tonos apagado y fríos. Aparecen unos personajes cargados de sinceridad, desde los dos que ejercen la autoridad, cual Gordo y Flaco pero en poli bueno y poli malo (es la ridiculización del poder), la santera que cura y predice el futuro, el cura alemán (estupendo Héctor Noguera), el buzo (notable Aldo Bernales), el padre e hija españoles, o los hombres del bar que por la noche bailan entre ellos delirante escena, cuando nadie quiere bailar con ramiro y este comienza homofóbicamente a insultarlos).

Durante los últimos años de dictadura militar en Chile, Ramiro Orellana (Patricio Contreras) es condenado a relegamiento, un exilio dentro de su propio país. Llega a la zona de La Frontera, límite histórico entre los mapuches y la colonización española.

Y todo ello con un trasfondo político loable contra las dictaduras (en este caso la de Pinochet en Chile, que gobernó tras un golpe de estado del 1973-1990) , a partir de un argumento original y excelente (un profesor de matemáticas chileno es "relegado" -desterrado- a la Patagonia desde Santiago por defender a un compañero secuestrado), inspirado inicialmente en el legendario "El proceso" de Kafka, ejemplo es que el protagonista, por culto a la inescrutable burocracia y a los zoquetes que la imparten, debe ir a firmar cada ocho horas, y luego se le aprieta a hacerlo cada cuatro, en un sinsentido que acentúa lo nocivo de las ordenes absurdas, cual reflejo de los autoritarismos. De cómo ingeniosamente se hace que las autoridades sean un mandamás tarugo, temeroso de todo y todos, que por miedo a lo desconocido se adentra en lo irracional, como es la visita que va a ver al protagonista y que obliga a que se queden en una barca a medio camino de la costa donde estará el ínclito, que se comunicará con ellos a gritos, escena digna de los hermanos Marx, por cómo además deriva en una pelea conyugal ridícula.

Película que como buen producto sudamericano bebe del realismo mágico en muchos de sus tramos, ejemplo es todo lo referente al tipo que trabaja de buzo buscando un tesoro, y que siempre va con el traje a todos lados. Obra que retrata el costumbrismo de esta isleña población, sociedad endogámica con seres extraños y diversos que dan colorido a la historia, un relato cargado de humanismo, de seres entrañables que viven al borde del abismo del mundo. Habiendo una emocional historia de amor entre un tipo fuera de lugar que encuentra en una autosuficiente mujer la horma de su zapato, manteniendo unos inteligentes tiras y aflojas, basados en mordaces diálogos. Con un desarrollo incisivo en cómo nos van dosificando la información desde que vemos el traslado del protagonista Ramiro a un lugar al filo del mundo, y como poco a poco los datos van cayendo y se nos va aclarando todo.

Patricio Contreras brilla con gran esmero, como un tipo con carácter, pero empujado al sin dios de su destierro, intenta sobrevivir en este lar extraño, al que poco a poco se va adaptando, pasando por una enfermedad que le cura la santera del pueblo, con nuevas amistades, como con ese buzo, y sintiéndose atraído por una mujer de fuerte personalidad, que cuando él va, ella ya ha venido. Maravillosa en este sentido esa noche de lluvia en que la espía desde fuera como se desnuda. Muy bueno en el modo en que lo vemos evolucionar; Gloria Laso como Maite, mujer española arraigada en el lugar que ve en Ramiro a un hombre con el que está a gusto, aun sabiendo (eso cree) que se marchará. Mantienen una gran química en pantalla los dos.

Siendo entretenida, con buenos momentos, muchos ya comentados (podría añadir a esos ‘tontos muy tontos’, corriendo desesperados en busca de Ramiro porque se ha retrasado 2 horas en la firma, mientras este está en otros menesteres más gustosos, pues está fornicando en el campo con Maite), pero su final que parece impactante, termina un tanto sin saber a dónde va, no hinca el diente como debería.

Galardonada como mejor película de habla hispana no española en los Premios Goya.

Más que interesante propuesta. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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