No quiero ser negativa con esta película porque yo soy una romántica y en general disfruto de cualquier película de amor sea del género que sea. Leí el libro y aunque parte de una buena premisa, hacia la mitad pierde el interés. Creo que Stewart y Pattinson hacen un buen intento de mantener la pasión, el misterio y el romance en una película cuyo guión pierde fuelle hasta llevarnos a un desenlace que traiciona lo más importante del género del romance: al empezar los títulos de crédito, una tiene que marcharse con la sensación de haber vivido una preciosa historia de amor.

Los personajes son demasiado estereotipados y carentes de interés. Edward, que podría ser una misteriosa criatura oscura a medio camino de la vida y la muerte, se rebela como un adolescente guapo con miedos e inseguridades típicas de la edad: ¿Le gustaré a la chica? ¿Podremos ser felices juntos? Jacob es un chico irreal, un chico cuyo único leif motiv es perseguir a una chica que no se entiende muy bien por qué, le fascina. Puedo entender que el amor surja una primera atracción irracional e intensa, pero comparando el primer encuentro de Jacob y Bella con, por ejemplo, el primero entre Darcy y Elisabeth (Orgullo y prejuicio) donde saltan inmediatamente chispas, esto se queda en un -¿Hey mañana quedamos para el ir alMcdonald's? -Guay. Sin lugar a dudas el personaje más inverosímil es Bella, que sí, es una buena chica, pero le falta la picardía, inteligencia, sexto sentido y confusión que toda mujer experimenta cuando se enamora por primera vez. Que sean adolescentes no significa que hayan de ser personajes planos que se muevan sólo según la dirección en la que sople el viento, falta un tomar las riendas de sus vidas de una forma real, cometiendo errores, arriesgando, cayéndose y volviéndose a levantar en la búsqueda de un fin, la felicidad.

La premisa del hombre vampiro que se enamora de la humana y viceversa dota a la historia de (y ésta es la clave del éxito) una potente carga sexual, de erotismo nunca complacido. Mucho se podía haber explotado la vis dramática de este hecho, explorando en la psicología de las pasiones humanas enfrentadas a la razón. Los ingredientes están ahí: el sexo, la inocencia, la muerte, la prohibición... Son magníficos, pero llevados a término desde una perspectiva infantil y manida, como si hacer que a veces Edward fuera un salido o que Bella lo mandara a freír espárragos fuera demasiado duro para las tiernas mentes de las jóvenes enamoradizas. Desgraciadamente para esta historia, la literatura y el cine nos ha brindado historias mucho más potentes de lo que representa el mito de los amantes que no pueden estar juntos ni separados.

Si bien "En llamas" repite elementos que sorprendieron gratamente en el primer film, pasa por ellos de largo para aportar algo más. Jennifer Lawrence sorprendió como Katniss en los Juegos del Hambre y vuelve a sorprender como Katniss en En Llamas, cosa que me parece dificilísima y digna de alabar.

Tras los primeros Juegos del Hambre, los sentimientos Katniss y Peeta siguen jugando fuera del show un pulso que no ha terminado con el programa. Ambos se siguen necesitando para sobrevivir, esta vez en un tour propagandístico que se convierte en un teatrito más en el que ambos deben pasar por el aro, dejando claro que aún están lejos de ser libres. Los poderosos usan a sus marionetas para continuar con el macabro espectáculo de injusticia social y abuso en un nuevo juego llamado "El Vasallaje de los 25" que no es más que otra excusa para atormentar a los que ya sobrevivieron y creyeron deshacerse de sus hilos. Una Katniss igualmente prudente e inteligente, pero afectada y mucho más harta de todo, se convierte sin quererlo en un ejemplo para los jóvenes de su generación, lo que la encumbra a ser la esperanza de la humanidad. Por eso mismo muchos trataran de destruirla mientras otros trataran de protegerla, en un juego de máscaras y asesinatos con muy mala leche, sin una guerra clara, pero en que la astucia será primordial para sobrevivir dentro de la jungla física y la jungla metafórica en la que viven todos y cada uno de ellos.

Destacar la labor de Lawrence, radiante, y Hutcherson, a la altura y en pequeños momentos, casi robándole el protagonismo. Una historia exagerada que busca captar la atención del público adolescente y que, sin embargo, cautiva a un público más adulto por el buen hacer del conjunto. Vale la pena verla, contiene actuaciones estupendas.

Receta para hacer un pastiche:

Coge una historia interesante. Desarróllala. Más. Más. ¿No tienes imaginación? ¿Te da pereza pensar? Bien, pues métele otras cinco historias mediocres alrededor, un presupuesto titánico y tres o cuatro actores conocidos. Ahí tienes, el Atlas de las Nubes.