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Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3,371
Críticas ordenadas por utilidad
9
31 de julio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A un territorio que está siendo disputado por diferentes facciones sin que, al momento, ninguno logre controlarlo, se le conoce en términos de guerra como ‘tierra de nadie’… aunque haya moradores que puedan probar con títulos y registros que dicha tierra les pertenece. A partir de la I Guerra Mundial, el concepto ‘tierra de nadie’ (no man's land en inglés) comenzó a usarse para señalar el terreno ubicado entre dos trincheras enemigas al que ninguno se atreve a acceder porque sabe que se convertirá en blanco de sus contrincantes.

Durante la guerra Croata-Serbia (1992-1994), en la que la república de Bosnia y Herzegovina se oponía a la secesión de la comunidad croata de Herzeg-Bosnia, entrando en el juego las comunidades de etnia serbia y croata, un soldado serbio identificado como Nino, termina en manos del bosnio Čiki, cuando, junto a un compañero, es enviado a cruzar la ‘tierra de nadie’ para verificar si hay sobrevivientes tras el fuerte y mortal ataque que su ejército acaba de realizar contra una patrulla bosnia. Antes de la captura, el compañero de Nino ha conseguido colocar lo que creía un cadáver, sobre una terrible bomba que explotará con sólo que alguien mueva el cuerpo… y lo que sigue, es una corrosiva metáfora de la guerra, donde se verán las “razones” por las que los soldados combaten… el particular papel que juegan, a veces, los organismos internacionales… la singular participación de los medios de comunicación… y los hechos que llevan a que un ser humano quiera matar a otro, que, con demasiada frecuencia lindan con la irracionalidad.

Así, <<EN TIERRA DE NADIE>>, surge con un lúcido panorama sobre otra de las interminables y absurdas guerras que, cada vez, dan cuenta de lo lejos que todavía estamos de la ya eternamente esperada Unicidad. Cada que hablamos de división, separación, secesión o como quiera llamarse en la rebuznante retórica de la clase política, nos alejamos de los magnánimos propósitos del universo y nos adentramos en la caverna del egoísmo y de los muy necios afanes de poder. ¡¿Cuándo entenderemos que todo lo que poseamos nos será quitado y que, todo lo que demos, lo conservaremos para siempre?!

El director bosnio, Danis Tanović, quien estuviera unido al equipo de filmación que siguiera al ejército de Bosnia y Herzegovina en toda suerte de misiones, y quien tiene aquí su primer largometraje, consigue demostrar una gran capacidad narrativa y su filme brilla con ese despliegue de hechos muy precisos donde, todo lo que va sucediendo, está claramente centrado en dar cuenta exacta de los abundantes y muy comunes absurdos humanos.

Sin embargo y paradójicamente, su filme, antes que lucir pesimista, luce como una esperanza cuando vemos las pequeñas puertas que se abren para facilitar la comunión entre los hombres, sólo que, en ésta historia, en la que aflora un palpitante y oxigenante toque de humor negro, el Fatum pareciera querer dejar sentado que, en definitiva, en ninguna guerra hay verdaderos triunfadores porque la humanidad siempre pierde.

Branco Djuric (Čiki), Rene Botojarac (Nino) y Filip Sovajovic (Cera), cumplen a cabalidad con la tarea encomendada, y sus personajes se graban en nuestra retina llevando hasta la memoria el recuerdo de un trío de soldados que ejemplarizan, a la perfección, lo que un día tendrá que ser, pero aún no logra ser, porque seguimos priorizando lo que debe hacerse contra lo que el Universo espera que hagamos.

¿Y quién empezó la guerra? ¡El hombre! ¿Y quién la terminará? Sólo el hombre podrá terminarla… ¡algún día!

Título para Latinoamérica: EL ÚLTIMO DÍA
Luis Guillermo Cardona
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10
22 de julio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo se sabe a ciencia cierta que, el catálogo de características técnicas de un vehículo automotor, es real? Verificando y probando dichas características en el terreno. ¿Cómo creer que una persona es como dice ser o cuando afirma que ha cambiado definitivamente? Conociéndola en la práctica, probándola… ¡o tentándola para ver si reincide! El Universo sabe mucho de ésto y, con frecuencia, Don Luci se vale de unos recursos perversos, porque pone a tu alcance justo aquellas cosas que te encantaría hacer, ¡pero que NO debes hacer!... y en ocasiones, las tentaciones se repiten, cada tanto, como una forma de probar si tu cambio es realmente sólido.

También a Gru, la vida le pone sus cascaritas, y más ahora que está felizmente casado y es padre adoptivo de tres adorables niñas. Echados, él y su esposa Lucy, del empleo que tenían en la Agencia Anti-villanos (AVL), por no haber conseguido atrapar a Balthazar Bratt, quien recién se robara el diamante más grande del mundo, el reto que, a Gru, ésta vez le pondrá, El Gran Tentador, viene de la mano de un inimaginado hermano gemelo que apenas conocerá siendo ya ambos bastante mayorcitos… y, Dru, también se trae sus ansias de villano, y además, le recordará que el padre de ambos ¡fue otro veterano en estas lides! ¿Cómo resistirse a tales tentaciones viendo la vida de lujos y abundancia en que vive su “nuevo” hermano”?

Así comienza, <<GRU 3. MI VILLANO FAVORITO>>, y cuando ya uno ha apreciado la película, siente que sus directores, Pierre Coffin & Kyle Balda, la planearon de principio a fin como para dejar contento a todo el mundo. En la historia –escrita de nuevo por Cinco Paul y Ken Daurio- abunda la hermandad, el espíritu de familia, el compromiso con la Unicidad, y con esto, brillará la ternura, la conciencia formadora… y el Amor bien en grande. Por supuesto, las situaciones divertidas serán inolvidables, la acción llegará en grandes dosis y con mucha inventiva… y los diálogos tienen alma, pulso y picante. La frase habitual del villano Bratt: “¡I’ve been a bad boy!” (¡He sido un chico muy malo!), la tomó de Lou Costello (de los recordados Abbott & Costello) y es entendible, pues, también el malvado de turno, fue una vieja estrella de la televisión.

Hay apuntes muy jocosos como el del recibimiento que le da Gru al mensajero que le trae la buena nueva; la madre de los gemelos con dos ‘todomúsculos’ que le sirven de entrenadores; los murales en la mansión de Dru que rememoran a la capilla Sixtina… y ni qué decir que, por ésta vez, los Minions resultan estupendos. ¡La canción coreografiada, "I am the very Model of a Modern Major General", está muy bien lograda!... y por si no lo sabían, las voces de los minions la ha hecho hasta ahora el director, Pierre Coffin.

Muy mordaz la manera como, Bratt, pisotea el archiconocido cartel de Hollywood; las tres chiquillas (Margo, Edith y Agnes) vuelven a resultar encantadoras; Lucy, hace deliciosos esfuerzos para reafirmarse como madre; y las infaltables referencias cinematográficas (“Finding Nemo”, “Godzilla”, “Duck Soup” y otras) podemos verlas con agrado.

Para mi gusto, la trilogía tiene brillo y encanto a borbotones… y ¡cómo no agradecer que se pasa un rato inolvidable!

Título para Latinoamérica: <<MI VILLANO FAVORITO 3>>
Luis Guillermo Cardona
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10
29 de junio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bisnieto de uno de los fundadores de los Estados Unidos de Norteamérica que llevaba su mismo nombre, Gouverneur Morris IV (1876-1953), fue un escritor de cuentos y novelas pulp que, sin embargo, logró cierto renombre cuando sus historias comenzaron a interesar a los productores y directores de cine. La primera en ser adaptada sería, “The Penalty” (La Pena), novela escrita en 1913 que, impresa obtuvo un apreciable éxito. Después seguirían, “The Ace of Hearts” (1921), que también dirigiría, Wallace Worsley, de nuevo con, Lon Chaney, como protagonista; “A Tale of Two Worlds” (Frank Lloyd, 1921), “The Man who Played God” (1932), que interpretara Bette Davis… y algunas más.

Titulada en España como, <<EL HOMBRE SIN PIERNAS>>, “La Pena” (o El Castigo), trata de un hombre que, cuando todavía era un niño, es víctima del error de un médico cirujano que le amputa las piernas sin que hubiera necesidad de hacerlo, según lo corrobora un calificado médico, y aunque, éste, generosamente trata de cubrir su falta… el niño escucha lo que hablan y crece con un enorme resentimiento que lo induce al mal, convirtiéndose (27 años después) en amo y señor del bajo mundo, al tiempo que sueña con cobrar venganza del médico que lo dejó lisiado.

La trama es envolvente, dotada de hechos muy significativos y de marcada originalidad, sobre todo si aceptamos -un agregado de ciencia-ficción- las pretensiones médicas que aquí se nos presentan. Los diálogos son brillantes; la partitura, de Rodney Sauer, de muy alta eficacia… y el director, Wallace Worsley, se da el lujo de contar con una técnica (fotografía, iluminación, montaje…) de connotada precisión y con un diseño de producción admirable para la época. Aún hoy, un siglo después, el aspecto general del filme luce magnífico… y cualquier adjetivo se queda corto para hacer reconocimiento de la inmensa actuación de, Lon Chaney, quien como el lisiado, Blizzard (término que, en inglés significa, Tormenta de nieve), resulta impactante y realmente soberbio… ¡y lo más admirable, es que ya refulge en su personaje ese impulso de bondad que caracterizaba a los más sensibles escritores y directores de aquellos años, y así, el filme no cae en el tan desgastado prototipo de, el bueno y el malo, permitiéndonos ver a seres humanos con debilidades debidamente explicadas que, al final, podemos comprender a cabalidad.

Es, en éste aspecto, donde se solventa la gran relevancia de, <<EL HOMBRE SIN PIERNAS>>, pero, como ya lo dijimos, la película funciona a todo nivel. Los actores de conjunto: Ethel Gray Terry, como Rose, la asistente del investigador; Claire Adams, la escultora hija del médico inculpado; y Charles Clary, el Dr. Ferris, entre otros, son de un profesionalismo intachable… y con todo ésto, el filme nos atrapa de principio a fin con una fina capa de suspenso e intriga, y queda en nuestras manos tratar de entender ¿para qué diablos fue que, Blizzard, puso a las chicas de su salón de baile a fabricar miles de sombreros?

Título para Latinoamérica: EL PRÍNCIPE DE LOS INFIERNOS
Luis Guillermo Cardona
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9
27 de junio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basado en una historia de, Fausto María Martini, titulada, “Ridi Pagliaccio” (1919), David Belasco escribió una obra teatral que se estrenó en Broadway, en 1923, con el título, “Laugh, Clown, Laugh”, la cual protagonizaron, Lionel Barrymore y su esposa, Irene Fenwick, habiendo tenido un total de 133 representaciones en el teatro Belasco.

La productora, MGM, se interesó muy pronto por la obra, pero, la producción se retrasó debido a que, el elegido para protagonizarla, el gran Lon Chaney, acababa de estrenar una obra maestra, “He who gets Slapped” (Victor Sjöström, 1924), en la que también interpreta a un payaso… y se quería evitar cualquier tipo de comparaciones.

En, <<RÍE, PAYASO, RÍE>>, Chaney interpreta a Tito Beppi, un payaso ambulante que, con su hermano Simon, ha conformado el dúo, Flik y Flok. Cierto día, mientras hacen un alto en el camino, Tito encuentra a una niña abandonada a la que decide adoptar contra la voluntad de su hermano, quien considera a las mujeres como un obstáculo. Cuando se ha transformado en una hermosa jovencita, Simonetta (llamada así en homenaje a Simon), conocerá al joven conde, Luigi Ravelli, quien quedará prendado de ella y entrará a rivalizar con Tito, quien ha comenzado a verla, ya no como una hija, sino como una hermosa mujer.

Ambientada en Roma -aunque solo algunos letreros nos indicarán que estamos allí-, la película goza de una bella y muy acertada fotografía; y habiendo sido hecha silente y con intertítulos, el resultado es muy positivo, pues, se nos introduce en un drama donde hay un gran conflicto de sentimientos que, al final, resulta muy bien tramitado.

El experimentado director, Herbert Brenon (“Peter Pan”, “Dancing Mothers”, “Beau Geste”…), tiene aquí el que podría ser su mejor filme hasta la fecha y, con pleno merecimiento, <<RÍE, PAYASO, RÍE>>, hace ya parte de los grandes títulos de la historia del cine. Se cuenta que, la protagonista –una jovencita, Loretta Young, a sus 15 años- no se sentía nada cómoda con el trato que le daba Brenon, y al darse cuenta de ésto, Lon Chaney, se propuso apoyarla, asesorándola en su actuación y acompañándola en el set, incluso cuando a él no le correspondía actuar en la escena de turno. Loretta declararía un día: “Estaré en deuda con ese hombre dulce y sensible, hasta el día en que me muera”.

Hasta la fecha, el carrete # 4 con cinta de la película, se encuentra desaparecido sin que haya podido recuperarse, pero, por suerte, el material faltante no altera la comprensión de la historia y la trama resulta coherente de principio a fin; y en lo personal, preferimos el final dramático que definiera el director, al happy end que querían imponer los productores.

Argumentalmente, resultan muy interesantes las semejanzas y los contrastes que se van dando en las personalidades de ambos protagonistas-rivales, y llaman la atención los consejos del psicólogo, los cuales lucen como una terapia conductista donde, en vez de sugerir, dice exactamente lo que cada uno tiene que hacer con su vida… ¡y felizmente coincide con lo que cada uno está deseando hacer!

Mención necesaria del recordado actor danés, Nils Asther (a quien conociéramos en, “The Cossacks”, y a quien luego veríamos en, “Wild Orchids” y “The Bitter Tea of General Yen”, entre otras), quien, como Luigi, logra un rol muy carismático que hace comprensible la confusión en que se ve envuelta la bella, Simonetta.
Luis Guillermo Cardona
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6
3 de junio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Chiquito, pero con ímpetu de ser “grande” -como tantas otras veces ha ocurrido en la historia-, Lord Farquaat, está ávido de poder, y cuando oye decir a su espejo mágico que la manera de convertirse en rey es casándose con una princesa… raudo el hombrecillo se pone en la tarea de encontrar a la princesa Fiona (elegida entre tres opciones) y de ésto encargará a, Shrek, el ogro del pantano que acaba de vencer a sus hombres en un enfrentamiento.

La palabra, Shrek, se deriva del alemán, Schreck, que significa, Fantasma o espectro. Su pronunciación es srek (no esrek, s suave) y de ahí sale, Shrek. Se trata, pues, de un ogro verde que habita en el pantano de Duloc, a donde -por orden del propio Farquaat- han ido a parar todos los personajes de cuentos que ha podido encontrar. Como buen ogro, Shrek no soporta la presencia de estos personajes y prefiere vivir en el silencio ya que, a la sociedad que tanto lo ha rechazado y discriminado, también él ahora la rechaza.

Un afectuoso y muy simpático personaje llamado, Burro -¡porque es un burro!-, el cual logra escapar de ser comprado por los hombres de Farquaat (¿captaron quién lo salvó?), se convertirá en el compañero de aventuras del malgeniado, pero noble ogro… y así comienza ésta novedosa comedia realizada con la técnica CGI (Imagen Generada por Computador) con la que, Dreamworks Animation, logra obtener otro de sus grandes éxitos.

Todo empezó con uno de los libros infantiles que, con muchas imágenes dibujadas por él mismo, publicara el newyorquino, William Steig (1907-2003), el cual salió al mercado en 1990. Adquiridos los derechos, de aquí surge el guion que escribieran, Ted Elliot, Terry Rossio y otros; y Andrew Adamson & Vicky Jenson, son encargados de la dirección que da como resultado una película muy entretenida, con muchos apuntes relativos a los viejos cuentos de hadas y aventuras (incluida una referencia a ”Matrix”), y proponiéndose demostrar que, cuando se sabe ver y cuando se sabe llegar, hasta en los peores ogros puede encontrarse un corazón ávido de dar y recibir amor.

¿Qué puedo reprocharle a la trama? El uso indelicado que se hace de ciertos animales (el ave cantora, el sapo, la serpiente…) pretendiendo causar risa, y más improcedente aún, es que sea la bella princesa Fiona la que provoca estas situaciones. En cambio, cuando se convierte en ese otro ser víctima de la maldición, es una mujer delicada y encantadora… y esto, de hecho, no resulta congruente con la resolución final, aunque se esté jugando a ser consecuente con los reclamos de la sociedad actual.

Por otra parte, el cuento del beso de amor que romperá el hechizo es ya harto trillado... y ni qué decir del espejo consejero y de la transformación “desagradable” que se produce al caer la noche.
No obstante, ¡la presencia de Burro es encantadora!; Shrek resulta humano y fiel reflejo de la eterna discriminación que nuestra sociedad no logra tramitar... y, Lord Farquaat, se asemeja tanto a ciertos gobernantes que hasta hoy día subsisten, que, algo de la realidad queda debidamente plasmado y, <<SHREK>>, cumple con la tarea de divertir... si no se es demasiado exigente.
Luis Guillermo Cardona
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