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España España · badajoz
Críticas de deivi
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Críticas 95
Críticas ordenadas por utilidad
7
12 de octubre de 2008
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Irónica y desmitificadora versión del clásico de Alejandro Dumas, Los tres mosqueteros, rodada por uno de los directores más versátiles y capacitados del cine moderno, un acertado Richard Lester que demostró su valía saltando de un estilo a otro con virtudes y talento, fue el artífice de una de las películas más bellas y románticas que se recuerden, la crepuscular y poética Robin y Marian, con un Sean Connery como Robin de Sherwood mítico y glorificador, él también fue precursor del videoclip y las nuevas formas visuales en sendos documentales al servicio del fenómeno The Beatles en Help y Qué noche la de aquel día respectivamente, y también dirigió la fantástica segunda y simpática y cómica tercera, entregas de la saga Superman, se adentró hasta en el drama e incluso en el musical con Golfus de Roma, por todo ello mi reconocimiento a un tipo peculiar que elevó el cine a cotas de puro entretenimiento.

Rodó de manera simultánea esta y Los cuatro mosqueteros en los estudios cinematográficos Roma de Madrid, logrando en este Los diamantes de la Reina una adaptación burlesca, ágil, con momentos cercanos al slapstick y toques de comedia del absurdo, una película de ritmos enloquecidos y dosis de encanto.

Posee un reparto multiestelar con un entonado Michael York como el joven D´Artagnan, Richard Chamberlain, Oliver Reed, Frank Finlay como mosqueteros, una guapa Raquel Welch, Faye Dunaway, Geraldine Chaplin (La Reina), un malvado Christopher Lee y una a todas excelente caracterización de Charlton Heston como Cardenal Richeliu, todos al servicio de un espectáculo que no desfallece y contagia al espectador de ese aire desenfadado, alegre y loable de todo el relato.

Película a recordar por sus virtudes, su tono bufonesco y la labor de cámara de un director funcional y artesanal como Richard Lester.

LO MEJOR: La sensación festiva de todo el conjunto, unos insuperables Oliver Reed y Charlton Heston, la partitura de Michel Legrand, la mezcla deliciosa de un film que no ha envejecido tan mal como se esperaba.

LO PEOR: Es demasiado humorística y sarcástica como para estar a la altura de la magnífica versión del 48 a cargo de George Sidney con un Gene Kelly que daba musicalidad y elegancia en, la que era, sin duda, una obra maestra de la capa y espada.
deivi
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8
10 de octubre de 2008
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra destacable y emocionante incursión en el musical de mi querido Walter Lang, previo a las excelentes El rey y yo y Can- Can, aquí con música y letras de Irving Berlín convenientemente adaptadas para la ocasión por los siempre eficientes Alfred y Lionel Newman.

Estamos ante un musical de sonoridades radiantes, en vistoso Tecnicolor , rodado en Cinemascope y verdadero representante de la edad dorada del musical hollywoodiense, un género que vivía sin duda, su mejor momento artístico y comercial a mediados de los cincuenta y que con esta vitalista y deslumbrante Luces de candilejas nos contó la entrañable y tierna historia de una familia de artistas, los Donahue, dedicados por entero al mundo del espectáculo, toda una película generacional bella y de profundos sentimientos.

Para tan satisfactorio empeño contó con la presencia de la diosa Marilyn Monroe, autentica diva del glamour y la belleza explosiva que aquí luce de manera despampanante, con tres números musicales a su cargo, destacando el de ola de calor por sus sobradas cualidades para la insinuación y sensualidad, una Monroe que poseía grandes dotes para la comedia (La tentación vive arriba, Con faldas y a lo loco, El multimillonario, y un largo recorrido lo demuestran) y que comparte escena con otros intérpretes como el simpático Donald O´Connor (Cantando bajo la lluvia) o la guapísima Mitzy Gaynor en este quizás, algo conservador pero de contagioso optimismo, musical alegre y serpenteante.

Luces de candilejas es un hermoso traje de luces cosido con esplendoroso hilo musical, tratado con elegancia y ganas por Walter Lang y contenedor eterno del verdadero espectáculo cinematográfico, el de las historias familiares de tradiciones olvidadas, profesionales de la farándula que hicieron y harán posible que el show no pare jamás.

LO MEJOR: Su condición de clásico, todo un musical alegre y muy bien hecho. Su canción final There´s no business like show business, título original del film, un tema inmortal y perfectamente reconocible, su conmovedor desenlace, la icónica presencia de Marilyn y la ternura que desprende todo el relato.

LO PEOR: Que en algunos aspectos sea considerado como excesivamente conservador y empalagoso, algo nada criticable teniendo en cuenta el tono general de la película, un musical lujoso e imprescindible.
deivi
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9
5 de julio de 2009
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Cronenberg adaptó esta premiada obra teatral de Broadway, ganadora de tres premios Tony, desligándose, solo en apariencia, de sus trabajos anteriores, pues sus principales inquietudes escénicas fueron intensamente desarrolladas en esta exultante M. Buttterfly que circunscribe la debilidad de Cronenberg por los miedos internos, la transformación corporal del hombre y los oscuros fondos de la mente humana, una de sus creaciones más redondas, bellas y misteriosas, una historia que oprime, asfixia, subyuga el alma haciendo cómplices de su ambigüedad romántica a un espectador aferrado, intrigado por los pliegues de un imprescindible Jeremy Irons en el pellejo de un diplomático francés misteriosamente enamorado, hechizado, por una enigmática diva de la opera de Pekín, Song Liling, una relación tortuosa que llevará a Rene Gallimard a las cloacas del dolor ardiente, el impulso que roza la locura hasta implantarse en la ceguera de un amor indescifrable.

Cronenberg dilata la psicología de sus criaturas sin manipulaciones ni opulencias, trepando por los sentimientos de una manera turbadora, con la atmosfera adecuada y los componentes concretos, encarcelando sus peones con mano elegante, mitificando el entorno de una China nocturna y clandestina, inundada de secretos regados por el comunismo, la histeria internacional de una guerra inmediata, la revolución cultural o el espionaje integrista, el mismo que da encuadre al espacio que Cronenberg aplica a su metamorfosis parasitada, infectando las entrañas de una espiral obstruida por el llanto de una enfermiza necesidad de dependencia.

M. Butterfly es una tragedia con síntomas de embrión operístico, con un equipo exquisito de colaboradores, a los que su director considera familia cinematográfica, la fotografía del genial Peter Suschitzky (El imperio contraataca), contrastada en los lujosos escenarios monumentales de China o Paris con los interiores claustrofóbicos rodados en estudios de Toronto, con la sensual música de Howard Shore en una composición frágil y sugerente perfectamente acompañada de fragmentos de la inmortal ópera de Puccini, y la entregada, mística, interpretación de sus actores, una cinta estremecedora construida en los terrenos virales de un artista desbordado de aptitudes, un Cronenberg apetitosamente purificado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
deivi
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5
28 de febrero de 2009
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
A primera vista Deception, anteriormente conocida como The Tourist y finalmente titulada La Lista en nuestro país, contenía varios elementos de interés que la hacían apetecible, uno de ellos su atractivo reparto, otro la trama netamente de suspense a la que parecía acogerse, considerada por su propio director (el rookie Marcel Langenegger) como heredera de los juegos mentales del cine de Hitchcock, y por último el añadido de haber sido parcialmente rodada en la capital española, todo diseñado bajo el cuidadísimo objetivo de uno de los mejores fotógrafos del cine moderno, el maestro Dante Spinotti, el cual una vez finalizado el visionado de tan asimétrica cinta parece haber sido lo único especialmente recordable de La lista, uno de los múltiples thriller que ahogan toda luz de expectativas en su anodino recorrido por los topicazos mas comunes del género, siendo finalmente un vacuo espejismo de lo que a priori pudiera prometer, un pulcro film empeñado en impactar con esos habituales y continuos giros argumentales que cualquier espectador avispado podrá detectar minutos antes de su llegada, un buen arranque que se disipa por culpa de un engranaje sin apenas lubricar, una trama con demasiada sensación de deja vu en sus imágenes, sin fuerza, sin chispa, con fecha de caducidad predeterminada.

El debutante realizador salpica la trama con ciertas dosis de erotismo, su protagonista Jonathan (Ewan McGregor) representa un triste y aburrido auditor cuya vida dará un radical cambio el día que entabla amistad con un extraño personaje llamado Wyat Bose (todoterreno Hugh Jackman) el cual lo introducirá en una espiral de lujuria y sexo que acabara atrapándolo, abriendo las puertas de un mundo ampliamente seductor y perverso, lleno de encuentros con bellas mujeres en donde sobresale una hermosa Michelle Williams, la viuda del malogrado Heath Ledger aparece aquí bastante más cautivadora que de costumbre, que hechiza rápidamente a Jonathan, un romance que simbolizará el principio de sus problemas.

La lista no aporta ni el menor atisbo de originalidad y, aunque no aburre, su poco carácter impulsa al desencanto, no mantiene la tensión que se le presuponía, no empapa de suspense sus intrincados y saca a flote las deficiencias de un guion previsible que solo parece animarse en su desenlace, cuando las calles de un Madrid eficazmente iluminado por Spinotti hacen acto de presencia, intermitencias de un film contrariado.

LO MEJOR: Sin duda la fotografía del mismo responsable de Heat, L.A confidencial o Rápida y mortal, un trabajo excelente que debería de incorporar babero para su placentero disfrute. Las efímeras apariciones de actrices como Natasha Henstridge, Maggie Q (la misma que plantara cara al héroe John McClane en la cuarta entrega de la saga) o la veterana Charlotte Rampling y las escenas en Madrid.

LO PEOR: Que se le ve el plumero con demasiada antelación.
deivi
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7
20 de noviembre de 2008
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Convincente drama familiar auspiciado por la firma de Mauro Bolognini, afamado director italiano de filmografía irregular pero competente, aquí se embarcó en una historia singular de ambiciones y personajes, una estirpe, los Ferramonti, compuesta por tres hermanos en continua disputa por la herencia de su inclemente padre, un Anthony Quinn que se niega en rotundo a otorgar sus bienes a unos vástagos repudiados.

En medio de tan encarnecida lucha aparece Irene, una maquiavélica Dominique Sanda, la cual casándose con uno de los hijos, Pippo, irá paulatinamente curtiendo una trampa mortal que sacie sus ansias de poder y riquezas. Un personaje que en la faz de la Sanda se torna altamente ambiguo, pues en su peculiar y angelical devenir se crece de manera alarmante una sed establecida de lujo y acaparamiento.

Una interpretación nada piadosa de una dama que utiliza brillantemente sus armas para esparcir su veneno a modo de cruel mantis religiosa por las entrañas de esta desgraciada familia burguesa que lentamente va cediendo las riendas de su vida a una Irene inteligente y sabia manipuladora.

Película de exquisitez formal admirable, mimada en todo momento por su director pero que puede resultar tibia y redundante, algunos aspectos carecen del limado esperado pero otros se adaptan someramente al interés de su creador, el de surtirnos con una novelesca historia de ascensión y tragedia, un equiparado conflicto dramático que advierte de los peligros de ambiciones y anhelos en el entorno de una disfuncional familia en la Roma de fines del XIX a la que una mente fría y calculadora conseguirá poner en jaque sin el menor de los esfuerzos.

Sobria y elegante La herencia Ferramonti es una obra destacada, podría haber aspirado a más, pero se coloca en un lugar en donde el cine italiano sabía permanecer como buen reflectante del mejor cine europeo.

LO MEJOR: La utilización de la lluvia en los primeros pasos del film, elemento que parece presagiar los acechantes acontecimientos por devenir, su banda sonora, bella y reposada partitura de Ennio Morricone, autor con el que Bolognini tuvo una estrecha y longeva colaboración, y Dominique Sanda, su fragilidad y decisión son merecidamente subrayables.

LO PEOR: Fabio Testi en un cometido al que ni inyecta pasión ni ganas y lo precipitado de su desenlace.
deivi
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