He hecho un experimento y he sacado una conclusión. He pasado un rato mirando críticas en esta página, todas ellas de películas ansiosamente esperadas (secuelas de Matrix, Indiana Jones, Star Wars, o Piratas del Caribe) y es curioso observar cómo, en la gran mayoría de los casos, las primeras críticas son malas, no, malas no, son sangrantes, denigrantes, insultantes y extremadamente bobas. Lo más gracioso de todo es que esos venenosos criticuchos que se jactan de tirar por tierra lo último de Verbinski o Lucas, son aquellos que han estado babeando por una secuela durante años, recorriéndose la red en busca de cualquier información que poder compartir con el resto de la comuna Friki. Y digo Friki no en el sentido más conocido de la palabra, sino hablando de toda esa gente que, por haber idolatrado (de manera exagerada) una película o una saga, se creen con derecho a defenestrar a sus secuelas. El Retorno del Jedi, El templo Maldito, (por poner un par de ejemplos), películas que estos Frikis veneran como si fueran intocables, fueron en su tiempo muy criticadas por gente igual que vosotros; las consideráis películones porque os las vendieron así.
Dicho esto, Piratas del Caribe II, intenta subir el listón con respecto a la anterior y, como siempre, se pueden hacer dos lecturas; que sí, que la primera es más original, (por ser la primera), que es más autentica, que no es tan fantástica (a pesar de mostrar un tropel de piratas/esqueletos/inmortales) o, por otro lado, ver que los creadores han intentado, ni más ni menos, ofrecer más a sus seguidores y para ello idean una historía, un poco enrevesada, cierto, pero que despide aroma a salitre por los cuatro costados: el todopoderoso Kraken, la hermosa y triste historia de Davy Jones, el toque de vudú... en fin, un caldo lo bastante potente como para divertirse si uno la ve desenfadado (me cuesta tanto creer que alguien se pueda sentir defraudado viendo una película en el cine, ¿por qué vais a verla entonces).
Lo dicho, que cansan ya las críticas de los que se creen con el derecho a destrozarla por saberse de memoria los diálogos cuando, en realidad, son los que con más ansia la han esperado (y creo que en el fondo les gusta, pero algún extraño chip les hace actuar así) y los primeros en venir aquí a vomitar su pestilente opinión.