Carpenter está sin duda entre mis directores favoritos, y varias de sus películas forman parte de manera indiscutible en mi extensa colección de dvd's, creo que es un maestro en lo suyo y lo ha demostrado en varias ocasiones.
Ésta vez tenia entre manos un remake suculento, recordemos que con "La Cosa" le dio una vuelta de tuerca al asunto y parió uno de los mejores films de la historia dentro de su género. Pero... ay Carpenter, parece como si no te hubiese hecho ilusión el reto de rodarla, como si te hubiesen hecho un contratillo en una empresa donde curras mal y a desgana, no parece hecha por ti.
La película dura 90 minutos, y lo cierto es que la trama es muy interesante, consigue mantener el interés un largo rato, mantiene la intriga y el suspense con buenas escenas y un guión bien desarrollado (la escena del desmayo general y la prueba del policía atado con la cuerda pasando la raya pintada en el suelo que delimita donde te desmayas y donde no, son geniales), pero cuando la película alcanza unos 50 minutos empieza a deshincharse de manera considerable. No es ni mucho menos para quitarla en ese momento, pues Carpenter rueda con oficio y eficacia, y aunque contenga un ancho altibajo a mitad de la cinta lo cierto es que en su recta final parece volver a despegar un poco y ofrecernos un desenlace que, al menos en conjunto con el resto del film, deja un buen sabor de boca.
Referente a las actuaciones no hay mucho que destacar salvo al fallecido Cristopher Reeve que mantiene su papel con templanza y ofrece una actuación decente, y bueno... a Kirstie Alley que mejor me ahorraré comentarios.
Creo que en general la película es interesante, a los incondicionales fans de Carpenter no les entusiasmará (me incluyo) pues está muy lejos de obras como "La Cosa" o "Halloween", pero como película se deja ver.

John Landis, el director que nos regaló el videoclip de "Trhiller", la película de culto "Un hombre lobo americano en Londres" o la genial "Granujas a todo ritmo", se embarca en la película más estúpida (el título le va perfecto) y más mala que jamás haya podido rodar un director, con perdón de Ed Wood.
La trama no hay por donde cojerla, te da igual lo que pase porque todo es tan tonto y desfasado que te importa un comino lo que le pase al pesadito de Tom Arnold y su familia de imbéciles.
Cada escena debería ser delito, creo que la hicieron para poner a prueba la paciencia y la inteligencia del espectador. Aquí todo da repelús, y si no fuera porque espero venderla en algún Cash Converters, ahora mismo cogería la película y la lanzaría lo más lejos posible desde el balcón, solo espero que mi reproductor de dvd no haya sufrido las consecuencias de reproducir tal bodrio infumable.

Nada ha cambiado, el humor sigue siendo el mismo, gamberro e irreverente, pero camuflado en una película para niños. Los protagonistas también son los mismos. Lo único que ha cambiado es el director, ésta vez se sienta en la silla Brian Levant (Beethoven, Los Picapiedra, Un padre en apuros).
Junior y su padre Ben se han mudado a una nueva ciudad que tiene la característica de tener el número de divorcios más alto, y con ello, el número más alto de solteronas, y en ésta ocasión Ben está soltero, así que no tardarán en lloverle pretendientas. Una de ellas es una enfermera que tiene una hija pequeñita igual o más gamberra que Junior, así que imagínense a los dos juntos.
A destacar de nuevo el papel de Jack Warden como el abuelo.
Por lo demás, una cinta convencional pero con cierto encanto, y en mi opinión, algo mejor que la primera.