Cinco minutos para poner en situación a los que no saben de qué va la serie, y el resto del tiempo la orgía sexual que los fans esperaban. Una serie de zombies sin zombies. Y con un final penoso.

Fácilmente eliminable de la memoria.

Los graboides han conseguido formar parte de la cultura pop gracias a su pinta de gusano grande y sus bocados gigantes, pero esta película, por desgracia, no ha conseguido envejecer bien. Es difícil soportar un revisionado de esta película, que aunque entretenida, tiene en sus efectos físicos su mejor baza y en sus tiempos muertos su peor enemigo.
Para pasar el rato.

Una película que inicia su metraje al estilo del Bond de los 60, y se convierte al poco en una Buddie Movie al estilo Arma Letal, con un estilo sesentero fantástico. Quizás el mayor defecto de la película es la edición, en ocasiones confusa, apresurada y molesta; planos un tanto excesivos o demasiado cortos... Guy Ritchie tiene esos pequeños defectos.
Pero a cambio tiene un estilo impecable, unos protagonistas fantásticos, y una historia que en su simpleza encierra mucho entretenimiento.

Digan lo que digan, es una película con un inicio lento, que acelera a partir de la mitad para permitir que sucedan las cosas típicas de estos slashers.

Esta no es una película de monstruos. Es una película intimista sobre dos personas que se encuentran a sí mismas durante un viaje por una zona prohibida. Es un drama, una walk movie. Los monstruos forman parte de la ambientación que rodea la obra únicamente.

La ambientación está muy bien. La historia de descubrimiento funciona. Pero... ¿esto no era una historia de monstruos?

Os pasaréis toda la película esperando que empiece.