Llegando a la conclusión de que en apariencia la trama principal de la película iba estar relacionado con una venganza, pareciendo ser el único aliciente, en realidad esto se iba ir diluyendo en una escusa para enfocarse en tres de las siguientes principales características:

-Personajes con personalidades dispares. En este punto no se puede pasar por alto la actuación de Jeff Bridges. Lo hace tan natural que si no fuera que esta película es un remake cualquiera diría que le han hecho el personaje a su medida.

-Algún que otro mordaz comentario. Quizás aquí es donde los hermanos Coen ponen su sello más personal, no con la intensidad de sus otras películas, pero dejando como siempre alguna que otra dosis de su humor irónico, denuncia racista o simplemente unas burlas propias entre norteños y sureños.

-Una estética con tintes fabulísticos. Un toque infantil en el crudo y salvaje oeste que acerca al film a un terreno algo peligroso como podría a ver sido una de Disney -comercialmente hablando- pero salvándola con la calidad y los dos anteriores puntos que comente. Así pues, en aspecto, “Valor de Ley” llega a un equilibrio perturbador siendo, hasta el momento, la película más taquillera y mainstream de los hermanos Coen.

Quizás decir que esta película es la “lista de Schindler asiática” sea un poco injusto para ambas películas. Aunque el fin de estos dos dramas sea el mismo: narrar y denunciar entre líneas unas de las dos más terribles barbaries, que se cometieron en siglo pasado, de una manera muy parecida -basta con decir que las dos películas se llevan unos años de diferencia y es obvio que la última esté influenciada por la primera-; pero aun con esto existen ciertas diferencias que es necesario comparar:

Los personajes. En la película de Spielberg los personajes son muy reconocibles y se puede ver quienes son los que llevan el peso del trama. Pero en esta, sin embargo, hay una cantidad de personajes que intentan ser principales que no se sabe a quien atener. Otra característica exclusiva de este film es la de introducir un soldado japones como personaje principal, algo que puede ser adecuado para limar asperezas, dando la cara más humana a lado de los agresores.

Nivel de crueldad de la historia. Con “Ciudad de vida y muerte” llegué a preguntarme a mitad del film si era necesario que siguiera viéndola. La crueldad es tan tediosa que no da ningún respiro y al final agobia. Por contrario en “La lista de Schindler“, aunque queda patente una dura crueldad, está más equilibrada con la esperanza.

La fotografía. Aunque siga pensando que la escena de la niña de la chaqueta roja me parece más cursi que emotiva, hay que recordar que el equipo de Spielberg ganó una estatuilla a la mejor fotografía. Pero a pesar de esto, para mi gusto, el pulso en este aspecto lo gana “Ciudad de vida y muerte”. Que con una propuesta más arriesgada y retratando algunas de las situaciones de un manera muy estética, se podría decir que es lo mejor de la película. Un ejemplo de ello es la enigmática escena del desfile triunfal japones: una especie de comparsa tribal, con tanta intensidad, que pone los pelos de punta.

Una vez, estando arriba en una terraza, había un gran árbol a unos cuatro o cinco metro de donde estaba yo. Sé que va sonar un poco raro pero, estando contemplándolo, tuve el impulso de saltar como un mono hasta él. Evidentemente no llegué hacerlo, más que nada por dos motivos de especial peso: uno, porque era muy posible que me rompiera la crisma en el pavimento; y dos, porque si hubiera tenido la suerte de encaramarme a una rama, seguramente al final, hubiera sido capturado por las autoridades y terminando con una camisa de fuerza por chalado.

¿Y qué tiene que ver esto con la película? Pues que la gracia de “Kick-ass” es que los personajes quieren ser superhéroes, con la particularidad de que estos son gente corriente y no tienen los superpoderes de los entes que pretenden imitar, pero aún así queriendo llegar a serlo; rompiendo primero las barreras morales (decidirse firmemente a saltar al árbol) y segundo las barreras físicas (tener la suerte de haber calculado bien el salto), haciendo al final que la historia se resuelve de una manera trágica-cómica y oscile entre la épica y la cruda realidad. Vamos, más o menos, lo que hubiera ocurrido esa tarde en aquella terraza.

En un principio, esta película, parece que vaya a ser una irónica critica al mundo de los superheroes, pero según van transcurriendo los minutos te vas dando cuenta que realmente se trata de una especie de homenaje, siendo al final toda una película de superheroes al uso, aunque eso sí, un poco maquillada. Ah! y la acción es divertida, fluida y a la altura de las grandes.

Para terminar, aunque piense que la ristra de películas hollywoodenses de superheroes, que tan de moda están, son un auténtico abuso; también tengo que decir que creo que me las he visto todas. Porque por mucho que piense que son una chorrada, no puedo negar que de niño (alguna que otra había) me fascinaban y eso se quedó grabado en mi susceptible cerebrito. Sí, sí, aquel tipo con los calzoncillos por encima de las mallas...

Después de haber visto “Wall-e” y “Up” -siendo las mejores películas de animación en 3D- solo me toca decir que la política de Pixar es muy clara y es que sus películas tienen que gustar a niños y adultos por igual. Y ciertamente es una pena, desde mi punto de vista como adulto -creo-, pues la parte de estas películas que corresponden para adultos tiene una calidad con lirismo muy evocador y digno de admirar. Y repito que es una pena porque para poder saborear los cinco minutos de esto que hablo, tienes que tragarte más de una hora media de insoportables clichés dados en la gran mayoría de películas de animación 3D.

En resumen, “Up” te ablanda el corazón desde un principio, atrapándote estrategicamente con una historia bonita y dulcemente absurda. También, da una lección moralista diciendo que hay que ser feliz con lo que uno tiene y de paso -acercame el pañuelo que voy a llorar- a ser respetuosos con nuestros mayores. Pero, como ya dije con “Wall-e”, a esta cinta le sobran muchos minutos siendo el cortometraje el mejor formato para este estilo de historias; claro que entiendo que para mantener una empresa como Pixar haciendo esto sería imposible. “Moneyyy, get away”.

Me niego a que esta recaudadora de impuestos hollywoodiense desbanque de mi memoria a una de las series de animación de mi niñez y que tan bien retrataba, con respecto, los personajes de Sherlock Holmes. Y pondría la mano el fuego por ello, porque asegurarlo no puedo pues no leí a Conan Doyle, pero de lo que estoy seguro es que el auténtico Sherlock Holmes, y su inseparable Dr. Watson, nada tiene que ver con esta pareja de ridículos Batman y Robin del !Pang!, ¡Pum! y ¡Boom!
Es posible que coincida con las dos nominaciones, una potente banda sonora y una buena ambientación, pero pienso que esta película no da para más y eso que lleva las mismas trazas que Piratas del Caribe: trilogía como mínimo. Y todo hay que decir, la verdad es que entretiene pero le falta una característica muy importante para este género y es la de sorprender con un complicado y original misterio. Además los misterios no se resuelven con super-poderes.
Seguramente lo más triste de la película sea el final. Es tan típico que aburre:...(spoiler)