En La Casa (Dans La Maison) es una película que muestra que por muchos principios y cultura que pueda tener una persona, en este caso el profesor de literatura francesa Germain, el ser humano tiene curiosidad por las vidas ajenas. Tan solo hace falta un alumno de su clase que escriba de forma peculiar y con un gran sentido de la observación. Ese estudiante es Claude, un joven que se introduce en la casa de un compañero, al cual enseña matemáticas, para narrar todo lo que sucede dentro de ella. Así pues, el profesor, enganchado a lo que le muestra su alumno a través de un agujero por donde lo ve todo (A modo Gran Hermano), quiere saber más sobre lo que pasa en esa casa de Los Rapha y llega hacer todo lo posible para que Claude siga escribiendo. De esta forma, el espectador va viendo como cada vez corren más riesgos para conseguir el objetivo: escribir una especie de novela por fascículos sobre esa familia, llevando al público a una difícil comprensión sobre lo que es realidad y lo que es ficción.

En La Casa ofrece, mediante un juego de espejos también mostrado en la fotografía de la película, un vuelo a la imaginación del espectador y muestra como se escribe una novela o un guión para que éste se sienta atrapado. Así pues, como no podía ser de otra forma, su director François Ozon teje una especie de telaraña misteriosa que atrapa al espectador, lo hipnotiza y lo agita, sobretodo por el gran trabajo de Philippe Rombi, a través de una música fascinante.

Esta película, apoyada en la obra teatral previa de Juan Mayorga: El chico de la última fila (2006), muestra la capacidad de François Ozon de realizar un ejercicio de estilo sin pedantería, aún presentándonos a diversos pedantes como protagonistas. Mediante esa simplicidad a la que nos tiene acostumbrados, el director de 5x2, hace una brillante elección y dirección de actores, básica en un trabajo teatral y es capaz de mantener ese interés en una película lenta, por lo menos, hasta casi el final.

Un guión perfectamente hilado y que muestra, en unos pocos rasgos particulares, las motivaciones egoístas del ser humano. Contiene diálogos muy realistas y explica la vida de las personas mediante una lección ejemplar, para todos aquellos que se quieran dedicar a escribir, de como se construye una novela de misterio clásica. Más allá de qué es lo que se necesita para saber narrar, no se sabe quién enseña y quien aprende, si el profesor del alumno o al revés. Lo único que conocen Germain y Claude, es que escribir les atrapa. En esta vida, sentados en un banco observando todas las habitaciones, hay algo que contar.

Con la voz en off narrativa del principio, la última película de Alexander Payne parecía tomar un aire distinto. La imagen de Hawai que todos conocemos: tablas de surf, sol y playa, transformada por otra que refleja los mismos problemas que te pueden abordar en todo el mundo: la desgracia. Pero poco a poco el film se desdibuja y sólo nos queda la compleja y ambivalente personalidad de su protagonista.

Un George Clooney que para muchos hace el mejor papel de su carrera, se desenvuelve entre lo cómico y lo trágico en un Hawai de piscinas llenas de hojarasca, luces de atardecer frías, camisas florales desteñidas y últimas tierras vírgenes ofrecidas a la voracidad inmobiliaria.

Después de que su mujer tras un accidente se quede en coma, Matt (Clooney) intenta reunir a sus hijas y crear esa familia que tan difícil es de conseguir. Con un guión que pretende decir muchas cosas, pero que le falta argumento, nos conduce a situaciones repetitivas y previsibles.

No obstante, lo más importante en Los Descendientes es que trate la vida como lo contradictoria que es. Quizá por ello la película también es así.

Eva es una curiosa mezcla entre nostalgia y ambición. Kike Maíllo, su director, también. Lo demuestra con esta peculiar historia donde “intenta devolver lo que el cine le dio”. La película destaca no por ser la primera producción del estado de ciencia-ficción, sino por atreverse a explicar este género de una forma melodramática, para entrometerse en las emociones del comportamiento de sus personajes.

En sintonía con la vocación internacional del film, Maíllo ha escogido a Daniel Brühl como protagonista, un ingeniero cibernético encargado de diseñar robots, al cual le cuida un Lluís Homar distinto al visto otras veces. A su lado le acompaña Claudia Vega, una sorprendente niña que debuta como actriz. Maíllo después de una década como docente de audiovisuales y realizador de cortos y videoclips, estrena su ópera prima de la mano de Escándalo (la productora asociada de ESCAC).

La película asume un cine de género transcendido por la voluntad de no quedarse en la mera superficie y efectismo del relato. A parte de conseguir una buena aplicación de los efectos especiales, Eva, profundiza sus iniciales presupuestos genéricos hacia un territorio que tampoco es ajeno al ámbito de la inteligencia artificial plasmada en el cine: sus límites emocionales. Dentro de esa dinámica lastrada por un guión a veces previsible, el film nos ofrece con un tono de frialdad un destacado rasgo estilístico que nos conduce a entender Eva más allá de su condición genérica.

La última película de Ridley Scott, director de Alien, Gladiator, Blade Runner o Thelma y Louise, es una obra compleja de analizar, ya que se mueve entre los tópicos de un guión muy pobre y manido y una buena dirección que hace que la película no decaiga para los espectadores. Una mezcla que consiste en hacernos creer que "Prometheus" es la precuela de Alien, el octavo pasajero y que sin embargo, aunque las dos orbiten en el mismo universo y Scott intente introducir elementos de la saga con cameos, no lo es.

Ridley Scott, que, una vez más, trabaja con ideas de diseño muy elaboradas y visualmente espectaculares, esta vez no se escapa del particular parecido a la dimensión creada por Kubrick en 2001: Una odisea del espacio. Su nave “Prometheus”, la cual dirige junto a todos sus componentes hacia un mundo desconocido y lleno de incógnitas, encabezada por un sublime Michael Fassbender y una insustancial Charlize Theron, no consigue darnos respuestas. Sin embargo, las majestuosas escenas iniciales nos hacen prever una emocionante sensación visual que darán paso a una tensión asfixiante y monstruos pegajosos y viscosos a la que Scott nos tiene acostumbrados.

Aunque sí tensa, no es por ello una película llena de suspense. Razón de ello, es el lastre narrativo que arrastra toda la película debido a su falta de innovación en el guión, como es el ejemplo de unos personajes bastante flojos. Para combatir este peso, Scott se apodera de unos impresionantes efectos visuales y de su arte de dirigir para conseguir la locura y el estrés del film. Para ello, cuenta con Michael Fassbender, encargado de que esta sensación nos atrape y así evitar que "Prometheus" sea una mala película. Y es que no hay que olvidar que una película de Ridley Scott normalmente está muy bien rodada, inteligentemente editada y es una experiencia sensorial, por lo tanto "Prometheus" no es diferente.

'Cruce de caminos' es una película independiente, con aires hollywoodenses, que confirma una nueva corriente de cine estadounidense paralela a los blockbusters. Un estilo que no se aleja completamente de la gran industria cinematográfica pero que ofrece algo más allá de la superficialidad y lo establecido mediante una mirada más íntima. Una corriente a la cual parece haberse inscrito el director Derek Cianfrance y que provoca en el espectador un mayor apego.

El primer protagonista de 'Cruce de Caminos', Ryan Gosling vuelve a demostrar su gran carisma y conmueve al espectador en la mejor de las tres partes en las que está estructurada la película. Lo mismo le ocurre a su director, Derek Cianfrance, el cual repite, como en su anterior film 'Blue Valentine', la capacidad de provocar sentimientos complejos en un público que cuestiona lo que está viendo como si de su vida se tratara. Sin embargo, el buen hacer del director de entrelazar historias con diversos saltos temporales, en esta ocasión se queda lejos de la coherencia perfecta y se pierde a medida que avanza la película. Parte de la culpa reside en el guión, el cual es demasiado extenso e intenta explicar demasiadas cosas en un espacio limitado como es un largometraje. Pese a ello, 'Cruce de caminos' funciona y en el conjunto se extraen buenas sensaciones e intenciones como la conexión con sus personajes.

En definitiva, 'Cruce de caminos' es un filme que nos cuenta la creencia de que todos los actos que realizamos como persona influyen a los que nos rodean y que por mucho que intentemos evitar lo que ocurra en un futuro, éste estará marcado por el pasado. Una emotiva historia que recorre los pasos de padres a hijos y que sólo el espectador sabe de sus recuerdos.

Anécdotas:
1. Sorprendente parecido de Dane DeeHan a Leonardo Di Caprio
2. Gran interpretación del ‘Borriquito como tú’ de Ryan Gosling.
3. Ben Mendelsohn tiene algo especial. Da igual a qué tipo de personaje encarne que siempre te caerá bien. Lo demuestra en esta película y en su papel en 'Mátalos Suavemente'.

Mejor escena:
Cuando el hijo de Ryan Gosling (Dane DeeHan) baja en bicicleta la carretera que su padre hacía en moto.