Con momentos interesantes, hay tantos despropósitos que la peli se hunde por su propio peso de producto mercantil vomitivo.
Sin el más mínimo disimulo, se nota a la legua el revoltijo que se han montado para complacer a todos los perfiles de la audiencia. Al final, provoca una indigestión con ciertas náuseas. Al que le guste este film, le gustarán las hamburguesas del McDonald's.
Produce tristeza ver cómo Disney explota a Fisher y Hamill para sacar más cuartos de la nostalgia. Pero ambos se ven patéticos en una película que no está a su altura, como no lo ha estado el cine en general en los últimos 30 años.
Si me dicen que han ido improvisando el guión, me lo creo.
Si me dicen que se lo han encargado a dos preescolares sin mucha imaginación, me lo creo.
El humor está metido sin acierto y la trama del negro y la china parece una pesadilla resultado de una pizza en mal estado.
Si esperan magia, encanto, sorpresa, simpatía por los personajes o diversión, vayan a ver otra película. No sé cuál pero esta no.

Gran error. Un personaje como el genio que es pura expresividad. ¿Quién tuvo la pésima idea de manipular digitalmente el rostro de Will Smith?
Sus mejores momentos son precisamente en los que actúa sin "maquillaje digital". Will Smith cumple. No intenta imitar a Robin Williams y es una decisión acertada. Hace su propio genio y es divertido. Tal vez no es un genio tan genial, pero que resulte divertido ya es suficiente en estos tiempos donde el humor brilla por su ausencia en las películas. Hacía tiempo que no oía reír al público.
Por lo demás, una película brillante visualmente, y unos actores satisfactorios. Bastante mejor de lo que me esperaba, dado el listón tan alto de la obra maestra de 1992.

Me sorprenden los que le critican a la película por faltarle aventura o brío... Eso es que no han entendido el objetivo de la película. Esto no es Indiana Jones ni La guerra de los mundos. Esperar de Spielberg siempre lo mismo, y no encontrarlo, no es problema de Spielberg. Para mí eso es precisamente lo más interesante del film, que por momentos no parece de Spielberg y eso es lo que le aplaudo, su valentía a la hora de hacer la película que él quería, y no la que se esperaba de él.
Por momentos es una película extraña, original, desconcertante por su sencillez hasta el punto de convertirse ésta en su mayor cualidad. Una historia sencilla de una niña y un gigante que resultan entrañables, tiernos y muy simpáticos.
No entiendo las comparaciones con E.T. No veo ninguna similitud ni en el argumento ni en el estilo ni en lo que se pretende.
Spielberg ha hecho una película bonita para niños y lo ha hecho muy bien.
Se agradece un film más pausado,más sencillo, más atípico, agotados como nos tienen con la manoseada, requetesabida y previsible fórmula de Pixar, el único cine infantil que parece hacerse hoy en día.
Los que dicen que Spielberg ha perdido su toque, en realidad, no se han dado cuenta de que lo que ha hecho es encontrar un toque nuevo,algo que sólo los más grandes saben hacer: probar nuevos estilos.
Se les coge cariño a los personajes. ¿Cuánto hacía que no me pasaba eso viendo un estreno?Y los niños reían un montón y se sorprendían cada poco rato.
Entre "Dory" y el "Bfg" me quedo sin duda con la humanidad del gigante.

Aburrida, lenta, engañosa, repetitiva...
No pude pasar del quinto episodio porque no me contaban nada nuevo.
Aparente originalidad pero no pasa de la apariencia.
¿Tienen tan poco que contar que necesitan estirar la trama hasta el aburrimiento mortal?

A pocos días de ver Indiana Jones 5 veo Misión imposible 7. Qué de números... Inevitablemente caigo en la comparación, más aún dadas las similitudes en varias escenas.
Pero hay una diferencia clara. En El dial del destino hay una historia emocional más interesante, el tema de la vejez y una alegría contagiosa en el estilo general elegido por Mangold.
En cambio, MI7 sigue la estela de una seriedad de moda en el cine de los últimos 20 años. Una seriedad innecesaria en un film de acción que busca entretener y poco más. Esa seriedad hay que dejársela a los dramas porque, si no, se convierte en tedio.