Inevitable e insostenible secuela de Sepultado vivo, con un argumento excesivamente similar al de la primera entrega y que posiblemente funcione bien por contar con los puntos parecidos que se presentan, incluyendo la presencia del protagonista de la primera entrega.
Tiene pobres interpretaciones y cuenta con evidentes medios insulsos, pero se deja ver gracias a su conexión con la primera entrega,
Tiene un desarrollo excesivamente similar y básico al de la primera entrega.
Algunas cosas no tienen nada de sentido, algo que por ejemplo en la primera entrega no pasaba.

Es de esas películas flojas y cutres que curiosamente me he imaginado muchas veces de niño. Guerra y peleas en el colegio y espacio para motos, explosiones y cosas que pasaban por mi imaginación en aquella época.
No tiene buenas interpretaciones.
No tiene buenos efectos.
No tiene mucha calidad visual, posiblemente debido al año de la producción.
No tiene muchas cosas buenas, no nos engañemos. Pero la base del argumento atrae y despierta la curiosidad por ver a qué clase de monstruo nos encontramos.
Seguro que hay gente que la ve con buenos ojos.

No me ha parecido una gran película. Parte de una premisa llamativa e interesante con el ataque de multitud de tarántulas en un pueblo de California, pero he notado el paso del tiempo.
Tarda en arrancar y e coger ritmo, se nota el toque del cine de los 70 y le falta capacidad para mantener el interés suscitado inicialmente.
Lo mejor la presencia y aporte de algunos secundarios, pero lo cierto es que en general no llega a deslumbrar alcanzando una resolución un tanto pobre y carente de fuerza.
Tiene ese toque especial del cine con monstruos, en la que la naturaleza pone en problemas al ser humano. Poco más que decir de una película que no llega a ser memorable.

Infidelidades, traiciones, intereses, cine dentro del cine, confusión, parsimonia, muerte, asesinato y dinero, en una peculiar producción de cine con alguna que otra sorpresa en LA MUERTE DEL ESCORPIÓN.
Puede aburrir, caer en la reiteración de situaciones, pero tiene su punto original.
Sin ser una obra inolvidable, tiene sus puntos de interés.

Película de terror de esas entre cutre y mala, con toques de fantasmas japoneses e historias de infidelidades que traen maldiciones consigo en una historia excesivamente básica, con unos apartados técnicos e interpretativos bochornosos.
La presencia de los fantasmas puede llegar a resultar cómica en algunos momentos, haciendo que pierda el efecto esperado.
Es ese tipo de cine cutre que se ve, sabiendo que es mierda de la buena.
Ideal para ver un poco de carne y no complicarse la cabeza.