Roman Polansky es un gran profesional y me sería difícil encontrar una obra suya que pudiera calificar de rematadamente mala. También es cierto que algunas como por ejemplo "La venus de las pieles" y "El escritor fantasma" están justo en el límite.
Esta película no deja de ser una obra menor y, en mi modesta opinión, está rodada con una notable falta de brío. La ambientación es excelente y la interpretación bastante convincente, al igual que suele suceder en el resto de su obra. No obstante, la narración es cansina y carente de verdadera emoción, además de bastante confusa.
El caso Dreyfus, que dividió y galvanizó a la sociedad francesa de su época tiene todas las trazas de haber sido un montaje. Una operación de inteligencia llevada a cabo con un objetivo muy preciso y siguiendo un minucioso guión (Dreyfus era de hecho un oficial de inteligencia y no un simple capitán de artillería como nos han hecho creer). El legendario "affaire Dreyfus" es uno de aquellos asuntos en los que nada es lo que parece. A los interesados en el tema les recomiendo el magistral artículo de Josh G (dispongo de traducción si alguien lo necesita):

https://cuttingthroughthefog.com/2018/05/15/the-dreyfus-affair-on-trial-abridged-version/

, que se abre con la siguiente cita, tomada de una publicación de circulación interna de la CIA:

"Los oficiales novatos de contrainteligencia, abrumados a veces por el alcance de lo que necesitan aprender, se hacen a menudo la misma pregunta: "¿Por dónde empiezo?". Tal vez el mejor lugar para empezar podría ser el affaire Dreyfus ... [que] tuvo lugar en los albores de la moderna era de la Inteligencia, cuando los gobiernos aún estaban configurando los Servicios de Inteligencia profesionales y permanentes que hoy conocemos.
John Ehrman, "The Dreyfus Affair: Enduring CI Lessons"

Por cierto que el autor del artículo declara ser judío, lo cual le permite decir ciertas cosas que nos están vedadas al resto de los mortales,so pena de ser acusados de antisemitas o de incitación al odio. Solo quisiera añadir que Polansky además de ser el director de obras maestras como "La semilla del diablo", también es un gran manipulador y un gran embaucador. O, dicho de otra manera, alguien que yo evitaría presentar a un amigo, no digamos ya a una amiga. Y, como no podía ser menos, no ha podido resistir la tentación de utilizar el caso Dreyfus para llevar el agua a su molino, o tal vez ese haya sido su verdadero objetivo desde el comienzo. En cualquier caso se nota bastante y es uno de los puntos más débiles de esta película.

Me pregunto si hay alguna otra razón para que un bodrio tan inepto como este llegue a nuestras pantallas, más allá del snobismo de cierta parte del público. También me llama la atención la frecuencia con que el cine asiático, con diversa fortuna, se ocupa de temas culinarios. En cualquier caso, una auténtica lata sin pies ni cabeza, con un guión que parece parido por Almodóvar y unos actores, en el mejor de los casos, simplemente pasables.

Dos cosas resaltan en esta película. En primer lugar que, en mi opinión huele bastante a patraña. La intención última de todo eso se me escapa, pero veo demasiadas casualidades para poder creerme el argumento. Ya la trama principal (véase la crítica titulada "Idénticamente mosqueados" en esta misma página) desafía por sí sola todas las leyes de la probabilidad. Y, de no bastar con eso, toda la película rebosa giros inverosímiles, que huelen también a gato encerrado. Como, por citar sólo uno, cuando uno de los padres dice haber sorprendido "in fraganti" a los responsables de la agencia de adopción. Y, más allá del aspecto lógico, me da también que pensar el hecho de que la comunidad judía protagonista parezca formar un mundo por completo ajeno a su entorno. Un espectador marciano, tras ver esta película, llegaría a la conclusión de que Nueva York es una ciudad más de Israel.
Por lo demás, ni fu ni fa. La obra se deja ver más o menos bien.

Pier Paolo Pasolini, a quien Dios tenga en su Gloria, ya en su día siempre me pareció un auténtico plomo, y esta película, otro, de manera que no desmerece en absoluto. De la pequeña parte de su obra que por entonces me tocó sufrir sólo recuerdo un excelente poema, "Las cenizas de Gramsci", que me encantaba por su sonoridad. Sus películas las aguanté porque entonces tocaba y en aquellos días pobre del que dijera lo que pensaba. También es posible que fuera demasiado joven para entenderlas, pero más bien me inclino por pensar que no había por donde cogerlas. La verdad es que Pasolini es un personaje que está prácticamente olvidado, además de perfectamente olvidable. Esto se debe probablemente a que fue un simple producto de su tiempo y nunca fue más allá. Lo mismo cabría decir de muchos otros "intelectuales" de los sesenta, tipo Jean Paul Sartre, a quienes ya no leen ni sus nietos.
En cuanto a esta película, he de reconocer que me salí a la mitad a punto de agarrarme un empacho de poesía barata y frases rimbombantes. Al señor Abel Ferrara ha debido caerle una albóndiga en la cabeza, no se me ocurre otra explicación para esta especie de monumento a la monotonía. Y algunas más han debido caerles a la mayor parte de los críticos, dicho sea con el debido respeto.

Tango que confesar que me cargan las películas de parejas. Y ya no digamos las de triángulos, cuadrángulos, etc... Siempre tengo la sensación de que huelen a fritanga y además me enervan los besuqueos, manoseos y recalentamientos mentales. No sé por qué en el cine las escenas de sexo siguen siendo tan convencionales (con muy pocas excepciones).
Tampoco es que haya muchas de todas formas. En realidad no hay mucho de nada en esta película que al menos resulta tolerable, lo cual en los tiempos que corren ya es mucho.
Otro problema es que doblada al español al menos a mí me sonaba extrañísima.