Un western que no por previsible deja de ser entretenido. Smith se enfrenta a nos malos muy malos y después a otros aun peores. Es igual si le pegan un tiro, Smith se recupera a una velocidad de vértigo. Smith es el más rápido, el mas guapo, el más amable, hace los mejores planes... lo único que no es "lo más" es alto, porque Alan Ladd era bajito. Es tan bueno, tan bueno, que hasta da repelús.
Entre tiroteos aún tiene tiempo para romances, con triangulo conflictivo. Robert Preston (ustedes le recordaran de Vivir de ilusión o Víctor o Victoria), el amigo, es un buen amigo (¿o no?) y Brenda Marshall (probablemente no la recuerden), la chica, también es muy buena chica, aunque no sea una belleza.
Esta es la mejor aportación como director de Leslie Fenton, un actor con una larga carrera como secundario.

Lo que tiene el ver películas después de mucho tiempo es que realmente parece que sea otra diferente.
No se porque, recordaba Magnolia como un musical triste y desde luego no lo es. Tiene sus partes de drama, pero también de comedia, sus dosis de ligera critica antirracista y sobretodo algunos de los mejores números musicales de la historia del genero como "Make believe" o "Ol' man river".
George Sidney, especialista del género, consigue un gran espectáculo visual, con unos decorados, vestuario, colores y fotografía muy atractivos. Kathryn Grayson y Howard Keel están correctos en sus papeles, pero, como suele pasar, la pareja de secundarios (Joe E. Brown i Agnes Moorehead) se llevan el gato al agua cada vez que entran en escena.

Antes y después porque Mr. Lancaster la hizo antes de Elmer Gantry y Miss Hepburn después de La reina de África. Y es que los personajes de este rainmaker tienen algo de los otros dos.
Katherine Hepburn, que nunca fue una belleza, pero sí muy atractiva, borda el papel de solterona; pero al igual que en La reina de África no consiguió el Oscar al que estaba nominada.
Burt Lancaster conseguiría la estatuilla por su perfeccionamiento del papel en El fuego y la palabra y si en esta ocasión no fue nominado tal vez fue por su exceso al interpretar el papel de caradura simpático de moral ambigua.
Tal vez la película hubiese sido una obra maestra con otro director, porque a Joseph Anthony le puede su bagaje de director en Broadway, aunque con este film realizó su mejor aportación (tanto de actor como director) al cine.

Para celebrar sus 20 años en el cine de acción Steven Seagal nos obsequia con esta historia en el más puro estilo de sus películas de los 90, que tampoco es que fueran obras maestras. La lástima es que si el espíritu se ha conservado intacto, el cuerpo ha envejecido como si se tratara del brazo incorrupto de Santa Teresa. Eso hace que el producto vaya directo al videoclub.
Afortunadamente para él, el estilo de lucha del amigo Steven no necesita las acrobacias o la rapidez de movimientos de, por ejemplo, Jackie Chan y con un par de pases de manos (como un mago) soluciona cualquier pelea. Pero claro, ese cuerpo de armario (y la cara a juego) restan credibilidad a lo que unas décadas atrás fue una máquina de matar.
A tiro limpio es una película palomitera, para pasar un rato entretenido y no está del todo mal, teniendo en cuenta las expectativas creadas por los films anteriores y las otras críticas a este.
Por cierto, ¿donde lleva todos los cargadores de pistola que usa?

La película es entretenida y no desmerece de lo que se espera de un film basado en un cómic Marvel.
Una cosa que me esperaba y fue que no: el momento mítico (en los cómics) en que el tullido Dr. Blake (identidad terrestre de Thor) golpeaba su bastón en el suelo y se transformaba en el poderoso Thor. Lástima.
Un consejo: esperar a que acaben los títulos de crédito (yo lo hago desde "El secreto de la pirámide"), nunca se sabe.