La novela en la que se basa, ideal para leer en la playa, es un producto bien elaborado con una correcta descripción de sus sencillos personajes y una trama bien llevada para mantener el suspense hasta las últimas páginas. Este tipo de artificios (gran volumen de páginas que tras desbrozarlas dejan a la vista una idea central muy escueta) no son fáciles de llevar a la pantalla, pues apenas podrás sacar un breve telefilme o una miniserie. Con tan poco material se necesitaría que tanto los guionistas como el director añadieran mucho de su parte para construir un producto digno.

Pues bien, vista la serie podemos constatar que no hay trabajo de guión ni de dirección, es una simple traslación de la novela a la pantalla dando como resultado unos personajes planos, sin chispa, interpretados por unos los actores que con tan poco material es imposible que estén bien. Destaca negativamente Patrick Dempsey, que no transmite nada de nada.

Un producto de entretenimiento que no aporta nada nuevo y que no exige al espectador ningún esfuerzo.

El primer acto está realmente bien, el duelo de Pryse y Hopkins es una maravilla, son actores que llenan la pantalla y su duelo físico es tremendo: miradas, posturas y gestos cargados de rivalidad, incluso de odio. Los diálogos son bastante obvios pero no estorban ni dañan esas primeras secuencias.

Resuelto el duelo papal con vencedores y vencidos la película comienza a decaer rápidamente. Tras unos minutos de transición donde el director se recrea con la liturgia y la pompa vaticana entramos en la segunda parte de la historia, la recreación de la vida del Papa Francisco, una especie de publirreportaje que seguramente entretenga a sus seguidores pero que carece de calidad cinematográfica.

Guión confuso interpretado por actores que no dan la talla. La producción tampoco luce pues tiene muy poca calidad con escenarios que se repiten una y otra vez y con efectos técnicos penosos. La campaña publicitaria que estableció su comparación con Juego de Tronos solo sirve para contribuir a acrecentar la sensación de fraude: hemos sido engañados.
Los fans del juego y de las novelas podrán encontrar algo de disfrute, para el resto del público será tiempo perdido.
A título anecdótico dejo constancia de que no puedo olvidar el cutre el flemón de Yennefer, un buen resumen de la baja calidad del producto.

Con trabajo de guión y dirección se hace funcionar una dura historia personal a través de las conversaciones telefónicas de un único actor visible y las voces de sus interlocutores.
Una película perfecta para que el cerebro descanse de superhéroes y de productos televisivos. No hay efectos especiales, ni disfraces, ni trepidantes persecuciones, ni toques de comedia. Solo hay un guión que se carga a los hombros de Tom Hardy y que este energético actor es capaz de llevar a la meta como un auténtico campeón.

Recomendable para espectadores arriesgados.
.

El guión es flojo, imagino que tendrá poquitas páginas, y los actores protagonistas son malos (Elisabeth Moss y Dominic West son secundarios y se esfuerzan poco, como si no creyeran demasiado en el proyecto). La gran pregunta es ¿con estos mimbres como puede durar dos horas y media?