¿Como se debe sentir una persona si durante toda su existencia se la estuviese calificando como aberración? o, aun más lejos ¿si la estuviese exhibiendo como una atracción de circo?, pocas son las personas que nos pueden responder a esta pregunta.

El protagonista de la película sobre la que versa esta crítica Joseph Merrick (llamado John Merrick en el film) es una de las personas que podrían contestar a estas preguntas sin ningún tipo de duda, Joseph sufría una enfermedad conocida como síndrome de Proteus, una de esas enfermedades clasificadas de raras, este síndrome produjo en Joseph una serie de malformaciones en sus huesos y la piel por las que durante su vida fue conocido como el hombre elefante, a pesar de tener todo en su contra Merrick nunca se rindió y nunca dio la espalda a su educación y bondad, jamás respondió a la violencia con violencia.

Puede que en el físico no se encontraba la mayor de sus virtudes pero lo cubría por completo con el tamaño y valor de su alma, con los diversos estudios hechos tras su muerte y gracias a diversas notas conservadas, se sabe que Joseph Merrick superaba la media de la inteligencia de la época.

Un film del que esperaba otro tipo de registro debido a lo que tenía visto hasta ese momento de David Lynch: “Mulholland Drive” o “Eraserhead”, también se agradece un descanso y que no nos haga pensar siempre con sus tramas.

El encargado de dar vida a John Merrick en el film es un John Hurt que debió pasar varias horas en el set de maquillaje, horas que visto el resultado fueron totalmente fructíferas.
Le acompaña Anthony Hopkins en el papel del doctor Frederick Treves.

Si bien las actuaciones son bastante notables, si hubiese que destacar algo por encima de todo en el film es el estupendo trabajo de recreación de un Londres de finales del siglo XIX, sus vestuarios, edificaciones, en general toda la ambientación de 10.

Como siempre para acabar una serie de reflexiones tras el visionado del film, el tipiquísimo a estas alturas ya de que la belleza está en el interior, en esta ocasión más justificado que nunca, y otra vez se nos demuestra que los ángeles no tienen porqué tener alas y aureola ni vivir en el cielo, pueden ser un tipo de Londres que enfrenta todos sus problemas (que no son pocos) con toda la bondad de su alma y que ayuda a mucha gente a ser mejor en sus vidas.

Comienzo muy explosivo, presentación de personajes y pistas que nos ayudarán a entender la trama. Esa cena en la que nos preguntaremos que demonios le sucede a esa madre, una caja de cerillas, una foto de de una ex y la tormenta.
En líneas generales me gusta la película y como están encajadas las piezas para darle sustento a la historia, mi respeto para el guionista al que se le ocurre como encajar todo eso.
La trama del asesinato bien usada, en un principio es algo sencillo usar un asesinato como trama principal, aquí esta usada para que las piezas encajen y no tiene un peso suficiente para distraer del resto, bien jugado.

Aspectos negativos para mi:

Javier Gutiérrez y Belén Rueda, no es un problema de actuación ni mucho menos, pero que en toda producción española tengan que estar estos dos (por separado o juntos como aquí) ya cansa.
Previsibilidad acentuada en la parte final, me gustaría ver alguien que arriesgase en lugar de ir al clásico final establecido o feliz.
Duración excesiva, un pecado no solo de esta cinta sino del cine en general; amigos a veces menos es más.

Satisfacción, esa es la sensación con la que creo que acabo el equipo de rodaje de esta “La vuelta al mundo en 80 días”, desde los guionistas, pasando por los productores hasta el director.

Tiene que dejarte muy satisfecho, el hecho de vomitar sobre una de las obras más importantes, (sino la que más), de uno de los autores más importantes de todos los tiempos de obras de ciencia ficción, (sino el que más).

Bajo el manto protector de pertenecer al subgénero steampunk, se encarga de destrozar uno de los grandes clásicos de la literatura.

Unos efectos visuales un tanto discutibles, unas actuaciones que no pasarán a la historia, un montaje que es más de lo mismo.

La película va dirigida al publico infantil, está claro, pero no nos olvidemos, son niños no estúpidos.

Debo empezar esta crítica diciendo que leí el libro hace algún tiempo, así pues, no recuerdo ya muchos de los detalles. Cosa que me parece bien para valorar objetivamente esta cinta.

Lo que más me impulsó a verla fue comprobar la actuación de la Winslet, ahora tras verla puedo decir sin ningún tipo de duda, que es de las mejores interpretaciones que jamás haya visto, logra apoderarse del film, eclipsando a actores de la talla de Ralph Fiennes, (que por otro lado tampoco tiene un papel como para mostrar todo de lo que es capaz). El joven David Kross, es el que se lo pasa bien con la actriz inglesa, y cumple con el trabajo.

Un poco más centrado en el apartado técnico, el maquillaje de 10, al igual que la recreación de una Alemania de los años 60, totalmente impresionante.

Para finalizar como siempre, apartado reflexiones tras el visionado, más bien preguntas:
¿Puede una persona?, o más bien, ¿debe una persona castigarse a sí misma, solo por ocultar un oscuro secreto que no quiere que nadie conozca?
Lo he pensado bastante, y no creo que haya una respuesta correcta a esta pregunta, somos nosotros mismos los que construimos los muros que tanto nos cuesta derrumbar, esos muros de prejuicios, mentiras y miedos, pero si de ellos sale algo como esta historia levantemos muchos más de esos muros, porque me encanta verlos.

Que tardes me echaba con mi megadrive con el erizo
azul, como me sacaba de mis casillas el Robotnik.
hora han llegado al cine y en carne y hueso (y cgi),
y la verdad me lo he pasado genial.

La historia sencilla, pero no vas a pedir más a un
personaje así, las actuaciones pues bien, salvo por un
Jim Carrey que todo lo que actúa es oro puro.
Unos créditos para los más fieles a la saga y los que
aprecien el arte de los videojuegos.

Una película que logra lo que busca y es entretenerte y que
pases un rato sónico.