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Argentina Argentina · Ciudad autónoma de Buenos Aires
Críticas de Alesztejn
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Críticas 47
Críticas ordenadas por utilidad
10
17 de abril de 2020
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fantástico melodrama de un director extraordinariamente talentoso. Después de obras maestras del género como Jezabel (1938), La carta (1940), La loba (1941), o La heredera (1949), el director William Wyler (a no confundir con Billy Wilder) nos regala este milagro cinematográfico que es una remake de la versión que ya había llevado al cine en 1936.

El argumento trata acerca del derrotero de dos emprendedoras jóvenes que crean una escuela para niñas para la cual inicialmente trabajan con abnegación tanto en la enseñanza como en la restauración de una antigua casona. Al poco tiempo, y luego de un período de progreso y estabilidad, una alumna caprichosa y maliciosa difunde infundados rumores de actos lésbicos por parte de sus maestras. Y lo que comienza siendo una mentira (en realidad el relato lo deja en el terreno de la ambiguedad) de una niña, culmina en poco tiempo en una infamia que se lleva puestos a compañeras de curso, escuela y al desmoronamiento de todo un entorno social de una comunidad puritana.

Sin duda, se trata de una historia poderosa donde todos los personajes poseen una fuerte carga dramática, mérito de un guion fuertemente narrativo y de un enorme director que emplea magistralmente a sus actores. Porque en esta película hasta los niños lucen actuando estupendamente. Esta protagonizada principalmente por
una inolvidable dupla constituida entre Audrey Hepburn y Shirley Maclane, muy contenidas en sus pasiones amorosas, pero a la vez muy dotadas de la sensibilidad suficiente para hacerlas, además de hermosas, realmente empáticas e inolvidables para los espectadores.

Un film en el que la mayoría de los personajes hablan en sordina y los diálogos suman suspenso a medida que avanza el relato. En donde abundan las confesiones, los llantos y los sentimientos desmesurados muy típicos del género. En el que además la iluminación contribuye a enfocar con claridad la expresión de los rostros que siempre significan algo, al menos una mirada ya sea realista o engañosa sobre el mundo.

Y al igual que las magistrales ambientaciones que se pueden apreciar en las películas de otro maestro del melodrama como es Douglas sirk, este tipo de películas nos remontan a lo mejor de Hollywood, en versiones en blanco y negro de excelente calidad gracias a la proliferación de las nuevas plataformas de streaming.

En definitiva, para quienes se fascinan y admiran a esos directores y actores que saben y exaltan el lenguaje del melo cinematográfico, la incursión en las películas de William Wyler es una de esas opciónes imbatibles que se sienten y te atrapan hasta el final.
Alesztejn
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9
11 de julio de 2020
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si uno toma "Fiebre" y le saca la banda sonora, es decir si le quitamos la puntuación musical, a los personajes le pasa la mitad de las cosas. De hecho es notable como funciona en el popular film la música, es asombroso, y es simplemente música.
Porque en la película de 1978 uno se sube al discurrir del filme y dan ganas de vivirlo, un lugar donde se crea un espacio ficcional sumamente poderoso. La disco en el film es un lugar donde empiezan a pasar cosas, comienza a ser vivida como un lugar apto para el desarrollo de ficciones y de relaciones humanas.

No transcurren ni ocho minutos del comienzo y ya el film arroja sus barajas y nos ofrece uns preciosa escena coral con bailarines danzando en la pista alternando con un Travolta mirándose al espejo y moviendo su cintura como él, y solo él, lo sabe hacer. Llegamos al minuto quince y nuevamente las imágenes nos invita a ingresar en la disco Odisea 2001 junto a un altanero Tony Manero al que todos rodean y vemos nuevamente una pista colmada con bailarines alucinantes, en maravillosas coreografías grupales.

En mi país, esta película estrenada en 1978 y en plena época del gobierno militar, generó mas de una polémica acerca de qué modelo de juventud exaltaba ese guión tan explícito en mensajes como "al diablo con el futuro o lo única cosa que importa es mi camisa para ir a bailar esta noche", para acallar al joven rebelde, desobediente o contestatario. La falsa dialéctica rockero vs bolichero tomaba fuerza a medida que el film se iba convirtiendo en un rotundo éxito de taquilla y los jóvenes, y no tanto, se subían a la ola generada por Travolta en su traje blanco, sus botas, y sus brazos apuntando al cielo.

Sin embargo, luego de estrenada Fiebre, a los miles de espectadores poco les importó esa seudo discusión de algunos, cuando sentaditos en sus butacas aplaudían y zapateaban mirando casi hipnotizados esas luces estrambóticas y multicolores de la película, envueltas en ese sonido Dolby que imponía su pulsación y sus graves con una llegada al público mucho más física y que desbordada los límites de la pantalla.

La banda sonora con sus estupendas y multifacéticas canciones es sin dudas una sucesión de grandes éxitos con 17 temas inolvidables y rotundamente pegadizos que elevan el placer al escucharlos aun hoy día con una nostalgia conmovedora.
Uno de los ejemplos mas acabados es que en su final (sin ánimo de espoilear un film que ya ha visto casi todo el mundo) tiene una especie de tristeza recóndita que impregna la despedida de dos personajes fascinantes. Sin embargo, ese desenlace se lo recuerda mucho mas popular por la hermosa e inolvidable "How Deep is your love" durante el momento de los créditos! que por esa especie de pacto de amistad de un hombre y una mujer que en gran parte de la película nos prometen otra cosa.

Es inevitable que esa noche de disco interminable e inmortal legue hasta nuestros días y le cueste envejecer por más que ya lleve mas de 50 años. Y mientras termino de escribir me despido feliz mirando imágenes de reojo el paso de Travolta mientras me resuena la misma y recurrente frase: "here in your arms I found my paradise my only chance for happiness" de la preciosa letra y melodía de "More than a woman" de los Bee Gees.
Alesztejn
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9
20 de agosto de 2018
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al igual que en las entregas de Mamma Mia! o incluso en las obras teatrales que desfilaron por Broadway, Madrid o Buenos Aires, aqui nuevamente las bellas canciones de Abba vuelven a recobrar vida. Esta vez a través del cine en la continuación de lo que fue su exitosa primera producción.
Porque todo el universo de Abba se lo merece y porque tiene un formidable magnetismo para chicos y grandes. Si consideramos que el modelo original es ya de por si pegadizo y memorable, pues esta vez el cine ya cuenta con un punto de partida atractivo y poderoso. A eso le debemos agregar una notable puesta en escena donde la iluminación otorga una formidable cantidad de guiños a sus fans, como la recordada escena donde se produce la gran fiesta de inauguración del Bella Dona y se puede visualizar los colores y las luces como calcada de la tapa de un vinilo del ya nostálgico disco Super Trouper (1980). Tampoco faltan planos visuales comentadas con melodías de sus canciones menos conocidas, como el caso de la canción Our last Summer interpretada por un exquisito pianista al fondo de una pista de baile.
Pero eso si el buen cine no falla, las poderosas escenas del imprescindible tema de Dancing Queen estan potenciadas por un lado por una magnífica coreografía de bailarines muy bien ensayados integrados al paradisi´aco escenario natural y, lo que aun lo potencia mas, es una sutil declaración de principios. Como una idea visual casi de homenaje directo al exitoso film Dunkerque (2017) y en un momento melancólico repentinamente aparecen de la nada una muy buena cantidad de buques pequeños que vienen como a reivindicar y celebrar una causa noble, la reapertura del hotel que soñaba la madre de la protagonista y la bienvenida a todos los que se quieran sumar a esa fiesta de alegría de vivir.
Asi es el tono del film, luminoso, melancólico, alegre y de un constate homenaje a un género siempre vigente que es la comedia musical.Y por su puesto Mamma Mia 2 se aprovecha de todo ello para recaudar, sin dudas, pero también para desparramar felicidad y festejar el inagotable mundo creado por el grupo sueco. Thank you for the music.
Alesztejn
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8
10 de febrero de 2023
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La enfermedad de un gran amigo postrado las 24 horas en una habitación de hospital. Eso es lo que más le preocupa a Julio Rissio antes de convertirse en Tangalanga. Intentar a toda costa hacer reír a carcajadas a su amigo convaleciente para sobrellevar lo mejor posible sus horas de hastío.

El método aplicado consistía en llamar por teléfono de línea a algún lugar y comenzar a hacer bromas, podía ser una veterinaria, un parapsicólogo, carpintero (lo que venga) para consultar sobre un producto o servicio. Claro que, hablando al principio en tono amable y educado, hasta que pide pista y argumenta algo que pone incómodo a su interlocutor, lanzando una mala palabra, o directamente faltandole el respeto, produciéndose por lo general un fuerte intercambio de insultos a partir de un reclamo ficticio.

A mitad de camino entre el biopic y la ficción, El método Tangalanga esta basado en esta historia inicial verídica que capta muy bien esa relación de amistad y el nacimiento del bombardeo de cargadas por teléfono que lo hizo tan famoso.
Y en el argumento lo traslada a dos personajes, un oficinista muy tímido que no podía hablar en público, y que a través de una hipnosis que le hace Silvio Soldán -en una puesta que nos recuerda bastante a la escena mágica del cine de La rosa púrpura del Cairo (1985 )- es justo cuando empieza a aparecer Tangalanga cada vez que levanta el tubo de teléfono y hace unas bromas telefónicas que luego se las lleva a Sixto, el personaje que protagoniza Alan Sabagh para levantarle el ánimo.

El film también agrega toques de dramatismo y una historia de amor que nadie podría comprobar que haya sido cierta pero que decora bien el relato y le da un tono muy llevadero. Unos momentos románticos protagonizado entre el protagonista y una luminosa Julieta Zylberberg caracterizada con un estilo twiggy con su vestido amarillo, pestañas postizas y con una muy bella figura que nos remite a esos famosos iconos femeninos de los 60.

Es notable que hay una intención de hacer una pintura de época, la cual me parece un punto fuerte de la película. Apoyado en una banda sonora que además de contar en algunos pasajes con un muy bienvenido registro de la voz real de Tangalanga, nos ametralla promocionalmente con ese hitazo de Sandro que es la canción “Un mundo de sensaciones” junto a un eficaz y colorido afiche de presentación.

Me retiré de la sala de cine satisfecho y con la clara intención de volver a escuchar los audios de este querible y socarrón cómico argentino que ha cosechado miles de fans. Ya no en esas cintas de casettes vírgenes que circulaban antes sino en las actuales plataformas, actividad súper recomendada para el público general, en un buen complemento con este entrañable film.
Alesztejn
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7
12 de marzo de 2021
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Flaca es uno de los temas más famosos de la etapa Calamaro solista. Es sin dudas uno de los más queridos por el público y uno de los que más ha sonado en las radios a la hora de pasar rock "nacional" (epíteto ligado al rock de Argentina hecho en general por artistas argentinos). Es también uno de los emblemas del disco Alta suciedad (1997) y por supuesto una canción maravillosa.

Ahora bien, al contemplar el videoclip del tema ya los ánimos se desinflan un poco. Filmado en gran parte como una sucesión de planos cortos de un puñado de rostros de modelicas mujeres mientras transcurre la canción, parecería que al director lo que más le interesa es querer otorgar un conjunto de bellas imágenes. El resultado a primera instancia es el de un videoclip algo vacío de contenido y chato de estilo tomados de la estética publicitaria muy típica de los noventa.

Creo, eso si, que el video despega hacia algo más interesante cuando aparece en forma intermitente la imagen misma del rostro de Andrés Calamaro tarareando con los labios los versos de la canción. Con sus anteojos negros y sus largos cabellos enrulados parece conseguir rememorarnos ese aura entre místico e intelectual del icónico Bob Dylan.

Afortunadamente, el nivel de melodía y de letra de la canción son tan poéticamente buenos que las imágenes a priori publicitarias terminan como en un segundo plano en importancia, porque lo realmente relevante son esos cuatro minutos de música que nos remiten a lo mejor del rock nacional de Buenos aires. Y ahí sí el director diego Kaplan nos regala sobre el final unas bellas postales de una Buenos aires nocturna en la que el músico parece querer capturarla con una vieja cámara super 8 que se muestra imperecedera, solitaria, indiferente a la realidad de su tiempo a pesar de los cientos de millones de reproducciones que tendrá en YouTube.
Alesztejn
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