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España España · Madrid
Críticas de paki
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Críticas 203
Críticas ordenadas por utilidad
10
1 de enero de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arletty es una mujer equivocada. Piensa que vive en un barrio donde no suceden milagros. Y eso es lo que parece a simple vista. Su barrio es el del puerto de El Havre. Un lugar pobre donde subsisten y sobreviven personas muy humildes. Sin ir más lejos, está casada con Marcel, un limpiabotas, asi que su vida tiene mucho de pobre y poco de milagro.

Además está muy enferma y necesitaría otro,imposible, para curarse. Demasiados milagros para una sola vida.

Pero en esta historia de maravillas todo parece posible. Como que las pobres personas que viven en ese barrio humilde se confabulen para obrar milagros, como el de ayudar a alguien todavía más necesitado que ellos, Idrisa, un muchacho inmigrante que necesita un milagro urgente para reunirse con su familia y mejorar de vida. Lo dicho, un milagro. Pero la solidaridad, la humanidad, la generosidad y la bondad llegan donde donde no llega nada más. Idrisa está en las mejores manos. Marcel es un hombre tan bueno como pobre, pero donde le falta el dinero, le sobra el corazón y la voluntad para ayudarle, y, cuando el no está, el de sus vecinos. Gente sencilla: la panadera, la señora del bar, el frutero, el colega limpiabotas, el viejo rockero, hasta la ayuda inesperada del sitio menos esperado... Personas mágicas, capaces de fabricar un milagro, o dos, o muchos, porque la generosidad y la solidaridad es así de increíble...

Ah! mi título no es por la condición humilde, casi de miseria, de los protagonistas; ni porque Marcel me recordara el mejor Jean Valjean, generoso y sacrificado; o el comisario fuera un Javert capaz de descubrir su humanidad en el preciso momento, sino porque hace unos días oí que un pobre ministro, nada humilde, pensaba castigar y multar la generosidad, la solidaridad, la ayuda y la empatía de los que tienen un poco hacia los que no tienen nada. O sea, prohibir los milagros por real decreto ¿se puede ser más miserable?
paki
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9
31 de diciembre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un artista es alguien que, haga lo que haga, pone su sello especial a lo que esté haciendo, porque le da un toque único y diferente. Experimenta. Perfecciona. Explora y, sobre todo, crea. David Lynch es un artista y, sobre todo, un creador. Él no mejora géneros porque tiene uno propio, ni tiene un estilo único porque, de una película a otra, se transforma a sí mismo. Él simplemente inventa o experimenta con sus sensaciones y las tuyas. Y se atreve a exponerlas en público sabiendo que mucha gente no va a entender que no hay nada que entender y sí mucho que disfrutar.

Porque su mundo no tiene que ver con la lógica de las cosas, que es un concepto que no casa con el de la creación artística que es un campo tan abierto e infinito que no se le pueden poner puertas, techo, tiempo ni espacio; ni reducir milimétricamente a las reglas clásicas ni a las normas del planteamiento, nudo o desenlace porque el árbol de la lógica te impedirá ver el bosque de la imaginación. Y disfrutar.

A veces no debes juzgar, ni criticar ni intentar comprender lo que estás viendo sino relajarte y experimentar lo que sientes mientras lo ves. Porque puede que te estén brindando la oportunidad de ser un espectador del teatro del absurdo y sorprenderte y zambullirte en otra realidad en la que, quizás, descubras que alguna vez has estado sin saberlo. Y que, incluso, cuando salgas de allí, no solo no reclames el dinero de la entrada sino que pienses que has hecho una maravillosa y única inmersión no sabes muy bien donde. Pero que repetirías seguro...

Mulholland Drive es una calle donde se viaja a esos lugares desconocidos y únicos. Un lugar donde suceden historias perdidas en el espacio y el tiempo; donde la realidad, la ficción, los sueños, las pesadillas, los deseos y los recuerdos tejen una historia complejísima, donde sin embargo crees al final que lo has entendido todo. Porque todo está ahí y según va discurriendo te das cuenta que estás viendo una historia de amor y odio; de desengaño y celos; de frustración, rabia y locura. De pasión, de renuncia, de obsesión y de tristeza infinita. Una mujer desesperadamente enamorada y abandonada inventa para sobrevivir una película en la que ella es protagonista y controla el guión y los personajes. Y es de amor, de un género tan negro como su vida, y está llena de monstruos como su cabeza, y de misterios sin resolver como su existencia. Y siempre es de madrugada porque es la mejor hora para alucinar, imaginar, amar y matar o morir... Por lo menos en Mulholland Drive que es una carretera perdida de una sola dirección con destino a ninguna parte...
paki
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9
28 de agosto de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Camino es una preciosa niña que tiene tres problemas: el de la muerte, el del amor y el de la vida.

La vida es dulce y bella. Y ella es linda y alegre. Está ilusionada con muchas cosas. Su familia la quiere, cada uno en su diferente forma. Su padre, alegre, vital y espontáneo como ella. Su hermana, recluida en un mundo donde parece sentirse segura y cómoda. Y su madre, encerrada en sus dogmas, inflexible en sus creencias, segura de sí misma y de su fe. Es una mezcla inestable y compleja, llena de silencios extraños donde ella, sin embargo, en su optimismo y cariño por todos ellos, se siente protegida, feliz y llena de proyectos.

Nada parecía hacer suponer que esa niña linda, dulce y alegre pudiera tener tres graves problemas: el de la vida, el del amor y el de la muerte.

La muerte es el dolor que aparece de pronto, cuando los planes se vuelvan difíciles y la vida, imposible. Desde la cama de un hospital los amigos se ven lejanos y borrosos los sueños dulces hasta que se convierten en negras pesadillas. Sobre todo después de la visita de una madre fanática e inflexible que solo encuentra consuelos duros, tristes y fríos para aliviar a una niña perdida en el dolor, la soledad y la frustración. O en el dolor propio de un padre desconsolado. O de una hermana ausente, prisionera de sí misma.

Demasiado para una criatura frágil con tres problemas urgentes: el de la vida, el de la muerte y el del amor.

El amor es lo más importante cuando todo falla. Estar enamorada pone alas a una niña encerrada en su cuerpo. El amor es el resquicio por donde se cuela la luz más brillante a través de las negras pesadillas, las personas lúgubres y las horribles torturas de una cama de hospital. El amor es el consuelo definitivo y mágico contra lo irremediable. El sortilegio para conjurar el dolor y escapar de las agujas, los quirófanos y los ángeles negros que acechan en la oscuridad. El amor es el amuleto contra el miedo. La medicina y el milagro luminoso cuando todo parecía desesperado. El amor es su fe, su verdad y su vida. El camino de Camino. Amor más poderoso que la vida y muchísimo más que la muerte.
paki
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8
23 de enero de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a abstraerme totalmente de que ésta sea una película de uno de mis mitos del cine. Es verdad que adoro a Clint Eastwood y que me parece que es un hombre tocado por la gracia, de esos que hacen muchas cosas y casi todas bien o mejor que los demás. Que tiene "duende", encanto, poder y fuerza, y que verle actuar en el cine ha sido siempre para mi ... uff... ni sé explicarlo... Pero hace muchos años que Clint se dedica a currar en el cine con pasión, con inteligencia, con voluntad y con paciencia y humildad. Eso es lo que creo. Ha dejado todos los tópicos que le acompañaban en su carrera y cada año te hace una película nueva y es una sorpresa que no te esperas. Y un riesgo para él. Podría ser de cine negro, de aventuras, bélica, un melodrama o un docudrama... Lo que sea, pero arriesgándose a perder al público que busca lo que siempre han encontrado en él, y no quieren otra cosa. Por eso, yo siempre voy al cine si estrenan una de Clint. Invierto mis 7 euros en alguién que sigue invirtiendo talento, riesgo y pasión en su trabajo. Favor con favor se paga. Fin de Clint y empieza la película.

Trata sobre la vida después de la muerte a través de las historias de tres personas muy diferentes, y que llegan, o se encuentran, con esa dimensión desconocida y escalofriante de traspasar la frontera del más allá. En los tres casos, la forma de atravesarla ha sido diferente: una mujer es empujada al otro lado y después arrastrada de vuelta; un hombre, dolorosamente, es capaz de entrar y salir, a su pesar, en una especie de puerta giratoria, que odia atravesar y que todos le piden que haga; y un niño desea con todas sus fuerzas estar en el otro lado, porque en este se ha quedado rotundamente solo. Y también, cada uno de ellos, se enfrenta a esa posibilidad de una forma radicalmente diferente. La mujer, de una forma intelectual y cerebral, porque es una periodista de éxito que se encuentra, de repente y traumáticamente, con que ha descubierto el reportaje y el viaje de su vida, y de su muerte, y quiere transmitirlo a toda plana y para todo el mundo. El hombre arrastra su maldición, quizás una contracción de maldito don, de poder escuchar las voces y ver las caras de los muertos que rodean a los vivos. Y son estruendosas. Es un bicho raro, condenado a la soledad, porque todo lo que toca se convierte en nostalgia, en dolor o en infinita tristeza. Y el niño es pura emoción, su fuerza consistía en estar desdoblado en su hermano; en un equipo de dos que parecía capaz de vencer y de resistir las dificultades de una dura infancia. Y cuando se queda solo, no piensa que ha perdido a otro, sino que le han partido por la mitad. Y necesita recuperarse y recuperar su otra parte.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
paki
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8
14 de noviembre de 2010
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A lo mejor te pasa como a mí, que te has leído con devoción a Lady Agatha Christie (como si no podría colocarle bien todas las haches) y te has devorado las de Hitchcock, don Alfred (ídem de ídem) con pasión y admiración ciegas. Así que, además de los buenos ratos literarios y cinéfilos, has aprendido unas cuantas cosas del comportamiento humano. Me refiero al criminal. De por qué unos matan y otros mueren; de como se cuecen las intrigas y las conspiraciones que acaban en el asesinato de unas personas por otras. Estos genios que digo, creo que tienen la teoría de que se mata, principalmente, por dinero y por amor. Luego entran los diferentes subgéneros de esas dos ramas principales: herencias, celos, odio, envidia, negocios, chantajes...

Y te pasa que has adquirido un olfato para el crimen, para descubrir las cosas importantes de la trama, para atar cabos y para detectar el momento clave en que te dan la pista definitiva que todo lo aclara... Y eres la envidia y el pasmo de los que ven la peli contigo y, aunque no te lo digan, admiran tu inteligencia y se cuidan muy mucho de meterse contigo en el futuro... no vaya a ser...

Bueno, pues todo eso no sirve de nada con las películas y las novelas de espías, de servicios secretos o de tramas políticas. Ahí ya se acaba la lógica rigurosa y el elemental querido Watson ó Hastings... Aquí ya sí que no sabes a qué atenerte, ni por qué están haciendo lo que están haciendo, ni quién es el enemigo, cuál es el héroe o el villano, ni por qué mueren, matan, viven o conspiran. A lo mejor solo me pasa a mí, y la gente avezada y avispada puede seguir esas historias de secretos, conjuras, razones de Estado, alta política y despachos de los servicios de inteligencia (?) de todo el mundo. Yo no. En esas historias soy yo la que me quedo pasmada y hecha un lío. Con cara de tonta y sin saber por donde me ha venido el desenlace... Mas o menos, como le pasa al escritor fantasma de esta película. Y es un hombre inteligente y listo, de eso no hay duda, Un intelectual capaz de atar cabos, encontrar pistas, sintetizar pruebas y analizar hechos, lo que pasa es que no sabe quién es el enemigo, ni puede distinguir al héroe del villano, ni donde, ni cuando, ni sobre todo el por qué. Le contratan para escribir las memorias de un político, uno de esos hombres más poderosos de la tierra, impenetrables y con la sonrisa congelada por el veneno de las serpientes, impredecibles y fríos. Tal vez, ¡ojalá!, sea un hombre bueno, altruista, idealista y decente que utilizará el poder para hacer un mundo mejor. O, quizás, no. Es difícil saberlo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
paki
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