Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3,333
Críticas ordenadas por utilidad
8
10 de noviembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La pregunta que hacemos en el título, podría responderse con otra pregunta: ¿Podríamos vivir en paz sin Códigos de Conducta Moral? Si los seres humanos -todos-, tuviésemos muy clara la capacidad de escuchar a nuestra conciencia y hacer siempre lo que ésta nos reclama, los Códigos de Conducta Moral carecerían de sentido, pero, como no sucede así, y con frecuencia atendemos más a los impulsos primarios que a la razón y a la sensatez, la sociedad encuentra necesario promover manuales de comportamiento cuyas normas, al ser violadas, producirán sanciones según el grado de la falta. Muchas personas, especialmente en las culturas donde la religión ocupa un lugar preponderante, introyectan de tal manera las normas que les transmite la familia, la escuela y la iglesia en cada momento, que, ante la inobservancia de una regla moral, atraen para sí mismos el castigo sin necesidad de que otro se los aplique, y la observancia permanente de la llamada Ley de Compensación (causa y efecto), les permite comprobar, constantemente, la precisión con la que ésta funciona.

Según sea la religión, hay códigos llevados a tales extremos que, algunas reglas resultan claramente violatorias de los derechos humanos, especialmente en el caso de las mujeres a las que se ha querido mantener subyugadas, y por diversas razones (en la particularidad de aquellos que las redactan que, entre otras cosas, se aseguran la tenencia del poder), las normas se extreman contra ellas al momento de redactarlos.

Cuando se aprecia una película como, <<A PROPÓSITO DE ELLY>>, se comprueba que el código de moral que han aprendido sus personajes bajo el influjo del islamismo, los lleva a tener una altura comportamental del más alto significado (sin que falten las muy humanas transgresiones) y, en general, es en comportamientos de esa índole donde late la civilización y la convivencia como se debe. Sin embargo, al comparar los sentimientos y las actuaciones de Sepideh, Elly, Ahmad, Peyman y demás compañeros, con lo que sentimos y pensamos nosotros, sin duda hallaremos sensibles diferencias que nos hacen sentir más liberales y abiertos. Pero surge otra pregunta: ¿Somos, por ésto, más evolucionados o somos un tanto más libertinos? La cultura que cada uno tenga, le dará la personal -no necesariamente justa- respuesta.

La película del director y guionista iraní, Asghar Farhadi, tan modesta en su narrativa y en su puesta en escena, como profunda en su análisis psicológico, apunta sobre todo al alma, permitiendo que, en cada personaje, aflore un cúmulo de sensaciones y sentimientos que trascienden cualquier cotidianidad, en un simple paseo al mar que, repentinamente, se convierte en tragedia… y creo que no habrá nadie que no sienta que algo le rebulle muy adentro, haciendo vibrar quizás la propia esencia y esa moral aprendida que no siempre funciona como debiera.

Golshifteh Farahani (Sepideh), es la chica llamada a cargar con la culpa esencial (nótese que, en toda la historia, el mayor peso moral recae sobre ellas), pero, su fortaleza interior, quizás le dé sostén para seguir adelante. Shahab Hosseini (Ahmad), es el hombre que vuelve con la esperanza de rehacer su vida, y sin hacerlo aún consciente, quizás guarde un mayor peso del que podamos suponer; y, entre otros, Taraneh Alidoosti (Elly), es la chica que, seguramente, nos motivará la más seria reflexión: ¿Es casual todo aquello que nos sucede?... ¿Atraemos aquello en lo que creemos?... ¿O hay, acaso, un universo de leyes implacables que, indefectiblemente, castiga toda transgresión?

<<A PROPÓSITO DE ELLY>>, confirma ese singular virtuosismo del cine iraní, capaz de llegarnos al alma con las más sencillas historias.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
22 de agosto de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ganador del premio Tony por The Fourposter (1952) y nominado al premio Nobel, en 1972, por su novela The Peaceable Kingdom, el escritor alemán, Jan de Hartog (1914-2002), tuvo desde muy chico tanta pasión por el mar que, a los 16 años ingresó en el Netherlands Naval College, pero, transcurrido el primer año, se decidió a abandonar porque jamás pudo simpatizar con el instructor asignado. Pero, son hechos como éste, con los que se demuestra que, a veces, perder es ganar, porque fue poco después de este incidente que, en Hartog, se despertó el deseo ferviente de escribir, y entonces, comenzó con historias de misterio donde creó al inspector Gregor Boyarski; siguieron algunas obras de teatro; una novela sobre la II Guerra Mundial mientras él mismo servía a la resistencia: Hollands Glorie. Aka: Captain Jan… Hasta que, habiendo ingresado a La Marina Mercante de los Países Bajos, pronto se convirtió en capitán de un barco por cuyas labores recibiría la Cruz al Mérito. Esta última labor, serviría para nutrir su siguiente novela: El Capitán, y posteriormente, The distant shore (Stella, en UK), cuya publicación lo transformaría en un decidido pacifista, ingresando incluso en la comunidad de los cuáqueros.

“Stella” (1951), está ambientada durante la batalla del Atlántico Norte (1940), y pronto, interesaría al productor, Carl Foreman, quien se ocuparía de adaptarla en forma admirable, dejando la dirección en la calificada mano de Carol Reed, quien, bajo el título “LA LLAVE”, nos asegura una significativa y profunda historia, plena de atractivos y curiosos detalles.

Primero, se desarrollan dos historias paralelas: De un lado, los tripulantes de un carguero, rescatan a los marines de otros barcos que sobreviven a los mortales ataques de los alemanes. Y puestos en tierra, los altos mandos de uno de estos cargueros, han decidido convertirse en protectores (enamorados) de una atractiva refugiada suiza, desde que supieron que, a punto de casarse, a su pareja (otro marine), lo asesinaron hundiendo su barco. El tercer hombre, el capitán Chris Ford (Trevor Howard), será el encargado de llevar a su colega, el capitán americano, David Ross (William Holden) al apartamento 12 de un edificio donde tiene hospedada a Stella (Sophia Loren), la bella y dolorida víctima de las atrocidades de la guerra.

Ese número 12 en la puerta, con el 2 zafado pendiendo de revés, se convertirá en una suerte de metáfora, quizás para señalar que, hacer pareja con Stella, no trae demasiada suerte o ‘no debe ser’ el destino de ningún marinero realmente comprometido con su patria (de aquí que sea más coherente el final pensado para Europa que el edulcorado inserto para los EEUU).

Con el estupendo personaje del capitán Van Dam (Oscar Homolka), también se hace un atractivo estudio pacifista que rememora el viejo cuento hindú de Ganar sin pelear, y son estos apuntes de un cuáquero que ahora pensaba que, todo acto de violencia degrada al hombre y a la humanidad entera.

De nuevo -y aquí resplandece muy claramente el sentir de Foreman como el del director-, el interés está más centrado en la psicología de los personajes -mostrando con sutiles detalles su grandeza interior, pero también sus conflictos: temores, vacíos y ansiedades- que, en los hechos de guerra, donde es lo mismo siempre: el hombre aniquila al hombre y le arrebata sus sueños, sin tener certeza de porqué lo hace.

Para quien entienda que, vale más conocer al hombre y acercarse al Sí mismo que a cualquier otra cosa externa, “LA LLAVE” quizás le ofrezca otra clave para avanzar en este maravilloso proceso.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
18 de agosto de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es más patriota el que calla y acepta sumisamente las turbias problemáticas de su sociedad por dañinas y absurdas que éstas sean, que el que cuestiona con rigor y buena voluntad sus improcedencias. El primero, es un ser pasivo y permisivo que fomentará la permanencia de aquellas cosas, y el segundo, es un ser palpitante que lucha por la verdad, por la justicia y por el cambio.

El novelista y dramaturgo, Ring Lardner (1885-1933), era de esa suerte de hombres a quienes les dolían las eternas injusticias que se preservan por años, por décadas y a veces por siglos en la sociedad estadounidense, y entonces, como hombre de paz, se sirvió de la pluma para expresar sus inconformidades y para mostrar que, hay cosas que nos dejan muy mal parados como especie humana.

Por muchos años, el ‘deporte’ del boxeo ha sido uno de los más viciados por sus componendas, sus sucios trucos, y por la explotación que se ha hecho de los boxeadores, de los cuales se ha abusado sin conmiseración alguna, pisoteando su dignidad y da grima hablar de quienes, por subir a los cuadriláteros, han terminado con daños cerebrales irreversibles… discapacitados… o muertos, a consecuencia de los golpes recibidos.

Basado en la historia, “The champion”, que escribiera Lardner (padre del también recordado guionista Ring Lardner Jr.), Carl Foreman elaboró un profundo y muy sólido guion, con el que se propuso recrear no sólo los oscuros tejemanejes del boxeo, sino también -y esto es bien importante-, los rasgos psicológicos que inducen a actuar a sus protagonistas de ésta o aquella manera. En la historia, se emiten criterios, pero no se condena a nadie, y cada ser humano es plasmado con sus virtudes y falencias, dejando tan sólo ver como, cada acción, produce una particular y equitativa reacción.

Las personalidades que revelan el boxeador Midge Kelly y su hermano Connie, dan perfecta cuenta de los polos opuestos como puede visionarse la vida… y también de lo que esta traerá a cada uno, según la manera como la haya asumido.

Mark Robson, quien aceptó la dirección de este filme sintiendo que conocía algo del tema, pues él mismo había practicado un poco de boxeo en sus años mozos, logra darnos una calificada historia colmada de denuncia social y de reflexión humana, y lo mejor, es que lo logra con una ambientación inmejorable, donde las sombras y los ángulos de cámara nos dan precisos significados, y extrayendo de Kirk Douglas, Arthur Kennedy, Ruth Roman, Lola Albright y el resto del reparto, las más potentes actuaciones.

Se consolidaba aquí, el tándem conformado por el productor independiente Stanley Kramer, el brillante guionista Carl Foreman y el agente de prensa, George Glass... y entre los tres, habrían de hacer historia.

Una frase para recordar:

“Éste (el boxeo) es el único deporte donde, a dos tipos se les paga, por hacer algo por lo que serían arrestados si lo hicieran borrachos y sin justificación alguna”.

Título para Latinoamérica: “EL TRIUNFADOR”
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
10 de agosto de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando, tras un largo estado de coma, el marine James Fletcher, despierta en el Hospital Naval de Long Beach, se sentirá sorprendido al ver las cosas que le ocurren enseguida… y mucho más, cuando escucha que ¡va a ser llevado a Consejo de Guerra por traición!

Sin entender lo que pasa y sin poder recordar los últimos hechos ocurridos, Fletcher hace lo que tiene que hacer y escapará en busca de una explicación sensata a su situación actual. Pronto, en casa del también marine, Mark Gregory, donde sólo encontrará a su esposa Martha, el atribulado fugitivo se enterará del hecho por el que se le acusa… oirá hablar del amistoso equipo que, con Gregory y con Ted Niles, llevó a que se les conociera como Los tres mosqueteros, y con la ayuda de este último, comenzará a clarificar lo sucedido en el campo de concentración japonés en Filipinas, donde estuvieron recluidos durante la Segunda Guerra Mundial.

Escrito por Carl Foreman y dirigido por Richard Fleischer, “ACUSADO A TRAICIÓN” es un atractivo film noir, cuya historia atrapa enseguida, con una serie de intrigantes giros en los que un hombre lucha por recuperar su cuestionada dignidad, mientras es buscado por fa-s-cinerosos, de aquí y de allá, que desean sacarlo de en medio.

Inspiración, muy probable, para la reciente, “The Bourne identity” (2002) de Doug Liman, la película de Fleischer nada en aguas de mediano caudal por el austero presupuesto con el que fue rodado lo que, además, obligó a contar con actores calificados, pero que nunca alcanzaron resonancia alguna. No obstante, Bill Williams y Barbara Hale (pareja en la vida real), logran una fácil química que se traduce en algunos buenos momentos de interrelación en la historia. El pronto notable director, Richard Quine, consigue también una efectiva caracterización como Niles, permitiendo que la ambigüedad fluya en la historia a niveles intrigantes. Y es bueno ver a una juvenil, Martha Hyer -con su auténtico cabello negro-, recreando a miss Harwick, la secretaria de Wheeler.

Le falta al filme otro tanto de acción y un mayor trabajo en exteriores que diera la idea de complot internacional… y también sentí que, el desenlace fue tan abrupto, que pareciera como si el productor hubiese dicho: “¡Hay que terminar, muchachos! ¡Se nos acabó el presupuesto!”. Pero, con todo, el filme resulta bastante interesante.

Título para Latinoamérica: “ALMA EN LA SOMBRA”
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
2 de agosto de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frankie, perdón, F. Jasmine Addams, quería volar como un gorrión, y con sus alas siempre abiertas, ansiaba salir del estrecho rincón donde vivía e irse a recorrer el mundo. Conocer otras ciudades y otras culturas; tener muchos amigos y poder, así, disfrutar de la vida como lo hacen los privilegiados. La gran oportunidad para F. Jasmine, cree tenerla cuando se anuncia la boda de su hermano, Jarvis, con su novia Janis, pues, a sabiendas de que él la ama como ella a él, está segura de que la llevarán con ellos, y así comenzará su libre vuelo fuera de la jaula que ahora la aprisiona.

Carson McCullers, sabía harto de la tristeza que embargaba el alma de gran parte de su gente, y aún la suya propia. Sabía de las enormes carencias económicas, afectivas y culturales que padecían los habitantes del profundo sur. Sabía de las muchas oportunidades que se les denegaban a muchos seres humanos sólo por haber tenido en suerte el nacer con una piel oscura… y todo esto, lo refleja en unas novelas que la convirtieron en una de las ‘desobedientes’ escritoras de la sociedad estadounidense. Con ella, ¡ya no iba más la América de ensueño promovida por los gobernantes con la ayuda de los más lacayos medios de comunicación! La verdad era su meta y la justicia su esperanza… y en cada novela (El corazón es un cazador solitario, Reflejos en un ojo dorado, Frankie y la boda y La balada del café triste), como en cada cuento u obra de teatro que surgió de su mente, se desgarra su alma con esos personajes a quienes quisiera salvar de la derrota, de la carencia y de la muerte… aunque algunos es lo único que encuentran.

En ese largo diálogo entre, F. Jasmin, su hermanito John Henry, y la empleada afrodescendiente, Berenice Sadie Brown, estarán puestas sus almas... y se abrirá un cúmulo de esperanzas y ensueños aunque, para ellos -como para tanta otra gente-, su suerte está casi marcada. Porque se habla de la libertad, pero, lo que no se dice, es que es una libertad sin posibilidad para la mayoría. Se habla de la abundancia, pero se calla que, la mayor parte del pueblo, nunca la conocerá... y se habla de la justicia para todos, pero, de hecho, está reservada esencialmente para las clases privilegiadas.

<<FRANKIE Y LA BODA>>, no es un filme para divertirse. Es un espejo ensamblado para rasgar lo establecido y para mostrarnos la suerte de jaula en la que, quizás, también tú y yo hemos vivido... pero guarda la esperanza de invitarnos a volar como cualquier gorrión de los que vemos en los árboles; y al desnudar el ser de la mujer padecido por muchos años en nuestra sociedad, alienta en ellas un ímpetu como el que promulgara, Mary Shelley, con sus memorables palabras: "No les deseo que tengan poder sobre los hombres sino sobre sí mismas".

El director, Fred Zinnemann, partiendo del guion que, sobre la obra de McCullers, escribieran Edna y Edward Anhalt, ha hecho con ésta, la primera película estadounidense protagonizada por una mujer negra, Ethel Waters, quien, junto a sus debutantes compañeros, Julie Harris y Brandon de Wilde, ya había triunfado en Broadway al representar, “The Member of the Wedding”, en 492 ocasiones sucesivas, y necesario es decir que, su actuación es memorable.

Con esta película que, evidentemente, contiene elementos de las vidas de la escritora como de la celebrada actriz y cantante de blues, Fred Zinnemann, consolida una notable creación cinematográfica.

Título para Latinoamérica: CRUEL DESENGAÑO
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Más sobre Luis Guillermo Cardona
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow