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Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3,333
Críticas ordenadas por utilidad
10
17 de junio de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pareja perfecta no es aquella que está de acuerdo en todo, y cuando él habla, ella siempre aplaude. Una pareja es perfecta cuando ambos miembros son complementarios y cada uno sirve al otro como punto de apoyo para descubrirse, para crecer y multiplicarse. La pareja perfecta, hace visible tu lado de sombra y te anima a iluminarlo con tácticas de reflejo, de replanteamiento y de alternativa. En tal sentido, Felix y Oscar son la pareja más pareja. El uno con el otro van a conseguir lo que no pudieron al lado de sus esposas porque, de seguro, Francis y Blanche, se limitaron a objetar, a insultar, y a culpar a sus maridos de todas sus desgracias.

Felix y Oscar, sólo necesitan dos semanas para hallar el nuevo sendero que se mantuvo oculto tras muchos años de matrimonio. ¿Cuál es el método? Hélo en esta maravillosa película planteado con lógica, con gracia, con encanto… y con un exquisito humor que te hará soltar unas sonoras carcajadas.

Jack Lemmon y Walter Matthau, dos de lo más perfectos comediantes que haya podido dar el cine hollywoodense, vuelven a reunirse tras su memorable aparición en la película de Billy Wilder “En bandeja de plata”. Y dejan bien en claro que, aquella, no fue una aíslada estrella de inspiración. Aquí vuelven a lo suyo sin actuar, sino siendo el personaje; sin afanes de superarse el uno al otro, y siempre complementándose para lograr lo mejor de cada escena. Si hubiesen sido gays, darían el ejemplo cabal de convivencia homo, pero ellos se enriquecen compartiendo su blanco y su gris, hasta el momento de reencontrarse consigo mismos y estar listos para prodigarse de nuevo, y con otro rostro, en sus particulares familias.

Gene Saks hace pareja, también por segunda vez, con el notable escritor Neil Simon y tras su célebre, “Descalzos por el parque”, logran alcanzar la cima con esta imprescindible obra que ratifica a plenitud que, el humor no está en contra de lo serio, sólo se opone a lo ceremonioso y aburrido. Pues con gracia, hasta las punzadas se sienten como caricias.

Intentos de suicidio, afanes de aventura, sólida amistad entre viejos amigos; aburridas partidas de póker animadas por la adversidad que se anuncia en camino; la grata y divertida presencia de las hermanitas Pichoncitas (Cecily y Gwendolyn Pigeon); y el choque frontal entre los neuróticos y extremos, Felix Ungar y Oscar Madison, que involucra liviandades humanas como el orden obsesivo, el afán controlador, la manía culinaria y otras bagatelas, se conjugan en una comedia digna de ver unas cuantas veces, para alegrar la vida con una buenas risas y para aliviar de pronto el alma conduciendo nuestros actos hacia el punto de equilibrio.

Título para Latinoamérica: “LA PAREJA DISPAREJA”
Luis Guillermo Cardona
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6
29 de abril de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para todo hay argumentos. Y todo argumento, por inicuo y absurdo que sea, siempre encontrará quien se lo crea. Hasta para hacer que los muchachos se enlisten emocionados sin pensar que el viaje es hacia el infierno, hay maneras muy persuasibles de lograrlo. Mostrarles historias como la de la película que ahora nos ocupa, es una de ellas. Las otras son muy variadas e incluyen argumentos como estos: “Tendrás ocasión de convertirte en héroe” (que influirá en los más tímidos y en los arrogantes), “Serás libre de disparar un rifle o una ametralladora contra los enemigos” (para los cargados de odio). “Podrás seguir la carrera militar y ascender incluso a General si te lo propones” (para los excluidos que sueñan con ser alguien)…

Uno de los más anhelados sueños de muchos chicos norteamericanos es Hollywood. Mostrarles que podrán estar en lugares muy especiales llamados “Stage Door Canteen”, donde habrá licor, comida y estadía ¡todo completamente gratuito! Y donde, además, podrán entrar en contacto con sus ídolos del cine, el teatro y la música, sentirse atendidos por ellos, bailar, conversar e incluso enamorarlos, si se atreven… Eso, ¡señoras y señores! hace innecesario llevarlos a la fuerza (que no favorece la participación activa). Con ofertas de este tipo, marcharán como corderos, soñarán con lo prometido, y hasta verán la guerra como una fiesta (con rusos y chinos como entrañables amigos)… y no como el averno al que caerán muy pronto.

Frank Borzage, un director con algunos muy buenos momentos cinematográficos, logra un filme de propaganda que, de seguro, animó a muchos chicos a empuñar un arma contra los alemanes y los japoneses aunque, quizás, poco después fueron enterrados con una lápida que los señalaba como “héroes de guerra”. Y lo que no tranquilizará jamás a las conciencias incitadoras es que, aquella II Guerra Mundial, como tantas otras, hubiera podido evitarse, pero, entre las grandes potencias priman siempre los intereses económicos por sobre los humanitarios… y sino, indaguen sobre las motivaciones que ahora les tiene en Libia.

Un enorme y brillante reparto se hizo “voluntariamente” partícipe de esta película (¡no lo hagas y verás en lo que termina tu contrato!) cuyos recaudos fueron a parar a las Cantinas de las Estrellas localizadas en diversos estados norteamericanos. Desfilarán, en insignificantes cameos, Harpo Marx, Johnny Weissmuller, Paul Muni, George Raft, Merle Oberon… y nuestra apreciada Katharine Hepburn, aparecerá con desgano y sin maquillaje alguno en los últimos cinco minutos, para dar la voz de aliento a la romántica chica que protagonizó el modesto romance que se entremezcla con el espectáculo.

Una película sólo útil para interpretar la historia de las guerras.

Título para Latinoamérica: “LA CANTINA DE LAS ESTRELLAS”
Luis Guillermo Cardona
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7
23 de abril de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una fiesta de amigos a la que asiste Monica Strong, se está jugando, “En busca del tesoro”, y la anfitriona, ofrece atractivos regalos para quien traiga a un caballero que lleve casado más de cinco años y pueda afirmar que no le ha sido infiel a su esposa. También puede traerse a una atractiva chica mayor de 20 años, que jure no haber tenido nunca una aventura amorosa.

Monica corre entonces en busca de su padre, el diplomático Sir Christopher Strong, un hombre galante e íntegro con su esposa, pese a los largos años que llevan de casados; y, por su parte, Harry, el pretendiente de Monica, encontrará en el camino a la chica que está necesitando: una preciosa piloto profesional llamada, Lady Cynthia Darrington, tan ocupada en sus aventuras aéreas, que no le queda tiempo para los jugueteos románticos.

Así, Sir Chris y Lady Cynthia, llegan a conocerse… pero, Cupido y el travieso Hado, se ocuparán de que aquellas elocuentes palabras pronunciadas con orgullo por el señor Strong: “Pienso que la lealtad a la patria, al hogar y a la propia esposa son las raíces de la felicidad de un hombre”, tenga que… bueno, ustedes entenderán.

Dorothy Arzner, la única directora que hubo durante la "Era de oro" hollywoodense... y, quizás, la que a la fecha ha logrado dirigir el mayor número de películas (17), consigue demostrar que las damas también se merecen un espacio en estos terrenos, pues, ella posee suficiente sensibilidad y experiencia en los Estudios Cinematográficos, como para lograr un filme entretenido que pone a la mujer en su justo lugar de defender sus derechos y aspiraciones por encima de cualquier otro sentimiento.

“El valor puede vencer incluso al amor”, escribirá la adorable y valerosa, Cynthia, al tomar una trascendental decisión, y con ésto deja sentado que, cuando tienes un ideal que te atrae fervientemente, debes luchar por él… ¡aunque en ello te vaya la vida! Lucía esta actitud como un rasgo marcadamente feminista, y de hecho, así apreciaron el cine de la señora Arzner algunos movimientos defensores de los derechos de la mujer, pero, más que esto, creo que es una aspiración al ejercicio de los derechos humanos, con lo que se pretende que ninguna pareja sacrifique jamás los ímpetus de realización de aquel otro miembro en el que surjan grandes ideales.

Con un guion escrito por Zoe Akins, quien se basó muy libremente en la novela homónima de Gilbert Frankau, <<HACIA LAS ALTURAS>>, cumple muy bien con este cometido... y el título en español es una invitación formal que se hace a la totalidad de los seres humanos. Originalmente, se tituló -como la novela- con el nombre del protagonista masculino, pero aunque en algún momento la directora se vio tentada a cambiarlo, ante la fama que traía era mejor evitar las prevenciones que podía suscitar si se hubiese llamado, “Cynthia Darrington”… ya la historia se encargaría de mostrar sobre quién se acentuaban los honores.

Esta es la clase de película que toda mujer debería ver.
Luis Guillermo Cardona
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9
21 de marzo de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que muchos llegamos a temer esto en alguna ocasión: ¡Han llegado las máquinas automáticas capaces de suplir el trabajo de muchas personas a la vez! Y, de hecho, llegó a darse: en muchas empresas adquirieron equipos tan sofisticados, que hubo barrida de obreros y empleados porque ya los aparatos hacían lo de ellos. Igual ocurrió con la llegada del ordenador: acabó u obligó a la reacomodación de las empresas de máquinas de escribir, redujo en un alto porcentaje la actividad de los impresos, y entre otras cosas, motivó el cierre de centenares de salas de cine y llevó a la quiebra a numerosas casas disqueras.

Basada en la obra teatral de William Marchant, Walter Lang ha dirigido una deliciosa comedia que hace justo reconocimiento a la memoria y a la destreza intelectual de que pueden hacer acopio tantísimas féminas de nuestro alocado, pero encantador planeta, y de paso, deja bien sentado que, en las empresas, son tan importantes las máquinas como las personas, pues, si aquellas dinamizan el trabajo, las personas hacen que ellas funcionen y van más allá de lo puramente operativo para agregar calor humano, sensibilidad y creatividad.

La historia sigue una línea argumental ya recorrida en “La Impetuosa”: Él me quiere-yo lo quiero-pero cuando Tracy entra en mi vida, me hace sentir el amor como debe ser. No obstante, las situaciones son propias y de la trama hace parte un encantador grupo de chicas que entran a demostrar que, sin ellas, el encanto de este mundo se vería bastante en aprietos.

Hay un detalle que vengo notando desde hace rato y quiero mencionarlo: se trata de la madura resistencia que, Katharine Hepburn, ejerce en sus películas sobre el vicio del cigarrillo. Hasta “La Reina de África”, no recuerdo que haya siquiera mencionado tabaco alguno. En “La Impetuosa” intenta tomar uno, pero Tracy se lo impide por ser ella deportista. Sólo, en el insulso filme “Faldas de Acero”, queriendo emular el consumismo capitalista, le da una fumada a uno, pero al instante lo suelta con desgano. Y, en “SU OTRA ESPOSA”, Kate amaga con tomar un cigarrillo, pero se distrae enseguida y cambia de actividad. Esta es su manera sutil de luchar contra una forma, expresamente publicitaria, de imponernos la inhalación de venenos cancerosos.

Talvez, lo mejor de “SU OTRA ESPOSA” sea el conjunto actoral. Tracy y Hepburn hacen otra vez un encantador dúo de intelectuales que rivalizan, defiende cada uno lo suyo… y luego tienen la sensatez de encontrar el punto de equilibrio que existe entre lo que ambos piensan y lo que el mundo espera. Y junto a ellos, Gig Young da la medida como el enamorado que no logra encajar del todo con la agudeza de su, inicialmente, fácil pretendida; y Joan Blondell afina la presencia femenina en aquella radiodifusora que busca ansiosamente modernizar su banco de datos.

Primer Cinemascope de la gran pareja de América y otro de esos aciertos que les merecen grandes aplausos.

Título para Latinoamérica: “COSAS DE MUJERES”
Luis Guillermo Cardona
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8
16 de marzo de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo está plagado de falsas promesas… y esto es causal de malestares, desengaños y frustraciones. Los prometedores son seres débiles e inseguros, que, impotentes para decir que no, prefieren quedar bien –ahora, frente al otro- y causar –luego, en su ausencia- cualquier tipo de disgustos. Están también los prometedores de escape (muy comunes entre la clase política). Para librarse de alguien, todo lo que pide prometen concederlo, pero, apenas la persona se retira, dan orden a su secretaria de que ya no vuelva a pasarlo; y hay otro tipo de prometedores: aquellos que siempre quieren salirse con la suya, y cuando lo ven necesario, ofrecen tronos y palacios con tal de recibir un Sí como respuesta.

También, Michael Curtiz, fue víctima de las promesas. Para convencerlo de que fuera a Hollywood, el productor, Harry Warner, le prometió que la primera película que dirigiría sería, “Noah's Ark", un proyecto que el director húngaro acariciaba desde tiempo atrás… pero, tan pronto pisó el Estudio y firmó el contrato, Jack Warner, el mandamás, sin darle explicación alguna le asignó rodar, "The Third Degree", una película de muy bajo presupuesto … y, “El Arca de Noé”, sólo sería su sexta película.

Cuando rodó, <<LOS CRÍMENES DEL MUSEO>>, es probable que, Curtiz, rememorara este viejo incidente. Su personaje, Igor, es un hombre digno, soñador con sus figuras de cera, fascinado con su María Antonieta... y esperanzado ahora con la promesa que de que verá sus obras en la Academia Real… Pero, el destino tiene otros planes para su vida, y 12 años después, Igor viajará desde Inglaterra a los Estados Unidos de Norteamérica, donde procurará reemprender su sueño… sólo que ya, él, no es el mismo y serán otros los recursos de los que conseguirá valerse.

Lo que veo en esta sensible historia escrita por, Don Mullaly, Carl Erikson y Charles Belden, más que un filme de terror, es un drama sobre esas tragedias humanas que dejan a algunos hombres sin posibilidad de reversa, algo así como, “El Fantasma de la Ópera”... y, pretendiendo desvelar los hechos, no las motivaciones humanas, por ahí estará esa desgracia de periodismo cínico y oportunista, que sólo ansía datos sensacionalistas que aumenten el tiraje.

Le debe haber dolido, a Curtiz, esa promesa de incienso que los hermanos Warner a veces le lanzaban, porque, Florence y su jefe, en la trama se salen con la suya, pero, al final no hacen lo que realmente debían. Lionel Atwill, crea un personaje hondamente sentido; una suerte de Pigmalión frustrado quien ve en, Charlotte (la bella y sensual, Fay Wray, quien, con sus eficaces gritos, se ganaría enseguida el mítico rol en, “King Kong”), la materialización de su idealizada heroína, pero luego, prefiere preservar su belleza, inerte, para el disfrute personal y de futuras generaciones.

Glenda Farrell, también logra un revelador y “simpático” personaje, haciendo de Florence Dempsey, la típica periodista, anegada de ligereza y con el suficiente sentido del coqueteo y el oportunismo como para ser ella quien obtenga la primicia. Le gusta el peligro y no hace ascos a una botella de licor cuando ésta se pone en su camino. Su objetivo es bien definido: encontrar el desaparecido cadáver de, Joan Gale, y hallar al culpable de este hecho. Únicamente eso, ¡amarillismo puro!

Curtiz, como puede, le hace honor al personaje porque, contra lo que sucede para satisfacer el afán de condena humana, uno queda con ese sabor a intolerancia donde no cabe para nada el sentimiento de Justicia.
Luis Guillermo Cardona
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