Una secuela 30 años después no augura nada bueno y definitivamente, este era el peor momento para seguir con aquella historia fresca y sin complejos.
La trama tiene poca lógica y va dando saltos de un lado a otro sin saber muy bien hacia donde se dirige la historia. Además, lo políticamente correcto ha ido ganando peso de manera que la película se queda en una insulsa sucesión de escenas y con pocos gags divertidos.
Se recupera a prácticamente todos los actores de la original pero aquí está muy desaprovechados. Es mala y casi no se puede salvar nada.

Que Ridley Scott se pasa la Historia por donde le parece, ya lo sabíamos, sin embargo en este caso el esperpento es total, y el ridículo mayúsculo.
La historia de Moisés y sus plagas parten por un lado de la Biblia y por otra de la novela "El príncipe de Egipto". En la Historia no hay casi referencias a este posible personaje, que desde luego no vivió en época de Ramsés II ni tampoco llevó a su pueblo a ningún sitio. Digo esto, porque hay un empeño absurdo entre un grupo de pseudohistoriadores que pretenden buscar una explicación histórica y científica a los milagros de la Biblia, lo cual no es que sea absurdo, es que es un completo disparate. La Biblia es un documento que recoge anécdotas, cuentos y tradiciones desde la creación, pero que no fue escrita mucho antes del s.VI a.C.
En fin, tras este breve rollo, el señor Scott se atreve a hacer una película plana, irregular, pobre visualmente y absurda hasta lo inimaginable. Pero dando una visión realista de algo imposible.
Para empezar, crea un Egipto sin ningún rigor, con un conjunto de monumentos todos unidos y una indumentaria que da cierta vergüenza ajena. Moisés es un desequilibrado que habla con seres de su imaginación algo violentos. Ramsés es un insulso envidioso. Séfora, la esposa de Moisés es una anodina María Valverde, pija y ñoña como siempre.
En definitiva es una película menor, que no será recordada ni que es imprescindible. Una obra mala, malísima diría yo.

Cuando oigo hablar de Nueva York, siempre me viene a la cabeza esas imágenes en blanco y negro y la música de Gershwin. Así nacía una obra sin parangón, con Manhattan como absoluta protagonista de la misma.
Es deliciosa, pausada, con guiones ingeniosos, nada violenta, con toques de humor, sin groserias... algo que el cine actual no es capaz de conseguir.
Woody Allen está genial y le da la réplica perfecta a una soberbia Diane Keaton, que está simplemente magistral. El resto de secundarios también muy bien.
Pero sin duda alguna es su fotografía la que se lleva la mejor parte..y es que todo el mundo desea visitar la ciudad que nunca duerme tras visionarla.
Imprescindible

Fortitude es una localidad situada en una isla remota cerca del Polo Norte. En ella nunca pasa nada interesante, sin embargo todo cambia con el hallazgo que hacen dos niños...A partir de ese momento, la vida del pueblo cambia radicalmente y las muertes se suceden.
El planteamiento es interesante (para aquellos que les guste este tipo de cosas), y la puesta en escena es fabulosa, cobrando la nieve mucho protagonismo. El ritmo pausado, los guiones elaborados y buenas actuaciones (especialmente la española Verónica Echegui) dan calidad al resultado final.
Sin embargo..hay algo que no llega a encajar. En ocasiones se vuelve tediosa, confusa y extraña. No termina de encajar del todo. El final de la serie queda inconcluso y algo extraño. Como decía..no lo tengo claro.

Esta cosa es repulsiva, mala hasta decir basta, horrorosa para morir, desagradable hasta el vómito...y así podría seguir con este engendro.
Los directores cogieron a un grupo de caras monas sin talento de series horripilantes pero con muchos fans para hacer algo que no sé que nombre darle, en el que se drogan y fornican como monos todo el tiempo. La pobre chica cubana declaró que ella tuvo que hacer esa cosa para darse a conocer fuera de la serie El Internado.
Las escenas son desagradables, los jóvenes no tienen inquietudes, ni familia, ni sentimientos, ni nada. Todo es sexo y drogas.
La exministra de cultura también está detrás de esta cosa, por lo que creo que a lo mejor tiene un trasfondo mayor del que el resto de mortales apreciamos.
Mis alumnos adolescentes fueron los que más escandalizados estaban, así que decidí verla. NO dí crédito a lo que veía.