Extraordinaria película. Impactante hipótesis de guerra y sugerente enseñanza para la paz.

Las autoridades de una gran potencia militar, en este caso USA, conscientes de las limitaciones de los hombres responsables de cumplir las órdenes de ataque y buscando la máxima eficacia en la preparación para la Guerra, confían el control de la información y la ejecución de la decisión a un Super Ordenador, programado para siempre Ganar la partida. Su desarrollo es tal, que la maquina incluso aprende de sus propios errores.

No entiendo la poca valoración que esta mereciendo esta película, en comparación con otras muchas de su estilo.

Esta es una película de humor y acción sin mas pretensión que entretener con gracia, con el valor añadido, -lo que la coloca por encima de otras mas conocidas-, que es europea, francesa, con lo que ello tiene de desintoxicante frente al reiterado y mas que visto humor de películas USA. Aquí el humor ni es ordinario ni previsible, y sin ser pretencioso, es bastante espontáneo y original.

Junto con la película Rebelde sin causa, esta película es una gran aportación USA de los años 50 al poner de manifiesto el problema que surgía de la sociedad del bienestar, la insatisfacción de su juventud.

Cuando la sociedad parece que puede sentirse orgullosa de sus adelantos, de sus logros, la juventud está perdida, no sabe que quiere, donde va, se rebela, -con casa conocida o no-, pero se rebelan. Y seguimos sin saber por qué.

En el patio de una casa de un vecino en una aldea de Africa se ven en Audiencia Pública un juicio sobre la situación de pobreza en Africa y sus causas. Un abogado representa las quejas del pueblo africano, y otro representa al Fondo Monetario Internacional y el Banco Internacional.

Lo que quedará Visto para Sentencia es si la situación de Africa es resultado de la agobiante política neoliberal que aquellas instituciones imponen, siguiendo los intereses de las grandes multinacionales. Nosotros somos el Jurado.

Deprimente, no tanto la vida de la protagonista, (que es como la de casi todos) sino los objetivos que se propone para despedirse de la vida, superficiales y banales; peores incluso de lo que fue su vida, por cuanto que se cobija en el ocultamiento y en la mentira ante sus seres queridos. Su egoismo se manifiesta hasta tal punto, que proponiendose "enamorar" a otro hombre, -y no para conocer el amor, que ya lo conocía-, es indiferente al vacío y la sorpresa que su muerte le produciría. Es por otro lado significativo, y paradójico, que la propia protagonista espere que solo con su muerte sus seres queridos empiecen a poder ser felices, (como observa otro critico “y vivieron, sin ella, felices…”) y esa es la mayor renuncia a la vida. Así nadie la echó de menos

Decepcionante la película por cuanto que es una pena que un tema tan interesante, que interesa, y tan vital, que da vida, sea tan maltratado que evoque disgusto y decepción. Al menos en mí y en otros muchos. Es el vacío del nihilismo, y la vida, que aunque no sepamos vivirla, no por ello está vacía.

Recomiendo mejor la película "El doctor" de Randa Haines, con William Hurt como protagonista, que trata el mismo tema con otro planteamiento, a mi entender, mas acertado.