Seguidamente decir que me ha encantado esta película, porque te hace mantenerte en tensión, por varios motivos. Al principio, cuando la pobre muchacha está indefensa en su apartamento y el tío le entra por la ventana, a ver lo que hubiéramos hecho nosotros; después al pararles la policía, esa escena me parece de la mejor de la película, nos sorprende a todos diciendo que se había muerto una de las accidentadas, el pobre Vicente Parra no puede evitar sonreír cuando le dan la noticia; y finalmente, la escena en el pantano, cuando lo tira al agua; pobre hombre, que él era un “mandao”. Que era la bruja de su esposa la que lo había hecho todo, y él únicamente necesita cariño, que una vez que lo pierde de su amante, una de tantas, lo encuentra reflejado en ella, esa mujer de sexo barato que vive pegado a su pared, alcoba con alcoba. El final es sorprendente, me encanta el cine español.

Sorprendido por descubrir aspectos que desconocía, como el esceso de fumadores en la familia Windsor, la niebla del 52, el romance secreto de Margaret, etc..

Es una historia de traiciones y ajustes de cuentas, donde te pierdes con tantos nombres (una vez más) y te quedas un poco frío con tantas matanzas y venganzas. Al final, el ilustrado de Michael, que no iba a ser como el padre, resulta ser peor que él. Ya nadie le aguanta y acaba solo, sin mujer, sin socio, sin hermanos, sin nada…

-La imagen cuando Kay visita la casa in fraganti y Michael le cierra la puerta, genial.
-El cuchillazo de Don Vito al que le desgració la vida, gore total (tipo Saw).
-Meter lo de la Revolución de Cuba, una chapuza. A veces me da la sensación de que ha querido meter cosas con calzador.

29-11-19 Nota: 7

La película, en realidad, consta de dos historias que bien podrían haber sido historias independientes: la formación y génesis de “El padrino” y la caída moral de su hijo, Michael Corleone.

Esta segunda visión de la obra ha sido más reflexiva y desde un punto de vista más culturizado de mi parte. Me maravilla la composición del personaje de Don Vito, tanto en su Italia natal como en sus inicios neoyorquinos, pero me sabe a muy poco El Padrino actual, con mucha fuerza pero al que nadie ya respeta. Todos le quieren abandonar porque no tiene el carisma que tenía su padre. A menudo ocurren esas situaciones. En los herederos se albergan demasiadas expectativas para tan poco recorrido y luego pasa lo que pasa, que se estrellan como Michael, acabando en una profunda depresión y culpando a los demás de los errores propios.