Haz click aquí para copiar la URL
México México · Ciudad de México
Críticas de Iván Rincón Espríu
<< 1 2 3 4 10 25 >>
Críticas 122
Críticas ordenadas por utilidad
10
23 de diciembre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra maestra y maldita de Sydney Pollack, con Jane Fonda en la mejor actuación de su carrera, aunque no su mejor película. Drama épico basado en la novela They Shoot Horses, Don’t They? de Horace McCoy, su título original es homónimo; en España fue titulada 'Danzad, danzad, malditos'.

Narra la participación de un par de perdedores como pareja de ocasión en un maratón de baile que, durante la Gran Depresión en Estados Unidos, exhibía la degradación de los concursantes como espectáculo popular. 

Jane Fonda en el papel de Gloria (irónico nombre para una representante de la ruina moral, cansada y amargada), es maravillosamente sórdida, intensa, trágica y perfecta.

El momento de mayor tensión es también el clímax: una caminata alrededor de la pista en la que serán descalificadas las tres últimas parejas pone a prueba la capacidad física de los personajes que, después de bailar más de mil horas con descansos de cinco minutos y recesos para comer, deben hacer un máximo esfuerzo, especialmente Gloria, cuyo compañero en turno sufre un infarto y ella tiene que arrastrar su peso muerto.

En sutilísimo contraste, otros momentos alcanzan la cumbre de la perfección actoral, gracias a la química entre la protagonista y Gig Young en el papel de maestro de ceremonias, actor secundario que ganó el único Óscar de nueve a los que fue nominada esta cinta. Durante los 33 años siguientes, ninguna otra tuvo tantas nominaciones al Óscar sin abarcar el rubro de mejor película, injusticia que hizo historia y es un ejemplo paradigmático de la vergüenza que representa ese premio.

Aquí todos los actores hacen un trabajo excelente: Michael Sarrazin como ingenua pareja de Gloria, Susannah York como patética aspirante a estrella de Joligud y Bruce Dern como colérico esposo de una concursante embarazada (Bonnie Bedelia); este último volvió a trabajar con Fonda en Coming Home, de Hal Ashby, entre otras; no podría pasar desapercibido el abuelo de la familia Monster ni el policía que lee la orden del día en 'El precio del deber'.

El impactante final explica el título en inglés.
Iván Rincón Espríu
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
20 de diciembre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la novela homónima de George Orwell y rodada tanto en el lugar (márgenes de Londres) como en el año que imaginó el autor, la película es una minuciosa descripción del totalitarismo proyectado entre 1947 y 1948 a un futuro distópico. Más que política, la pesadilla orwelliana es profundamente misántropa.

Winston Smith trabaja en el Ministerio de la Verdad, revisando y corrigiendo noticias antes de ser publicadas. En subversivo contraste con su oficio de censor, escribe un diario secreto para “el tiempo en que seamos libres de pensar” y es seducido por Julia (Suzanna Hamilton, 'Fuera de África', 1985, de Sydney Pollack), una muchacha intrépida que, además de conocer el campo y robar comida inaccesible para la gente ordinaria, se atreve a tener relaciones sexuales por placer hasta el orgasmo, todo lo cual está prohibido y es brutalmente castigado.

Oceanía está en guerra con Eurasia y la sociedad es controlada por la tiranía del Gran Hermano (inspirada en la URSS que dejó la Segunda Guerra Mundial), la cual dicta constantemente, mediante pantallas de televisión por doquier, lo que debe pensar el pueblo. Dos personajes obviamente ficticios representan a Stalin y Trotsky; el primero es el Gran Hermano, vigilante permanente de todo cuanto se hace y hasta lo que se piensa (la novela precisa que el Estado controla un 95 por ciento de la existencia humana), mientras el segundo es el Gran Traidor, hacia quien debe dirigir su odio la masa de autómatas alienados. En la pantalla de un cine con programación doctrinaria, el Gran Traidor explica los intereses oligárquicos detrás de la guerra y su manejo discursivo, mientras el público grita su fanatismo sin escuchar ni una palabra. En las casas, los niños no son menos fanáticos y delatan a sus padres cuando se desvían de la línea trazada por el Estado. Los "crimentales" son perseguidos y detenidos por la Policía del Pensamiento para “curarlos” con electrochoques y otras “técnicas” siquiátricas de tortura en el Ministerio del Amor. Luego confiesan en público y con lujo de detalles a través de las omnipresentes pantallas de televisión los “crímenes” que les atribuye la “autoridad” por haberse atrevido a pensar por su cuenta (que 2+2=4, por ejemplo). Como el racionamiento de la escasez, las ejecuciones públicas en el paredón de fusilamiento o la horca son pan de cada día.

Pero no se trata de la URSS, sino de Inglaterra y, a diferencia de la demagogia seudo-marxista en el discurso estalinista, el poder expresa un absoluto desprecio por el proletariado, hasta el punto de considerarlo animal infrahumano, bestia irracional. La Zona Proletaria está prohibida para los trabajadores del Partido Interior.

En el papel protagónico, John Hurt ('El hombre elefante', 1980, de David Lynch) es víctima real del torturador interpretado por Richard Burton, quien murió una vez terminado el rodaje, antes del estreno de la película el mismo año. Dos anécdotas que desconocen los lectores de Wikipedia: Burton estaba tan enfermo que al preguntarle a su víctima cuántos dedos veía, le mostró la mano con cuatro dedos, mientras alguien fuera de cuadro detenía su antebrazo desde el codo, pues él mismo no podía sostenerlo. Más adelante, pone a su víctima frente al espejo y, para sorpresa de Hurt, que tenía la boca abierta, Burton le arranca un diente. Eso no estaba en el guión, pero la crueldad del personaje O’Brien alcanzó autonomía, y el personaje Smith la asumió, de modo que ambos continuaron su actuación frente al espejo. En un documental acerca de la película, cuando Burton había muerto, Hurt expresó la sorpresa y el horror causados por la sádica ocurrencia de su torturador. Curiosamente, Burton había interpretado a Trotsky en 'El asesinato de Trotsky' (Reino Unido, 1972), de Joseph Losey, por lo que podría decirse que invierte su papel en esta cinta.

Quienes hemos leído la novela, inclusive más de una vez, reconocemos algunas de las palabras de la "neolengua", como "crimental", para mi gusto, el mejor ejemplo (también "minibundancia" y muchas otras). Pero si bien el Gran Hermano está inspirado en Stalin, es inevitable asociarlo también con Hitler, el tirano totalitario por antonomasia, mientras que personajes como Thatcher, Reagan y los Bush actualizan el lenguaje orwelliano al llamar “liberación”, por ejemplo, a la destrucción bélica: "liberar" un territorio es aniquilar a su población...

De producción inglesa, 1984 fue rodada entre abril y junio de 1984.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Iván Rincón Espríu
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
20 de diciembre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
'La sangre de Romeo', como fue titulado en México, o 'Doble juego', en los demás países hispanohablantes, es un thriller negro que recurre principalmente a dos elementos del clásico noir: la narración en off y un fondo musical de jazz lánguido y, a ratos, esquizofrénico.

El título original en inglés proviene de la canción homónima de Tom Waits.

Al año siguiente de interpretar a Drácula en la versión de Francis Ford Coppola (1992), Gary Oldman se consagra como actor en el papel de Jack Grimaldi, un sargento corrupto de la policía de Nueva York que gana 56 mil dólares anuales, pero recibe 65 mil adicionales cada vez que informa la ubicación de algún testigo protegido a la mafia, y esconde el dinero sucio en un hoyo del patio trasero de su casa. De ahí que, al caer en desgracia, se defina como “un fantasma enamorado de un hoyo”, con el patetismo propio de los personajes que Fritz Lang aportó al cine negro, y con el nombre falso de Jim Daugherty, venido a cantinero detrás de la desolada barra del Holiday Diner, sobre la carretera desértica de Phoenix, Arizona, además de narrar la historia, es la voz que aconseja a Grimaldi.

Casado con una mujer de aspecto latino (Annabella Sciorra), mantiene una relación extramarital con una escuálida mesera de veinte años (Juliette Lewis), cuando recibe la encomienda fatídica de entregar a la mujer que asesina tanto a los testigos protegidos como a sus custodios, Mona Demarkov (Lena Olin), dama fatal y letal de la mafia rusa, hasta entonces aliada con Don Falcone (Roy Scheider), un capo chapado a la antigua que fuera su amante y ahora es su enemigo a muerte. Ella humillará una vez tras otra y una más a Grimaldi, haciéndole ver en los hechos que es superior a él, física y mentalmente, que la sociópata y sicópata mueve los hilos del policía títere.

Demarkov es un personaje de antología; es Lena Olin a los 38 años con un cuerpo inquietante. Mujer que mata sin escrúpulos ni piedad, sin miramientos, además de su destreza con la pistola y el hilo de metal, usa las piernas para triturar cuellos y demás, momentos en que se excita y ríe a carcajadas. Tan acertado es el perfil de su personalidad en una película infravalorada y relativamente desconocida que la saga de James Bond la refriteó (valga la expresión, por no hablar de vil plagio) en GoldenEye. Ambas asesinas alcanzan el orgasmo en el clímax de su violencia, con el agregado de que la “chica Bond” se excita y ríe también cuando acribilla gente a balazos con una ametralladora; Xenia Onatopp (Famke Janssen), además de triturar a los hombres con las piernas, muerde sus labios, pero no es del todo convincente porque actúa mediocremente y está flaca, a diferencia de Olin, que es puro músculo. Por lo demás, GoldenEye no es comparable con Romeo is Bleeding, sino más bien una babosada.

La sueca Lena Olin comenzó su carrera como actriz en el teatro y el cine bajo la dirección de Ingmar Bergman, con papeles menores que, ni siquiera en las obras más trascendentes, como Fanny y Alexander (1982), tienen el impacto sicológico y hormonal de Mona Demarkov, un “personaje extremo”, como se le considera.

Por su parte, el director húngaro Peter Medak, que ha hecho más cine para la televisión que para la gran pantalla, lo mismo dirigió la que ahora es un clásico del horror, 'Al final de la escalera' (1980), que 'El Jorobado' (1997), quizá la peor adaptación de la novela de Víctor Hugo.

El estreno de Romeo is Bleeding en 1993 coincidió con el de Forrest Gump, Pulp Fiction, The Shawshank Redemption y El Rey León, que acapararon los premios, el éxito de taquilla, los elogios de la crítica y la atención en general, al menos en Hollywood, opacando y relegando casi al olvido esta cinta que, con el paso del tiempo, se ha convertido en una obra de culto, representativa del mejor cine independiente de los noventa, como Fargo (1996), de los Coen, producida también por Polygram.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Iván Rincón Espríu
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
24 de abril de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En algún lugar al sur del Sahara...

El mejor cine del mundo se hace al margen de Hollywood, y un ejemplo de ello es Rebelle (Canadá, 2012), película escrita y dirigida por Kim Nguyen, con personajes ficticios en un contexto real: el reclutamiento forzoso de niñas y niños por los ejércitos regulares y las organizaciones guerrilleras o paramilitares de África central, región formada por una decena de países en guerra. La cinta no especifica en cuál de esos países ocurre la historia que relata, pero el rodaje fue realizado en la República Democrática del Congo, donde tiene lugar el índice más alto del mundo en cuanto a militarización infantil, según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), así como el 80% de las reservas mundiales de coltán, cuya explotación es la principal causa de un conflicto internacional que ha costado la vida a más de cinco millones de personas, lo que supone a su vez el mayor número de muertes violentas desde la Segunda Guerra Mundial.

A diferencia de la niñez, el coltán es un recurso natural no renovable, considerado como "altamente estratégico". Ruanda, Uganda y Burundi lo roban del Congo para exportarlo a Occidente (principalmente a los Estados Unidos), que lo utiliza en dispositivos electrónicos de la más alta tecnología y la telefonía móvil.

La guerrilla ficticia del Gran Tigre, que vemos en la película recolectando coltán, representa, por consiguiente, a cualquiera de las milicias rebeldes que operan en el Congo. Cabe suponer que, para obtener permiso de rodar allí, los realizadores se comprometieron a mantener la identidad del país en el anonimato.

War Witch, como se titula en inglés, es la historia narrada por una adolescente de nombre Komona al hijo que se gesta en su vientre; ella tiene catorce años de edad y, dos años antes, cuando tenía doce, la guerrilla irrumpió en su aldea, mató a la mayoría de los adultos y secuestró a todos los niños para obligarlos a pelear contra el ejército del gobierno; Komona fue obligada primero a disparar contra sus propios padres, bajo amenaza de asesinarlos a machetazos si no lo hacía ella a balazos…

La cinta dura 90 minutos y está dividida en tres capítulos de media hora para cada una de las edades que componen el relato de Komona: a los doce, la hacen soldado; a los trece, escapa con otro adolescente; a los catorce, la devuelven a la guerrilla y vuelve a desertar. La media hora intermedia contrasta con las otras dos, como una tregua, por sus momentos de ternura y amor entre los protagonistas…

Hacer que los niños asesinen a sus padres o a otros seres queridos es normal en estos casos, pues así los "endurecen" como soldados. También es común que, antes de empuñar un arma, sean esclavizados a golpes y demás formas de maltrato para que realicen trabajos brutales, como sucede en la historia de Komona. Las niñas suelen ser, además, esclavas sexuales…

Antes de entrar en combate, niñas y niños son narcotizados con un enervante vegetal al que se refieren como "sabia mágica"; al consumirla, Komona puede ver a los espíritus de los muertos, así como a los "demonios" del gobierno, y parece estar fuera del alcance de las balas, por lo que sobrevive de milagro a los tiroteos y, desde las supersticiones y creencias místicas y religiosas que abundan en las culturas africanas, es considerada por sus compañeros de armas como una bruja sagrada; hasta el máximo líder de la guerrilla, un criminal cacique a quien llaman El Gran Tigre, venera a Komona como tal, y se acaba el maltrato, casi. Entre los espíritus y fantasmas que habitan las visiones de la muchacha están los de sus padres, que son los más persistentes y le piden que regrese a la aldea para enterrarlos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Iván Rincón Espríu
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2
13 de marzo de 2016
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Versión tramposa y deshonesta de un hecho histórico, demasiado conocido para engañar a alguien que no sea demasiado ignorante: En el famoso episodio del U2, avión espía de los Estados Unidos que fue derribado en 1960 cuando sobrevolaba la URSS tomando fotografías, Jrushchov jugó sus cartas con sorprendente habilidad, al denunciar el espionaje gringo sin mencionar la captura del piloto aviador, que estaba entero, intacto… sus instrucciones eran destruir el avión y suicidarse en caso de ser abatido, pero resultó un vil cobarde, y la película trata de reivindicarlo inventando circunstancias engañapendejos que serían tolerables si se tratara de James Bond, más no en una supuesta versión seria del episodio más vergonzoso para los gringos en la Guerra Fría.

Una de las secuencias más ofensivas alterna escenas de interrogatorios con torturas al espía gringo por los soviéticos, y el trato respetuoso y humano al espía soviético por los gringos, sin interrogatorios ni mucho menos torturas. ¿Cómo crees, si hasta defensor legal de bufete privado le asignaron y, por cierto, de eso trata la película?

Así todo por el estilo: En el lado oeste de Alemania reina la concordia; en el lado este, la hostilidad. Las escenas de gente que intenta saltar el muro y es asesinada por la espalda con metralla desde las atalayas, me parecen execrables, porque además son vistas desde un vagón del metro y, una vez que pasan, rematan con la peor toma de la película y la carrera del cinemagnate judío, como si la dirección de cámaras estuviera en manos de un principiante. No faltará quien admire, por ejemplo, los sesgos del guión al poner en boca de un diplomático alemán: "Todas estas ruinas se las debemos a la Unión Soviética".

Tedioso bodrio de ritmo soporífero, típico de Spielberg cuando se pone "artístico" en pos del Óscar, que debía recibirlo por su innecesaria labor propagandística de exacerbación gringófila, y de ahí que lo ganara un actor de reparto por un trabajo intrascendente y grisáceo, que ni siquiera se compara con la impactante actuación de Benicio del Toro en Sicario, por mencionar también aquí la omisión más injusta.

Ostentación de recursos materiales, más dinero que talento, como siempre, sello de Spielberg que, al hacer dupla con Hanks, resulta insoportable.

La participación de los hermanos Coen en uno de los guiones más repulsivos del milenio es, por lo menos, decepcionante.
Iván Rincón Espríu
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 10 25 >>
Más sobre Iván Rincón Espríu
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow