Podrán decir lo que quieran de esta película, que si es una obra menor, que si Woody esta viejo, que es su peor película... pero hacía muchisimo tiempo que no me reía tanto en una sala de cine. Las interpretaciones muy bien, una Scarlett guapisima, un gran Ian McShane, y un Woody en su salsa, el único que desentona un poco es Hugh Jackman que esta algo soso.

Es difícil ser la nota discordante cuando ves una película de esta temática. Igualmente es difícil suspender una película que es brillante en sus aspectos técnicos, especialmente su fabulosa fotografía en blanco y negro a cargo de Vladimir Smutny, tan difícil es que no puedo suspenderla y le dejo el suficiente, porque es una película que vale la pena ver por la belleza de muchos de sus planos, el problema es cuando desperdicia lo estético con una narración que termina siendo deficiente. Digamos que el guión de esta película no esta a la altura de las imágenes que lo desarrollan.

Viendo esta película me acordaba de aquella (para mí) fallida War Horse de Steven Spielberg, en la que se nos narraban ciertas historias bélicas en las que su único punto de conexión era un caballo que parecía que sólo traía mala suerte a todo el que topaba con él.

En esta el nexo es un niño, que va de desgracia en desgracia, cada vez más inverosímil, al pobre le pasa de todo y hay una carencia absoluta de sutilidad a la hora de mostrarlo, el director es de la escuela de Jonathan Shields en Cautivos del mal, tratando de hacer de cada escena un momento culminante, tratando de impactarte con cada toma especialmente con escenas de maltrato al chico y de maltrato animal.

Trata de ser un reflejo de la maldad humana y como esta puede afectar a un niño, y al final lo único que consigue es banalizar todo el sufrimiento del chico, o que incluso parezca una parodia tratando de ver que es lo próximo que le va a pasar (ver spoiler), a medida que la película va transcurriendo todo se va volviendo más irreal, menos creíble y cada vez se va haciendo más cuesta arriba seguirle el ritmo.

Respecto a las interpretaciones, si bien hay algún actor internacional como Harvey Keitel, Barry Pepper, Udo Kier o Stellan Skarsgard (actuando en algún idioma eslavo, por cierto), sus apariciones se limitan a pocos minutos, y quien lleva las riendas de la película es Petr Kotlar que lo hace correctamente en un papel difícil.

El plano final es de lo mejor de la película, la pena es que no hayan encontrado más momentos así en las dos y horas y media anteriores para meter algún plano similar.