Autor de culto para muchos, mis segundas impresiones con Kaurismäki siguen sin ser buenas. Después de visionar su obra más alabada, "Contraté a un asesino a sueldo", la cual no me cubrió mis altas expectativas, me tomé este film como un test de mi compatibilidad con este afamado realizador. Es cierto que me quedan muchas obras suyas pendientes, pero también lo es que mis ganas decrecen poco a poco de embarcarme en esa tarea.

Particularizando en esta obra, me gusta y capto con agrado en muchas partes ese humor socarrón con dosis surrealistas que sueltan sus personajes o se desprenden de una escena. Es su punto fuerte digámoslo así. Puedo aceptar, aun con ciertas reservas, la frialdad de sus personajes y esos sencillos o restringidos diálogos que predican de forma robótica. Pero claro, con estos elementos la emoción que se desprende digamos que es escasa. Así que no es un film emotivo. Kaurismäki ha rehuído un film sensible me pueden objetar y, seguramente, con razón. Pero tengo que apostillar con esa evocación en su parte final a lo Capra, cuyo principal mensaje es "la gente en el fondo es buena, o la mayoría". Y ya saben que Capra y film sensible y emotivo son términos que se abrazan entre sí.

La factura técnica es bastante buena, es cine de autor claramente reconocible y, como ya he mencionado, tiene algunas buenas dosis de humor. Pero pesan mucho los 90 minutos y causa indiferencia en buena parte de ellos.

Me encandiló desde las primeras escenas y fue in crecendo hasta el final. He de reconocer que no la tenía incluída en la lista de cintas prioritarias que visualizar, por ello, el goce fue mayor.

El duelo interpretativo es formidable. Juliette Binoche es el personaje en sí mismo y a Kristen Stewart no le va nada mal a la zaga. Interesantes elecciones de papeles está teniendo esta última desde su periplo crepuscular y hacen presagiar una carrera más interesante de la que se atisbaba hace un par de años.

El pilar más fuerte son los personajes. No estereotipos sino personajes. Complejos en sí mismos, con sus contradicciones y miedos. Binoche encarna a una actriz que va viéndose a sí misma a través de la obra y la hace entrar en una crisis de identidad. Detesta al personaje que le toca representar porque se identifica demasiado con él y eso le genera pavor. Añora ser aquella joven impetuosa que marcaba los tiempos y arrasaba con seguridad, pero ese papel y esos años quedaron en el pasado. La atracción que siente hacia su ayudante la asoman todavía más a ese espejo donde niega mirarse. En la vida como en el cine, no siempre se puede escoger el papel deseado, hay que admitir el que nos toca en cada momento.

Maravillosa película. Hay que seguir en corto a Oliver Assayas. A Binoche la llevo siguiendo ya tiempo.

Lástima que una cinta que destaca dentro del western de serie B no tenga ninguna valoración de usuarios.

Ante todo, es una película para los amantes del western. Los neófitos en la materia no sabrá captar las referencias y homenajes que se hacen durante toda la cinta a leyendas del western. Es una fantasía hecha realidad para todo westermaníaco. Tener en la misma ciudad sureña a Jesse y Frank James, los hermanos Dalton, Belle Starr, Sam Bass....Claro que nos lo representan de forma esteriotipada, no pretende una profundización en su leyenda, sino una reunión de los hombres que hicieron del salvaje oeste lo que fue.

Como cara principal tenemos a Randolph Scott en su enésimo papel de sheriff. Scott no me agrada demasiado. Nunca fue un actor expresivo y, aunque asociado de forma casi permanente a este género, no tiene en su filmografía ninguna cinta notable (a excepción de "Duelo en Alta Sierra"). Pero hay que reconocerle su porte físico para el western, y aquí interpreta un papel algo menos arquetípico que de costumbre, un sheriff que respeta a las personas mucho antes que a las leyes.

En todo western siempre se nos ha presentado la ausencia de ley como algo negativo, un lugar dominado por los malvados, los cuales oprimen a la gente de bien. Aquí es la libertad, el lugar donde aquellos últimos hombres libres conviven sin dar cuenta de sus actos, el último resquicio del hombre salvaje. Un territorio que no pertenece a nadie, no tienen que buscar responsabilidades ni dar explicaciones a ningún ente superior. Pero como ya sabemos, toda libertad tiende a ser regulada, todo hombre tiende a ser enmarcado en una sociedad.

Una película con logros estimables pero que me genera cierto rechazo, ya sea por se melodramático metraje, o por la nada convincente construcción e interpretación del personaje encarnado por Redmayne.

Salgo de la proyección de "La chica danesa" y no tengo buenas sensaciones. Explicar los puntos negativos me cuesta un gran esfuerzo, No sé definir bien mi desagrado. Meditándolo unos días lo que más me cojea es Lilí. El personaje no tiene fuerza, no hace al espectador cómplice, transmite una sensación que estoy seguro no es la que pretende. En varios tramos del film dudo de la cordura mental de este personaje. Me parece peligroso hacia sí mismo, con un deseo entendible pero ciego en todo lo que no se refiere a él. La interpretación de Edie Redmayne tampoco me ayuda. Su Oscar fue excesivo, pero hay que reconocerle un gran trabajo en "La teoría del todo". AQuí, sencillamente, no me lo creo. Sus miradas al limbo y su sonrisa bucólica no son suficientes armas para transmitir su lucha interna.

La partenaire de Redmayne, Alicia Vikander, sí logra una gran actuación y eclipsa completamente la de su compañero. No es la primera vez que ésto le pasa al joven Eddie, si no volvamos a echar un vistazo a la ya citada "La teoría del todo" y observemos a Felicity Jones. Su sacrificio la irá alejando cada vez más de su marido.Y ese personaje y ese enfoque si nos logra interesar. Merecida nominación, pero ¿mejor acriz de reparto? No he cronometrado quien aparece más en pantalla pero el peso de este personaje es la película en sí. Así que, más criterio en las categorías a la hora de nominar (igual que a Rooney Mara en "Carol" dicho sea de paso).

El film es demasiado dramático, tormentoso, hiperboliza demasiado el sufrimiento. Eso no quita un gran diseño artístico, fotografía, tratando las imágenes como un verdadero lienzo donde los protagonistas pintan sus vivencias.

Opera prima del, sin duda, uno de los mejores directores del Siglo XXI. La pelicula es una revelación de intenciones de este cineasta y donde deja impronta de su marcado estilo personal. Unos personajes con fuerza, bien marcados y solitarios, un ritmo alto en diálogos y una trama que zigzaguea hacia varios lados sin llegar a dislumbrar donde puede detenerse.

El papel protagónico es para Philip Baker Hall, actor conocido principalmente por intervenciones en Boogie Nights y Magnolia (ambas de P.T. Anderson). Su personaje es el principal enigma del fin, desconocemos sus motivos pero atisbamos a observar que tienen que ser de peso. Parco en palabras pero con una determinación arrolladora. El contrapunto se lo da John C. Reilly, otro fijo de Anderson.

Esa ciudad que parece desierta aunque haya mucha gente, esas personas que juegan en el casino rodeados de otras pero que están envueltas en una soledad desoladora. Las personas como herramientas unas de otras, sin capacidad empática ni sentimientos por medio. Un mundo bastante descorazador el de "Sidney", atractivo y contemporáneo.

El comienzo de una gran carrera, que llegó a sus puntos más álgidos, a mi parecer, con "Magnolia" y "Pozos de ambición".