La hija de mi mejor amigo, es de esos productos de corte familiar, para el consumo fácil y que no requieren un análisis muy profundo.

El argumento peca de simple e intrascendente, haciendo que todo lo que pretende contar se vea con la misma facilidad que se olvida.

La hija de mi mejor amigo, no deja espacio para grandes sorpresas y queda como una comedia de enredo demasiado forzada y superficial.

Flojo, austero, previsible y decepcionante western de corte televisivo, que sólo cobra fuerza y sentido gracias a la interpretación de Ed Harris.

Los responsables de la producción, no llegan a desarrollar con claridad los intereses y dilemas personales de los diferentes personajes, haciendo que todo se antoje forzado e insufrible.

Mientras un misterioso hombre, se desplaza de ciudad en ciudad, en busca del hombre que llevó a su hermana al suicidio, ve como la heredera de unos terrenos fértiles, es acosada por los matones de una peligrosa secta.

El argumento peca de simple e intrascendente, haciendo que todo lo que pretende contar, se vea con la misma facilidad que se olvida.

Son pocos los elementos argumentales que consigan mantener la atención del espectador, haciendo que resulten notorias las limitaciones del presupuesto.

No es especialmente emocionante, ni tampoco verdaderamente sorprendente.

El jinete púrpura, queda como un western austero y decepcionante.

Directa, fría, misteriosa, polémica, magnética, morbosa, ingeniosa, trepidante, y sorprendente producción de espionaje con potentes dosis de acción y venganza.

La película tiene un comienzo básico y torpe que peca de insulso, pero paulatinamente va ganando en interés gracias a la trama de suspense y conspiración que desarrolla.

Por su temática, estilo visual y por la presencia de algunos intérpretes habituales del género de acción reciente, como: Helen Mirren, Luke Evans y Cillian Murphy, me atrevo a decir que es una de esas producciones de serie B de las que se puede disfrutar sin problema.

El guionista y director Francés, Luc Besson, ofrece un viaje al mundo de la mafia y el espionaje, de lo más frenético y psicodélico, alejándose de lo políticamente correcto.

Sin ofrecer nada realmente novedoso y a pesar de caer en la reiteración de algunas situaciones, Anna, resulta entretenida y mordaz.

Simpática, alocada, previsible y edulcorada comedia romántica en la que una famosa periodista y locutora de radio, se ve implicada en un aparatoso enredo amoroso, que puede complicar su futuro enlace matrimonial.

Dentro de lo simple y previsible que resulta el esquema argumental, logra captar y mantener la atención del espectador, gracias al carisma y encanto de sus protagonistas.

Marido por sorpresa, es de esos productos de corte familiar, para el consumo fácil y que no requieren un análisis muy profundo.

El argumento peca de simple e intrascendente, haciendo que todo lo que pretende contar se vea con la misma facilidad que se olvida.

Marido por sorpresa, no deja espacio para grandes sorpresas y queda como una comedia de enredo demasiado forzada y superficial.

Raymond De Felitta, apuesta por una incursión en un relato de intereses e intrigas personales con poderosas dosis de emoción.

Dentro de lo simple y previsible que resulta el esquema argumental, logra captar y mantener la atención del espectador, gracias al carisma y gancho del personaje protagonista.

La película no cuenta con grandes efectos especiales y toda ella, se nutre y beneficia de la entrañable interpretación ofrecida por Joe Manganiello, bateando con fuerza y abriendo la puerta para entrar en la galería de grandes personajes de la historia del cine deportivo.

El director sabe manejar los tiempos y distribuye con acierto las situaciones dramáticas de cada uno de los personajes, con la gran cuestión que plantea alrededor de la inocencia, la legislación y las segundas oportunidades.

Estupenda banda sonora y preciosa historia en la que los fantasmas del pasado del protagonista, pueden dejar con buena cara al público.

Tiene una especie de seguridad calmada y astuta, que le permite llevarnos por una carrera de redención inspiradora.

Stano, llega a conquistar y transmitir mucho más de lo que puede parecer.