Allá por 2010 comenzaba uno de los bombazos televisivos de los últimos años, con una primera temporada de 6 episodios que adaptaba, con sus diferencias, el primer volumen de la serie de comics: Días Pasados (Days Gone Bye). El primer capítulo rayaba a gran nivel, presentándonos solo tres personajes, y después se dejaba ver, con ciertos momentos de bajón. Faltaban ciertos personajes como Donna, Allen y sus hijos, pero había otros nuevos como Daryl, Merle y bueno... ese elemento decorativo al que llamaban T-Dog. A grandes rasgos, las personalidades y comportamientos de los protagonistas, así como el hilo conductor, se mantenían fieles a lo visto en las viñetas. El sexto capítulo, sacado de la manga para deshacerse "dramáticamente" de una secundaria que no pintaba nada, y para darle alguna explicación a la epidemia resulto ser indicativo de lo que vendría a continuación: grandes dosis de absurdo. Capítulo del que el propio Robert Kirkman (para quien no lo sepa, autor del cómic, y productor ejecutivo y miembro del equipo de guionistas de la serie) se arrepiente.

En la segunda temporada, el número de episodios subía a 13, que serían 16 en la tercera y sucesivas. De este modo, comenzaba el abuso del relleno, o capítulos con metraje que no lleva a ninguna parte y situaciones alargadas innecesariamente, contrastando con la agilidad con la que se lleva todo en el comic; a lo que se sumaba la mutación de algunos personajes a versiones absurdas, insoportables y estúpidas de sus homónimos dibujados. Y, en definitiva, para disgusto de algunos (un servidor) y regocijo de otros, el devenir de los acontecimientos se apartó de forma irremediable de la historia original, aun siguiendo, de forma muy básica, el hilo conductor. Y más grave aún, las irrisorias dosis de "suavizante" añadido, que se hacen notar si comparamos una y otra versión desde la tercera temporada, cuando entra en escena el Gobernador. Yo soy partidario de una de estas dos opciones: o haces una adaptación fiel, aun añadiendo ciertas novedades como pueden ser los hermanos Dixon; o haces algo completamente nuevo, como se hizo con el videojuego y como se hará con la nueva serie derivada de ésta que empezará a rodarse en breve, titulada en clave Cobalt. O, por poner otro ejemplo más, como se hizo con la primera entrega de la saga cinematográfica Resident Evil, que siendo la que menos copia, es la única que consigue recrear parte de la esencia de los videojuegos en los que se inspira, cayendo las secuelas en un progresivo y desastroso ridículo; pero eso ya es otra historia. Al optar por algo a medio camino de esas dos opciones, a mi modo de ver, se queda a medio gas, aunque no sea esa la única razón.

La secuela directa de la primera Pesadilla en Elm Street no es la que lleva a continuación del título un 2, sino esta que tiene un 3. Volvemos a ver a Heather Langenkamp como Nancy, así como a al que fue su padre en la primera.

La idea de los guerreros del sueño no acaba de despegar debido a varios lastres evidentes. Uno de ellos acaba con una de las ideas principales de la primera parte: que nadie que no vea a Freddy te creerá *(1). Se crean varias situaciones que se hacen ya del todo inverosímiles y la idea introducida, como ya digo, no es bien aprovechada *(2). Eso sí, tiene momentos muy muy buenos que harán las delicias de los más goreros *(3). No deja de ser entretenida, pero en este caso la primera está claramente por encima.

Nada más terminar con el libro de Alice Sebold, me preparé para darle una oportunidad a la versión cinematográfica. Lo cierto es que venía bastante entusiasmado, ya que el libro, excepto por un par de detalles, me encantó.

Peter Jackson nos mete en un drama con innecesarios adornos y, desde mi punto de vista, con un enfoque equivocado. La novela Desde mi cielo no trata de la muerte de una chica. Tampoco trata de cómo sus familiares buscan venganza, sino de cómo afecta la muerte de una persona a todos los que estaban a su alrededor, de cómo su recuerdo no llega a caer en el olvido, sino en lo cotidiano cuando hablamos o pensamos en ello; de la forma en que cambia el modo de ver el mundo para aquellos que la querían; de los detalles imborrables que forman una vida. Posiblemente se necesitase una película más larga para hablar de ello. The Lovely Bones coge el esqueleto de la trama y lo traslada a la pantalla de forma que todo pasa muy rápido, resumido y falto de conexión en dos sentidos: por un lado entre los hechos y, por otro, entre muchos de los personajes y el espectador. Los personajes de la madre (Rachel Weisz), la abuela (Susan Sarandon) y los dos hermanos se ven muy desdibujados (ya no hablemos de Ray, Ruth o Len), dejando casi todo el protagonismo a Saoirse Ronan, Mark Wahlberg, Stanley Tucci y unas secuencias digitales muy bonitas pero que no vienen a pintar nada en medio de toda esta historia.

No suelo quitar valor a una película por no adaptar con total fidelidad el libro en que se basa, pero en este caso lo que se hace es más bien una reinterpretación dejando tan solo lo básico y cambiando el tema principal por completo para convertirlo en una historia más sobre un asesinato. A su favor está el no ser una película aburrida, las actuaciones de los 3 actores principales y ciertos momentos de brillantez (sobre todo al principio). Pobre adaptación de un libro que como película juzgada aparte se las apaña pese a sufrir cierta cojera.

Quizás Peter Jackson pensó que una imagen vale más que mil palabras. El problema es que no supo qué imágenes escoger.

Ni fu ni fa. Ni aburrida ni entretenida. Ni simpática, ni entrañable, ni deja con curiosidad por ver qué pasará después ni nada de nada. Demasiados personajes y muy poco tiempo como para sentir simpatía por alguno. En definitiva, un desfile de bonitos paisajes, vestuarios, maquillajes y efectos. Nada más y nada menos.

¿Podemos encontrar aciertos más allá de eso? Pues sí, la elección de actores es muy acertada y tiene alguna que otra frase buena; pero en mi opinión, todo se queda muy a medias...

Acompañando a la genial Los Increíbles en DVD se encuentra este corto. En apenas 4 minutos se suceden varias situaciones con bastante acierto en las que el pequeño Jack-Jack, que tuvo el papel más breve de la familia de Los Increíbles, tiene ocasión de lucirse haciendo la vida imposible a la niñera que cuidaba de el en ausencia de su familia.

Supongo que cualquiera sacará una sonrisa al ver las travesuras del pequeño, aunque personalmente lo encontré todo tan exagerado que no pude evitar reírme a carcajada limpia. Perfecto. Recomendado a todos, que por 4 minutos no se pierde nada y es un buen suplemento a todos los que disfrutamos de la película de Pixar.