Además del subtítulo 'La palabra' debería llevar otro: 'La película'. Creo que Ordet es la película por antonomasia. La fotografía, los actores, los planos, el argumento, el ambiente, y la luz, esa luz que te entra hasta el alma... Al terminar, deseas que hubiese continuado mucho más tiempo. Te deja con buen sabor de boca, tanto que la he buscado y buscado sin encontrarla.

No es desde luego una adaptación de La Ilíada, yo diría que solo ha conservado de ella los nombres de los protagonistas. Pero, al estilo Hollywood, eso sí, pasas una tarde agradable, tiene muy bonita fotografía, Brad Pitt está muy guapo, aunque a mi me gusta más Héctor, que además es ménos divo, Peter O'Toole mágnifico en su papel de Príamo.
Para los que esperaban fidelidad a los acontecimientos que narra Homero no es esta película. Para eso se lee la Ilíada. Esto es una de estas superproducciones de EEUU, que te hacen un rato agradable. Que no tenga más pretensiones, que no da para más.

Cuando, después de verla me preguntaron, contesté eso: 'No me ha gustado'. Ah! ¿No te ha parecido buena?. Pues sí, la película es buena, quizás muy buena, pero no me gusta. Te deja un sabor acre al terminar, sales del cine odiando a la humanidad y sobre todo enfadada con el mundo.
Independientemente de que las películas corales no son mis preferidas (tantas historias a la vez me hacen perder interés), creo que los personajes están poco cuidados, te da igual lo que les ocurra. Además esa crispación, ese hablar a gritos, ese lenguaje soez continuado, ese ambiente cutre de inmundicia, de corrupción, y de miseria... Y si se pasa a la clase alta, no se sabe si es peor, con la boba de S. Bullock en un papel más bobo aún.
Si toda la sociedad de LA es así, doy gracias por no ser de allí.
En resumen, como película denuncia me parece bien, pero por favor, un respeto a los sufridos espectadores.

Enorme toda ella.
Desde la actuación del maravilloso Peter O'Toole, la mejor de su vida, (y recientemente considerada la mejor actuación de todos los tiempos), al último actor todos en estado de gracia. Enorme la música, te envuelve, te transporta... Enorme el conflicto bélico (cómo te das cuenta de que los intrigantes políticos juegan siempre con las vidas de los pueblos, sean del signo que sean). Enorme sobre todo el desierto, tan puro, tan bello. Enormes también esos interiores de diferentes ciudades, recreados a partir de escenarios de Sevilla, (la plaza de España y Capitanía, la Casa de Pilatos, el Alcázar...) y enorme al fin la decepción del protagonista.

... de una realidad tan dura, lóbrega, cruel, terrible, como debieron de ser aquellos años de postguerra para el bando perdedor.
Solamente un pero. Acepto el ambiente opresivo y negro de la película como fondo de la historia que el director quiere contar. Era así en España, nos guste o no. Pero las escenas de violencia física y tortura que rozan el gore, podría haberlas suavizado. Tuve que cerrar los ojos varias veces.
Fantástica, la niña Ofelia, princesa Moana, (¿quién no se ha sentido princesa en su infancia con los libros de cuentos como única salida de aquel mundo pacato, fanático, dominado por la obediencia ciega a dios y a la patria?); fantástica Maribel Verdú, fantástico Sergi (¡que actor tan versátil!).
Me encantó, me encantó, porque la inocencia de esa niña, pudo salvarlos, me encantó la música, la estética, la ambientación, todo.
Si, estoy convencida. Deberíamos utilizar la fantasía más a menudo. Este mundo tan cruel, iría mejor.