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Críticas de Kyrios
Críticas 1,316
Críticas ordenadas por utilidad
6
6 de diciembre de 2014
2 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Breezy (Primavera en Otoño, 1973) es una de las primeras películas que dirigió Clint Eastwood, la tercera para ser exactos, después de High Plains Drifter (Infierno de Cobardes, 1972) y Play Misty for Me (Escalofrío en la Noche, 1971).

La película que cuenta con uno de los intérpretes más célebres del cine clásico como es William Holden (en el 1973 ya un veterano) nos desarrolla un argumento con el que podemos encontrar parecidos con un filme que haría años más tarde Eastwood, The Bridges of Madison County (Los Puentes de Madison, 1995). Sin embargo, Eastwood aún no estaba preparado para afrontar una película de temática tan madura, y la taquilla se resintió de ello (además el público por aquel entonces le tenía encasillado como un autor del cine de acción), siendo un fracaso comercial, de hecho, uno de los más grandes en toda la trayectoria del cineasta.

Ya sorprende de primeras que el propio Eastwood, un icono por aquel entonces, no interpretará ningún papel en la película, al igual que se enfrentará con un género con el que hasta entonces no había lidiado, ni como director ni como actor: El romance[1]. Seguramente estos dos motivos fueron los causantes de su fracaso.

Jo Heims, escritora que ya había trabajado con Eastwood en su primera película, Escalofrío en la Noche, firma un guión rico en matices que sin embargo no es capturado con todo su esplendor por Eastwood. La película gira en torno a la relación entre una Hippie y un hombre maduro. Por casualidades del destino se conocen y pasan bastante tiempo juntos, algo que hará brotar una llama de amor. El eje del filme se centra en una relación entre personajes que pertenecen a mundos totalmente opuestos.

El Personaje de William Holden, quizá parte del Alter ego del propio director, es un veterano agente inmobiliario. Está situado en un escalafón social alto y se regodea con la alta sociedad. Materialmente lo tiene todo, y sin embargo se encuentra vacío. El personaje femenino cambiará radicalmente el escenario de este personaje, transformándole al completo. William Holden realiza una brillante interpretación, y nos muestra perfectamente la soledad de un hombre maduro que ve pasar por delante la que puede ser su última gran oportunidad. Tanto Las conversaciones que mantiene el personaje con su círculo de amigos de la alta sociedad que nos lo desnudan por dentro y las secuencias intimistas con Kay Lenz en las que él lleva la iniciativa son de lo mejor del filme.

Si para el papel masculino Eastwood contrató a una estrella consagrada del mundo del cine, para el femenino se la jugó a una baza arriesgada (y que ciertamente salió mal) como fue el hecho de fichar una actriz prácticamente desconocida[2]: Kay Lenz. Sólo había trabajado en un papel menor dentro de la película de George Lucas, American Graffiti (American Graffiti, 1973). Lo cierto es que Lenz es una de las responsables de que la película fracase. Su interpretación de Hippie rebelde resulta bastante forzada (no pondré en duda el conocimiento que tenía Eastwood sobre los Hippies en el 1973, pero lo cierto es que la película no define demasiado bien ni a la protagonista ni el círculo en el que ella se mueve) desbordando la extravagancia. En ningún momento su interpretación resulta verosímil, y además el guión describe el personaje como una auténtica idiota, que realiza aspavientos cada dos por tres para llamar la atención al personaje de Holden. Realmente, un personaje insufrible.

La fotografía la firma Frank Stanley, quien colaboraría con Eastwood en tres ocasiones más contando esta, como Magnum Force (Harry el Fuerte, 1973), Thunderbolt and Lightfoot (Un botín de 500.000 dólares, 1974) y The Eiger Sanction (Licencia para Matar, 1975). Frank Stanley realiza un correcto trabajo, y la película de Eastwood se apoya en numerosos momentos en la fotografía para apoyar su discurso. Por ejemplo, en las numerosas secuencias en las que los protagonistas comparten un paisaje, como símbolo de unión (el personaje de Kay Lenz afirma no haber visto nunca el mar hasta que el personaje de Holden le trae a la costa Californiana). Además, Stanley aprovecha estos momentos para darle un tono nostálgico, que va en consonancia con el teórico amor prohibido que se establece entre los dos personajes y su inevitable final, que se planea a lo largo de la película.

Por otra parte, la versión al castellano de Primavera en Otoño fue una auténtica chapuza. No sólo por las escenas censuradas (algo habitual en películas transgresoras como esta), sino porque se hizo una auténtica barbaridad con el sonido del filme. En todo momento de la película, sólo llegamos a escuchar los díalogos, pero del resto del ambiente fondo absolutamente nada. Por ejemplo, si dos personajes están en la calle y mantienen una conversación, sólo oiremos a estos dos protagonistas, pero del ruido de la calle nada de nada. Un estropicio que enturbia totalmente la película que dirigió Clint Eastwood, en el 1973.

[1] Carlos Aguilar ,Clint Eastwood, Ed. Cátedra, Madrid 2009,pp.114

[2] Como podemos leer en el polémico libro de Patrick McGilligan, Clint Eastwood: Biografía, Ed. Lumen, 2010

http://neokunst.wordpress.com/2014/12/06/primavera-en-otono-1973/
Kyrios
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1
27 de agosto de 2014
2 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin demasiado sentido, es cómo podríamos calificar la película producida por la compañía de Roger Corman, Rock and Roll High School (Rock and Roll Highschool, 1979) y dirigida por Allan Arkush, realizador mediocre sin ningún título destacado en su haber y que con este filme sigue en la misma tónica que en toda su trayectoria. Por cierto, metido como colaborador en la historia está ni más ni menos que un joven Joe Dante.

La película es un vehículo explotaition para el grupo musical de Punk los Ramones, quienes además aparecen físicamente en muchos minutos del metraje (especialmente en la segunda parte del filme). La película es pues un juguete que tiene mucho que ver con las célebres películas de los Beatles dirigidas por Richard Lester. En ambos casos nos encontramos con filmes que en realidad sirven para acercar la banda de música a su fan, que por otra parte quedan retratados de manera estereotipada (sólo hay que ver el personaje que interpreta P.J Soles, una groupie total del grupo, que se pelea por encontrar las primeras filas del concierto) en el filme. Película hecha definitivamente para un tipo de público muy concreto, y poco apta para quien no sea amante de la música del grupo.

Pero mientras el humor de Richard Lester resultaba fresco y original, en Rock and Roll Highschool, cualquier atisbo de comedia queda oculto bajo el peso de la más grande ranciedad. La película se adentra argumentalmente en el territorio de las comedias ambientadas en institutos (recurso fácil para conectar con el público más exponencial de los Ramones), tan de moda en aquellos años ochenta (sólo tenemos que recordar el cine de Howard Hughes) para mostrarnos una película fácil y sin muchos sobresaltos. Mary Wonorov interpreta el papel de nueva directora del instituto, que como viene siendo lógico, hace el papel de férrea tirana, totalmente opuesta a la música Rock. Su misión será desbaratar los planes de diversión de sus alumnos, aunque nunca lo conseguirá.

Rock and Roll Highschool sigue el humor absurdo de Richard Lester (para ejemplo tenemos los momentos con los ratones de laboratorio, o la especie de citas que organiza uno de los personajes en el servicio) pero nunca consigue las mismas cotas ácidas y sarcásticas. Todo al contrario, en muchos momentos del metraje, lo que realmente da la sensación es que la película filtra el cine de Lester con una vulgarización extrema. Los gags resultan infantiles y poco aportan a la comicidad de la película, que aburrirá de manera extrema a cualquiera que no sea un auténtico fan acérrimo de la banda del grupo. En definitiva, lo que propone la película es una idiotización del mensaje de películas como la de A Hard Day’s Night (¡Que noche la de aquel día, 1964). La confrontación básica se establece entre la juventud, encarnada entre los diversos intérpretes jóvenes, Van Patten, P.J Soles y la madurez que propone Wonorov. El mensaje de rebeldía se confunde con el de absurdidad, y la película se hunde en el propio caos que ella misma propone. La frase de Un rebelde sin causa no es un rebelde sino un gilipollas queda perfecta en alusión a la obra.

En el fondo no deja de ser la propia idiosincrasia de las letras de los Ramones, escenificada en la pantalla. Chistes fáciles que aluden al sexo adolescente, personajes femeninos que tratan de enseñar la mayor carne posible al espectador, gags surrealistas que carecen de fuerza y hormonas con patas paseando entre los pasillos del instituto. Sí a eso le añadimos el escaso inconformismo de un grupo que supuestamente se hacía llamar Punk, nos queda como resultado una película que apenas contiene un mensaje de inconformismo.

Por si fuera poco, la película no tiene ningún tipo de reparo en introducir diversas stagies musicales del grupo, que a pesar de que son habituales en este tipo de cine musical (de odas a los grupos) en Rock and Roll High School abundan en exceso. De hecho, la película encadena un concierto de los Ramones que altera totalmente lo que el espectador estaba viendo hasta entonces. Porque es cierto que hasta la mitad del metraje la película no gozaba de mucho interés, pero después del concierto aún se vuelve más idiota. Los números musicales acaparan demasiado protagonismo, haciendo perder cualquier lógica, ya de por si dañada, a la trama, que se convierte en un encadenamiento de canciones de los Ramones en el último tramo de la película.

http://neokunst.wordpress.com/2014/08/27/rock-and-roll-highschool-1979/
Kyrios
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1
7 de diciembre de 2013
1 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguramente Shaolin Soccer sea una de las películas más estúpidas que nos haya ofrecido el cine de Hong Kong. Bueno, quizá esta afirmación es demasiado contundente, porque también hemos de tener en cuenta que el señor Jackie Chan ya nos ofreció una buena treintena de bodrios, pero de todas maneras a la película de Sthepen Chow no la salva nada ni nadie de la quema. Por otra parte, no es novedad, y es que el tipo, el señor Chow (no el de resacón, no), ya tiene unos antecedentes bastante lastimosos. El agente 007 ya quedó parodiado (o eso pretendía la película) en Desde Pekín con Amor, una película que ya nos mostraba que la sátira y la parodia era lo que le iba a Chow..Otra cosa es que el director fuera capaz de mostrar algún atisbo de interés. Podemos repasar igualmente la filmografía de Chow que apenas encontraremos entre decenas de títulos algo que sea realmente rescatable. Y, ¿Qué encontramos en Shaolin Soccer? Pues una de las frikadas más grandes (pero no Frikada en el buen sentido como las películas de Edgar Wright, no, Frikada en tono despectivo) que hará las delicias de los mononeuronales y dejará a los demás espectadores con una cara de idiota tremenda.

La película mezcla en un indigesto cóctel los iconos más célebres del mundo global, y en especial del continente asiático, siempre con la exageración por bandera. Imaginen una mezcla de: La serie de animación de Oliver y Benji y las fantasmadas que prometían en sus capítulos, las no menores bizarradas de Dragon Ball, alguna que otra referencia a Bruce Lee, y sobre todo, al cine de artes marciales. El problema es que Chow tiene un sentido del humor pésimo que hace sustentar la película en situaciones que podría haber escrito un niño de dos a tres años. ¿Se acuerdan del gag del pastel en la cara? Pues el nivel es el mismo que destila la película…coreografías absurdas, gags supuestamente cómicos que parecen improvisados a medida que filmaban la película, un guión sin pies ni cabeza que cae en tópico tras tópico..En definitiva la película es una gran parida que no la justifica nada. Un intento de asemejarse al estilo de humor alocado que ofrecían los programas de los Toons pero sin ningún resultado que se le pueda parecer (créanme, es mejor ver un episodio de la serie de Bugs Bunny, o incluso revisionar Space Jam).

Los personajes principales son grotescos y quedan totalmente deformados por el espectro de la farsa a la que el director disfraza de comedia. Ni se nos explica ni siquiera algo de sus vidas (¿acaso sabemos algo del portero que se retira en medio del portero? Del mismo que lo substituye?) Con lo quedan continuamente en situaciones ridículas (poco amor profesa Chow por ellos, como queda patente en la que el personaje principal descubre al lateral más rellenito del equipo).

Fx desastrosos (más que gracioso ver algunos comentarios comentando que la película goza de buenos FX) que no hacen más que ampliar la sensación de incredulidad que uno está viendo. Realmente la película es tan tremendamente mala que uno espera que la película se siente y nos explique que todo es un sueño, hecho que desgraciadamente no ocurre. Por cierto, película calificada como de culto, esperaré sentado a que me lo expliquen.

También podríamos disertar acerca del estéril mundo de la comedia de Hong Kong, de la que siempre se habla sin que haya dado algo potable al mundo,¿Hay mundo más allá de las ostias como panes? ¿Hay alguna capacidad de crítica al sistema en el cine comercial Chino?

En fin, un auténtico desastre a la que no la salva ni el parecido del portero con Bruce Lee, ni algún que otro guiño interesante (como el plano subjetivo al género de terror, sacado de la noche de Halloween). Incuso hasta desde que he visto la película le he cogido tirria a la canción de Celebration…

http://neokunst.wordpress.com/2013/12/07/shaolin-soccer/
Kyrios
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1
18 de abril de 2010
2 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, la vi hace relativamente poco, pero en mi cabeza se ha formado ya un vacío considerable, deduzco que mi propio cerebro intentará borrar de mi recuerdo esta película.

Supongo que al que le guste ver este tipo de gore le encantará la película o quizá no (a cada loco con su tema), lo que tengo claro es que la casquería por casquería me resulta bastante pesada. Y que conste que si esta está bien aderezada tampoco me parece mal, vamos que no me parece una basura sólo por la elevada cantidad de mutilaciones, muertes etc....

Primero de todo, que no os engañen, la mezcla entre comedia y terror se hace de manera muy diferente a otras películas como Evil Dead o House (que aunque no era una maravilla ni mucho menos, era bastante mejor que esta). Aquí el film toma un matiz de serie z que tira para atrás. Sus golpes de humor se deben más por fallos del film o por las actuaciones de los actores que por propia intención del film o de Bava. Y la dirección dista mucho de la película de Raimi.

Y mira que no empieza mal la cosa. El argumento prometía en un primer momento, un juego metacinematográfico interesante. La presentación de los personajes es típica de una película que no se toma en serio a sí mismo, así que tampoco me parece mal, venga hasta puedo decir que la entrada en el cine llega a ser interesante y todo. El problema viene cuando Bava destapa sus cartas, o mejor dicho un poco después de hacerlo. Las primeras muertes son bastante cutres, pero tienen el factor de la sorpresa de su lado y uno supone que puede generar un divertido entretenimiento.

Pero luego viene el guión y el desarrollo y todo esto se convierte en una broma de mal gusto. Es que hace aguas por todos los lados, y no me refiero a la típica película que al acabarla y analizarla pueda parecer una fantasmada o con muchos errores, es que repite el mismo desarrollo durante todo su metraje. Los actores se mueven hacia un lado, luego se van a otro, así todo el rato. Hasta que viene la genialidad de Bava* interpreto que el mismo notó que se estaba convirtiendo la cosa un poco monótona y decide hacer algún pequeño cambio, así hasta el final. El final es para hacer otra crítica aparte.

Sé que en una película de estas características hablar de maquillaje, fotografía, interpretaciones etc... Es bastante absurdo, pero en este caso se llega a unos extremos que saltan a la vista. Arrastra los mismos problemas que las típicas producciones ochenteras pero elevados al cubo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kyrios
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3
9 de abril de 2015
0 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que estamos ante la edad dorada de los superhéroes es más que evidente y todas las grandes productoras están a la caza y captura de nuevos proyectos a los que poder exprimir hasta la saciedad (muestra de ello son las innumerables secuelas). Pero esta fiebre no sólo afecta a filmes convencionales con actores de carne y hueso, sino también a los filmes de animación. La avalancha en estos casos es aún más profunda, pues al ser películas de una producción más ligera en contraposición a las grandes superproducciones, nos encontramos ante una auténtica invasión de películas de animación sobre superhéroes, las cuales, todo hay que decirlo, pasan la mayoría de manera totalmente desapercibida por el gran público, que si asiste a las grandes películas. El resultado es el pez que se muerde la cola. Como las productoras no trabajan ni miman bien estos filmes, el público mayoritario pasa de ellos, y por esta razón se ven abocados a producir numerosos proyectos.

La compañía de cómics DC, en colaboración con la productora cinematográfica Warner, es una de las que más ha crecido en este aspecto. Y uno de los directores fetiches, presente en muchísimas de estas películas de animación, es Jay Oliva. Oliva lo ha dirigido prácticamente todo, desde películas mediocres, como la reciente Batman Vs Robin (Batman Vs Robin, 2015) hasta algunas cintas de mayor consideración, en especial el díptico de Batman: The Dark Night Returns. En lo que nos atañe, Justice League: The Flashpoint Paradox (La liga de la Justicia: La Paradoja del Tiempo, 2013) es una de las que podemos englobar dentro de la clasificación de mediocres.

La Liga de la Justicia: La Paradoja del Tiempo, cuenta con un guión muy arquetípico para estos casos. La película nos presenta una serie de superhéroes de los que el espectador ya conoce sus códigos y señas (y por eso no hay tiempo para presentaciones, aunque esto ocasiona que el espectador que no tenga estos códigos se quede totalmente atónito). Sin embargo, a diferencia de un episodio televisivo más, la diferencia entre estos filmes estriba en que los personajes se enfrentan a situaciones totalmente límites y desesperantes, aunque es obvio que se sepa de antemano como van a finalizar todas (con Happy end). En nuestro caso, una catástrofe de consecuencias mundiales.

En este caso, nuestro protagonista es el célebre superhéroe Flash. Después de una presentación rapidísima del personaje, se pasa al meollo básico. Resulta que entra en juego una paradoja temporal (clásico entre los clásicos dentro del cine de ciencia ficción), que produce un cambio brutal en la concepción de la Historia contemporánea. Un pretexto para que los guionistas introduzcan una paja mental en la que el mundo ha quedado dividido en diferentes grupos de poder (excepto los USA, que son como siempre la luz que ilumina el mundo). Todo ha cambiado, y muchos de los Superhéroes que anteriormente protegían el mundo, ahora se dedican a destruirlo.

Como decía, nada más que un mero pretexto. El filme intenta aprovechar alguna cota de humor, como la que encontramos en el personaje de Batman (seguramente lo más destacable, la concepción tan irreverente que define el personaje) pero en realidad el desarrollo dramático de los personajes no dista mucho de una pieza teatral echa por niños de 14 años. Por otra parte, el montaje del filme es muy confuso y de un momento a otra se suceden escenas sin que haya demasiado sentido entre ellas. Además parece que el filme tampoco se explaya en explicaciones que a todas luces resultan imprescindibles.

Otra característica básica de este tipo de filmes es la enorme y gigantesca galería de personajes que desfila por la película. Como si por cuantos más personajes transcurrieran, mejor fuera a ser la película, esa es la máxima que presenta La Liga de la Justicia: La Paradoja del Tiempo. Un claro guiño a los aficionados al cómic, que se complacen reconociendo a gran cantidad de personajes que reconocen, pero una tortura innecesaria para todos los demás.

Algo que descoloca bastante en el guión es el hecho de que claramente la película no está destinada a un público infantil. Gran cantidad de escenas violentas, así como el lenguaje empleado lo atestiguan. Sin embargo, la película tampoco tiene un target adulto (por lo menos a Priori) a sabiendas de guión y desarrollo de personajes. Esto resulta muy significativo, porque lo que acaba resultando es que la película se queda en una tierra de nadie. Ni siquiera la adolescencia es una etapa en la que parece buscar adeptos el filme. Está claro que la DC siempre se ha dirigido a un público más adulto que el de Marvel (en líneas generales) incluso palpable desde el cine de animación. Pero es evidente que en los últimos años la compañía ha decidió acrecentar estas diferencias, incluso en este tipo de producciones.

https://neokunst.wordpress.com/2015/04/09/la-liga-de-la-justicia-la-paradoja-del-tiempo-2013/
Kyrios
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