Un día se levanta el guionista en cuestión, se rasca la cabeza y se dice: se me ha ocurrido que se me ocurre un guión muy ocurrente, y muy chachi y muy genial. Soy la bomba. Simple pero genial. A nadie se le hubiera ocurrido tan ocurrente idea, ni ayer ni hoy ni en el futuro.

Debería existir, y en futuro tal vez exista, una posibilidad de demandar de algún modo a alguien que te roba de manera tan vergonzosa y descarada dos horas de tu vida.

No merece la pena ni hacer un spoiler de este folletín de pseudoporno virtual serie B.
¿Para cuando Filmaffinity va a añadir la opción del 0?

Algo sobreactuada, está bien, aunque a la mayoría de escenas les falta un punto de naturalidad, lo que, en mi opinión, lastra la película.. Lástima. Del doblaje al español, ni hablar.

Nota:
Daniel Day-Lewis está muy bien en su papel, pese a su poco natural interpretación en alguna escena, aunque esto es cuestionable y subjetivo; lo que no es cuestionable es que no se parece físicamente a Gerry Conlon, algo que puede o no ser importante.

Nunca había conseguido pasar de la primera hora. Maldita la hora que decidí verla completa. Si no la has visto, te recomendaría que no tiraras tres horas y tres minutos de tu vida por el retrete.

No se salva ni una escena, ni la más simple.
Las de aglomeraciones, bailes, etc. parece que las hubiera rodado un ciego. Penosas. Los diálogos, ridículos. Las de tiros y asesinatos, peor que las de Torrente. Las actuaciones de “todos y cada uno de los actores” para tirar a la basura. No es seguro que Brian de Palma no hubiera consumido algún tipo de ácido que le durara más de la cuenta.

Insoportable de cabo a rabo.

Y va el tonto y dice: “Nos vemos en la otra vida”. Qué profunda gilipollez!!!
Una “toncrusada” más.
A lo mejor, y perdón por el comentario, a los fanáticos de los vídeojuegos y esas cosas les llega a gustar, lo desconozco, pero me da que para otros menos evolucionados nos resulte una castaña pilonga de aupa.

No merece la pena ni pararse en explicaciones.

Vacua, hueca, vacía y el resto de sinónimos que se puedan encontrar.

Quiere ser provocativa, original y audaz y no es sino una fábrica de bostezos pretenciosa y esperpéntica. Cualquier cosa menos intrigante, salvo que la intriga se confunda con inverosimilitud.
Ingenua no es la palabra. Por supuesto que se puede ser tonta, pero para llegar al grado de la protagonista, alucinaciones incluidas, hay que ser muy aplicada; si hace carreras con el guionista (que debía haber ingerido cantidad de alucinógenos), ganan los dos. Ella, más que como un cisne, como una cabra, pero así de loca y no se da cuenta ni el tramoyista.

Te puede llegar a estremecer, claro, pero también hay quien tiembla y se estremece ante la contemplación de un botijo. Más que un cisne negro, un cuervo leonado y palmípedo. Nada más. Ah, insisto, y aburrida, muy aburrida.