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España España · bilbao
Críticas de ernesto
Críticas 1,035
Críticas ordenadas por utilidad
8
14 de febrero de 2008
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguramente Howard Hawks sea uno de los directores más completos de la historia. No hay más que ver su filmografía para ver que se acercaba a cualquier género, y lo hacía casi siempre con la misma brillantez y humildad.
Luna Nueva es una de las comedias más brillantes de la época. Se han hecho varias versiones de esta historia a lo largo de los años, y esta está a la altura de las mejores. La historia de Luna Nueva nos sumerge en el despiadado mundo del periodismo de aquella época, una época en la que todo vale con tal de sacar el mayor titular. En estas circunstancias nos encontramos a una ex-pareja sentimental y laboral intentando sacar beneficio profesional de una dramática situación.
Aquí la ácida crítica al mundo del periodismo se mezcla de forma brillante con la lucha de sexos, gracias a un guión tan afilado como ágil. La película se beneficia de unos diálogos rápidos y certeros como balas (a veces difíciles de seguir si uno está leyendo los subtítulos). Pero seguramente lo mejor de Luna Nueva sea la presencia de una de las parejas protagonistas más compenetradas y vivas de aquella época. Cary Grant y Rosalind Russell están sencillamente memorables. Él es una de las presencias más atractivas, elegantes y en este además demostrando ser un superdotado para la comedia. Ella destila una sutileza y una energía que traspasa la pantalla. Juntos hacen saltar las chispas, la química ente ellos es perfecta. Un placer verles y oírles.
No quiero terminar sin mencionar la excelente labor del director que sabe dotar a la película de un ritmo arrollador, y se desenvuelve en la comedia con la misma soltura que en otros géneros por los que tal vez sea más conocido.
ernesto
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7
30 de septiembre de 2012
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al final de Rubicon el sentimiento principal es de decepción y de frustración. Y no precisamente porque la serie no fuera buena, que lo era, sino porque ya para entonces se sabía que no habría una segunda temporada, y que ese final dejaba muchas puertas abiertas para una nueva tanda de capítulos en los que seguir descubriendo de forma sosegada pero tensa los más insospechados secretos.
Desgraciadamente Rubicon no caló hondo entre la audiencia y no pudo superar la barrera de su única temporada. Y es que su hermética historia y su ritmo especial podían resultar realmente sugestivos para algunos, pero aburridos para la mayoría.
Rubicon comienza sembrando la pantalla de interrogantes. El protagonista es un analista que trabaja para una agencia secreta en la que se toman decisiones que afectan a la seguridad nacional. Dos muertes seran el origen de una cadena de acontecimientos tan densa como intrigante. Por un lado el superior inmediato y futuro suegro de nuestro protagonista fallece en un incomprensible accidente de tren. Entre tanto en su mansión un millonario pone fin a su vida ante la sorpresa de su mujer. Es entonces cuando Will Travers, nuestro chico, aprovechando su habilidad para detectar patrones y códigos comienza una investigación particular que enlazará ambos acontecimientos, y que le llevara a descubrir cosas que nunca le hubiera gustado saber.
Rubicon comienza de forma enigmática, sin dar a conocer sus claves, sembrando la pantalla de una atmósfera tensa pero envolvente, haciendo ver que no pasa nada cuando en realidad está pasando todo. Y lo mejor, o lo peor para muchos, es que esa es la tónica de casi todos sus capítulos. Es díficil dar con las claves de la trama, y más colocar en su adecuado lugar a cada uno de los personajes.
Y los personajes son precisamente otro acierto de la serie. Desde el protagonista que arrastra traumas del pasado, hasta sus compañeros de trabajo con sus pequeños conflictos, pasando por los dos misteriosos jefes, todos consiguen enriquecer el desarrollo de la trama principal gracias, sobre todo, a sus diferentes personaldades y a la galería de conflictos menores, pero intrigantes, que presentan.
Estos personajes están interpretados por actores poco conocidos, siendo el protagonista James Badge Dale, que ya interpretó The Pacific, y cuyo trabajo se mueve en una longitud de onda parecida a la de la propia serie. Don nombres más conocidos interpretan a los dos personajes más jugosos del relato, Miranda Richardson y Arliss Howard.
Llegando al final el ritmo se acelera y algunas respuestas empiezan a salir a la luz. Es un final notable si la serie hubiera tenido continuidad ya que cierra algunas puertas pero mantiene abiertas otras bastante sugerentes. De esta forma, y aunque esto no sea culpa de sus creadores, Rubicon se queda como una serie llena de magnetismo, pero definitivamente coja.
ernesto
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7
23 de julio de 2011
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque su carrera comenzó varios años antes, no fué hasta mediados de los noventa cuando el nombre de Olivier Assayas empezó a sonar como el de uno de los directores más interesantes del cine francés. Solo he tenido ocasión de ver una de sus películas, la espléndida Finales de agosto principios de septiembre, un drama emocionante sobre las relaciones humanas. Cuando su cine se ha centrado en este tema es cuando mejor ha funcionado entre la crítica, que, en cambio, ha recibido de peor manera sus intentos de thriller moderno. Con su ultimo trabajo, Carlos, consigue el que seguramente sea el punto más álgido de su carrera, combinando de forma hábil y directa las dos facetas en las que se han movido sus películas hasta ahora.
Con Carlos la frontera que separa la televisión del cine se diluye completamente. Uno no sabe si lo que está viendo es una serie de lujo o una película de larguísima duración. De lo que no cabe duda es que la forma elegida es la más adecuada para contar la historia de uno de los terroristas más famosos, asi como de las tres décadas de historia reciente que engloba.
El relato comienza con un joven Ilich Ramírez, de ideas izquierdistas y revolucionarias, intentando introducirse en la lucha en favor del Frente Popular para la Liberación de Palestina. A partir de ese momento su vida se convierte en una vorágine de acciones armadas, viajes por toda Europa y Oriente Medio, y un ascenso meteórico que culmina con una de sus acciones más publicitadas, el secuestro en Viena de los ministros de la OPEP.
Hasta ese momento el ritmo de la película es arrollador e incluso atropellado. Una sucesión de nombres, fechas y lugares en los que no siempre es fácil situarse tanto en el espacio como en el tiempo. Aun así el director Assayas consigue hacer un retrato exhaustivo de un personaje lleno de aristas, pero con un carisma desbordante.
Con los hechos de Viena la acción no decae, pero si se toma un respiro para narrar de forma detallada durante más una hora el secuestro y todas las decisiones políticas que se tomaron en torno a él. Después de esto, con Carlos convertido ya en una estrella de los medios de comunicación, la trama recupera su velocidad inicial, pero la narración se vuelve algo más confusa, tal vez porque los hechos reales que narra resultan ya de por sí bastante farragosos para el común de los mortales. Además el interés disminuye en cuanto Carlos desaparece de pantalla, y durante una bastante tiempo la historia se pierde en algunos personajes de menor interés.
Es precisamente el éxito arrollador de Carlos el comienzo de su declive. Cuando su presencia mediática ya no interesa a los servicios secretos de los paises que durante años le han dado cobertura. Si hasta ese momento el actor Edgar Ramirez había dado muestras más que sobradas de carisma, presencia física y energía, es al final cuando termina de hacerse con un personaje que es el principal, casi único, motor de una película irregular pero eficaz y enérgica.
ernesto
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8
18 de febrero de 2008
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después del éxito del año anterior con La sirenita, con esta película Disney resurgió definitivamente de sus cenizas. Y aguantó el tirón casi una década más.
La bella y la bestia fue un éxito indiscutible en todos los sentidos. Arrasó en la taquilla, gustó a los críticos y acaparó candidaturas al Oscar. Y todo ello de forma totalmente merecida. Y es que La bella y la bestia es una película auténtica gozada.
Disney lleva a su terreno un clásico de la literatura para hacer una película divertida, espectacular, entrañable y emotiva, sin que por ello se deje de lado la parte más oscura de la historia. Y todo siguiendo las directrices del mejor cine musical.
Ya desde el primer número musical en el que conocemos a la protagonista, se ve que la película ha tomado como referencia los mejores clásicos del cine musical de los años cincuenta y sesenta. Algo que queda definitivamente claro en la extraordinaria canción ¡Que festín! (Be our guest en la versión original).
Además La bella y la bestia sabe combinar de manera perfecta los momentos más luminosos y divertidos, con aquellos más oscuros en los que se refleja lo peor de la naturaleza humana.
El desfile de personajes es excelente destacando todos y cada uno de los miembros del servicio del castillo de la bestia, que resultan un prodigio de imaginación y que aportan las dosis necesarias de equilibrio a la historia.
Y para el recuerdo queda el famoso baile el el salón, rodado de forma espectacular, en una técnica totalmente novedosa para el cine de animación de aquella época.
Quizás algunas películas la hayan superado posteriormente en perfección técnica, pero ninguna lo ha hecho en emoción y talento.
ernesto
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6
18 de diciembre de 2006
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay quien dice que el cine de Edward Burns se parece en cierto modo al de Woody Allen. Yo creo que todavía tiene mucho que aprender para alcanzar el talento de Woody. Aun así, hace películas bastante simpáticas, frescas y divertidas. Este es un buen ejemplo.
Un grupo de personas hablan de sus relaciones amorosas y sexuales en un enredo de personajes bastante ingenioso. Hay diálogos graciosos, situaciones facilmente reconocibles y unos personajes que se ganan al espectador.
Es un a pena, en cambio, que todo esto suene a visto mil veces antes. Tanto por su guión como por su estructura y desarrollo no consigue levantar el vuelo, porque pese al buen oficio, nada en la película sorprende.
Un grupo de correctos actores mantiene el nivel aceptable del relato, donde destaca la encantadora pareja que forman Brittany Murphy y David Krumholtz.
ernesto
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