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Críticas de Kyrios
Críticas 1,316
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
22 de septiembre de 2022
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Muerte de Dick Long (2019) se trata de una película dirigida por Daniel Scheinert, el mismo cineasta que se encargo de realizar Todo a la vez en todas partes (2022). Aprovechando el tirón internacional que ha tenido la mencionada película, Filmin ha decidido estrenar recientemente la película anterior del cineasta, que mostraba ya unas señalas de identidad muy marcadas. 

Es muy raro en nuestros días que al hablar de una película se mencione antes a la productora que a un actor protagonista o al director de la misma. Pero es lo que sucede con el fenómeno A24 (al que podríamos añadir quizá Blumhouse), una productora que es capaz de vender su marca con un márquetin muy específico. La productora ha sabido venderse como la fórmula del cine independiente que a la vez consigue convertirse en una obra mainstream.

Así, la pregunta es: ¿Es La Muerte de Dick Long otra de estas películas engullidas por la productora en la que el cineasta queda en un segundo término? Para un servidor, la respuesta se queda a medias. Es muy cierto que vemos el humor tan característico del cineasta en muchas secuencias de la película, pero no lo es menos que en algunas ocasiones parece que este mismo se ha contenido para poder llegar a un público más amplio. Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que este no es el Daniel Scheinert que coodirigió Swiss Army Man (2016; película fetiche para un cierto sector cinéfilo, entre el que no se encuentra un servidor), sino una más comedido, quizá más maduro, lo que también es un signo positivo. 

Para aquellos que no dominen el inglés y se hayan perdido tan sutil chiste, hay que comentar que el personaje que muere nada más empezar la película se llama así, Señor Polla Larga (quien además muere violado, tal y como nos relata la médica del hospital en una hilarante secuencia). No hace falta decir que se trata de una buena introducción para entender que la película se trata de una comedia muy negra. Aun así, los referentes a los que se atiene el director, no son tan bastos como nos podemos hacer una idea por el título. En realidad, la película respira una mezcla entre los hermanos Cohen y el cine más indie.

Al igual que en muchas de las películas de los Cohen, nos encontramos con una ciudad norteamericana media, en la que no pasa gran cosa. Hasta que pasa. Y en esas, el cineasta se entretiene en mostrarnos una serie de personajes extravagantes, en una investigación policial llevada a cabo por auténticos chapuzas, mientras somos testigo de fondo de una cínica crítica a muchos de los estilos de vida norteamericanos. Un ejemplo: Mientras uno de los protagonistas va a recoger al hijo de su amigo en la escuela, vemos de fondo pero bien encuadrado un cartel en el que se puede leer claramente la prohibición de llevar armas. Y por supuesto, nuestros protagonistas son los clásicos rednecks que tantas veces hemos visto en el cine.

Donde la película falla más en mostrarnos ese talento cinematográfico que diferencia las películas normales de las grandes. En ese sentido, no hay mucha escena destacable, y tampoco son los aspectos técnicos un plus. De hecho a la fotografía se la ve demasiado simple, rallando en ocasiones lo que podría ser una película directa a vídeo. 

Conclusión

La muerte de Dick Long es una película que además de ser un buen aperitivo para conocer al director de Todo a la vez en todas partes, también nos sirve como presentación para adentrarnos al cine indie norteamericano actual, en una película que no deja de banda el humor más cínico posible.

Crítica escrita para Cinemagavia.es
Kyrios
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7
9 de septiembre de 2022
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Inclasificable, mal dirigida, polémica, con momentos brillantes...así es Sangre para Drácula (1974), una película dirigida por Paul Morrisey, director célebre por haber rodado en la década de los años sesenta y setenta una serie de películas conocidas por su bajo presupuesto y sus intenciones provocativas, en las que destacaban elementos como la drogodependencia y una sexualidad desbocada (en todos los sentidos, incluso en el negativo). De hecho, Morrisey, formaba parte del círculo de Andy Warhol y era discípulos de todo este tipo cine Trash, donde sin duda acabó superando a su maestro en originalidad.

Más en concreto esta película forma parte de una duología en la que Morrisey revisa dos mitos del terror: Frankenstein (1973) y Sangre para Drácula (1974), ambas rodadas con un solo año de diferencia (evidentemente ya podemos presuponer que el presupuesto y la planificación no eran el punto fuerte). En ambas las intenciones de Morrisey están claras, pervertir el mito y pasarlos por su polémico filtro. Aunque sin duda, la dedicada a Drácula es la más interesante, porque a pesar de sus múltiples defectos, la obra tiene también momentos brillantes, que se elevan por encima de los mejores momentos de la serie B de los años setenta.

Sí, Drácula siempre ha tenido un componente sexual. Pero en la película de Morrisey esto excede a cualquier anterior obra, y llega por momentos a rozar el cine erótico, que por aquella época era un género cinematográfico por sí mismo (no como ahora). El personaje principal es el actor fetiche del director, Joe Dallesandro, que interpreta a un vampiro que en esta ocasión solo puede alimentarse de sangre...de vírgenes (la de otras personas le sienta mal).

La caracterización de Drácula es la de un personaje afectado, que responde mucho al estereotipo del típico drogadicto que ya había presentado Morrisey en sus películas más underground. Es un ser débil, que en ningún momento impone respeto, sino que al revés, inspira lástima en cierto sentido, a pesar de que es un absoluto demente.

Como en Rumanía ya no hay vírgenes, Drácula decide trasladarse junto a su sirviente, interpretado por Udo Kier (ni más ni menos) a Italia, porque al ser un país fervientemente católico, el conde piensa que debe estar llena de vírgenes, y busca casarse con una. Y allí se encuentra con una familia de cuatro hijas, que lo acoge por ser conde y tener dinero. ¿Pero serán vírgenes las hijas? Prácticamente en el prólogo ya nos anticipa que los tiempos han cambiado y eso de esperar virgen al matrimonio ya no está muy de moda.

El caso es que efectivamente las localizaciones deben de ser de una villa italiana, pero también se nota que el presupuesto de la película es limitado, porque todo el filme transcurre prácticamente en las mismas localizaciones. También nos damos cuenta de que Morrisey cuenta con un talento limitado, y que no respeta las convenciones cinematográficas. La cámara se mueve continuamente por error, en ocasiones como si el que la sujetara sufriera de Parkinson. En cuanto a los díalogos hay algunos que dan tanta vergüenza ajena que por momentos da la sensación de estar viendo la película parodia de Leslie Nielsen. No está en las reglas "clásicas" el punto fuerte de la película. 

El poder de la película recae en la fuerza de algunas secuencias e imágenes, que son muy potentes (y algunas ciertamente desagradables). Este Drácula sediento de sangre, que en realidad es también una parábola del drogadicto, queda reflejada perfectamente en secuencias bestiales, como el momento en el que come el pan mojado por la sangre de una niña o incluso cuando lame en el suelo la sangre derramada del himen de la recíen violada virgen, en una secuencia que desde luego resulta tan polémica como impactante. Y a todas estas, siempre que Dracula chupa la sangre de una víctima, esta parece tener un orgasmo (obviamente Morrisey que no es un director muy aficionado a las metáforas complejas no podía dejar escapar algo tan llamativo).

El poder de la película recae en la fuerza de algunas secuencias e imágenes, que son muy potentes (y algunas ciertamente desagradables). Este Drácula sediento de sangre, que en realidad es también una parábola del drogadicto, queda reflejada perfectamente en secuencias bestiales, como el momento en el que come el pan mojado por la sangre de una niña o incluso cuando lame en el suelo la sangre derramada del himen de la recíen violada virgen, en una secuencia que desde luego resulta tan polémica como impactante. Y a todas estas, siempre que Dracula chupa la sangre de una víctima, esta parece tener un orgasmo (obviamente Morrisey que no es un director muy aficionado a las metáforas complejas no podía dejar escapar algo tan llamativo).

La película es un viaje casi alucinatorio, en el que queda claro que a Morrisey le interesan más estas imágenes sueltas que el sentido propio de la película. Sin embargo, a la vez nos podríamos plantear...¿Es solo esto un juego provocativo, una simple agresión a la moral tradicional? La película deja también un mal regusto al espectador, porque no solo hay secuencias sexuales de todo tipo sino que se incluyen discursos cercanos a la pederastía y a la violación. En ese aspecto, hay que tener en cuenta que la película no es apta para todos los públicos.

Conclusión

Sangre para Dracula es como trasladar al cine todas las transgresiones artísticas de los años setenta. Como ver en movimiento las obras de Grupo Fluxus o de los poveristas italianos, solo que mezclado con un mito como el de Dracula.

Crítica escrita para Cinemagavia.es
Kyrios
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6
7 de septiembre de 2022
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por Stefan Ruzowitzky, Hinterland (2021) se trata de una producción austríaca, supuestamente ambientada justo después de la finalización de la Primera Guerra Mundial y que nos cuenta la historia de un excombatiente, interpretado por Stipe Erceg, quien se encuentra con que muchos de sus camaradas de guerra están siendo asesinados, con lo que se pondrá a investigar el auténtico criminal detrás de los hechos. La película puede verse en Movistar Plus.

Lo que más va a chocar al espectador que se ponga a ver Hinterland es sin duda su estética. Ruzowitzky, un director que cuenta con una extensa cinematografía (y que no destaca precisamente por realizar demasiados experimentos cinematográficos) nos presenta una película que en ningún momento tiene la intención de recrear a la Viena de 1919. En realidad, la película, que emplea unos efectos especiales muy característicos, es una suerte de visión del propio cineasta de lo que debió ser aquella ciudad. Como ver Viena bajo un filtro.

Para ello, el filme se sirve de muchos trucos, en especial unos fondos que parecen totalmente artificiales, creados mediante un croma. En ocasiones por cierto, no siempre funcionan, y a la película, se le ve,  hablando en términos populares, el cartón. El caso es que esta recreación, tiene como gran referente a las películas expresionistas alemanas (que eran más o menos coetáneas al tiempo de la acción). Las luces y sombras de la película remiten inevitablemente a obras de Murnau, Lang y otros genios del prolífico cine mudo alemán. De todas maneras, el resultado final deja una sensación más bien de experimento o de juguete que no de una obra maestra.

A lo estético hay que añadir un guion sin chispa, que no sabe muy bien como recrear la Viena de entreguerras. Una ciudad en la que recordemos, llegó a albergar en cierto momento, a Freud, Trotski o Hitler. Para poner en contexto al espectador, la película recurre a diálogos que son demasiado simples y parecen de película barata, como citas a comunistas o anarquistas, pero son tan de brocha gorda que se siente la película como una gran oportunidad perdida. Y los díalogos entre los protagonistas son igual de insustanciales, sin que podamos decir que tal o cual personaje resulta más destacable. En este sentido, del guion, la película parece ciertamente descuidada. 

Quizá, como recreación destaca esa mezcla que se hace del arte de pintores como Otto Dix o George Grosz, que precisamente se dedicaron a retratar esa amarga realidad de la posguerra, como fueron los inválidos de guerra (millares de soldados acabaron mutilados en la contienda), los mendigos e incluso la opulencia burguesa como contraparte. En eso sí se le puede conceder a la película un acierto. 

Y en este pastiche, sin que esta palabra sea tomada de manera negativa, nos encontramos de paso con una trama que recuerda a uno de los mejores cómics de la historia, como es From Hell, escrito por Alan Moore. En esta ocasión eso sí, se puede decir que los ecos que resuenan de la novela gráfica son algo mejores que la pésima adaptación en la que Johny Deep intervino como protagonista principal. 

En todo caso, es sin duda la fotografía la que llama la atención en todo momento. Desde luego creará polémica la película, porque habrá quien la deteste, mientras que a otros les encantará este estilo tan parecido por momentos a un cruce de novela gráfica con novela distópica. 

Conclusión

Hinterland es una película curiosa. Lo mejor es mirar sus diez primeros minutos para saber si te convence tan curiosa propuesta estética. Sí la respuesta es positiva, puede seguir viéndola, aunque no esperes más de la trama. Si en cambio esos efectos visuales te parecen un horror, lo mejor será que no pierdas el tiempo.

Crítica escrita para Cinemagavia.es
Kyrios
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7
3 de septiembre de 2022
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Aprovechando el Festival B-Retina Online, que puede verse en Filmin, realizamos la crítica de una de las mejores películas que pueden verse en dicho festival, como es History of Future Folk (2012), una película con un presupuesto paupérrimo pero con un corazón enorme. La película está codirigida por John Mitchell y Jeremy Kipp Walker.

La película cuenta un mensaje fácil y sincero: La vida puede que no sea lo mejor del mundo, pero tergiversando un poco la cita de Dostoievski, solo el arte puede salvarlo. Y es que la obra nos cuenta la historia del personaje que interpreta Nils D'Aulaire, un alienígena con forma humana que llega a la tierra desde el planeta Hondo con una misión: Eliminar la especie humana. Sin embargo, al oír la música (algo que no existe en su planeta) queda totalmente embelesado y decide quedarse, olvidando su destructiva misión. 

Como decimos, el mensaje es sencillo, pero cala gracias a numerosos factores. Por una parte tenemos las canciones folk que componen nuestro dúo interplanetario, que son ingenuas pero a la vez muy efectivas (recordemos que los dos actores principales son cantantes y tienen el propio disco del álbum de la película en Spotify). Están bien interpretadas y los directores saben dosificarlas a lo largo de la película. 

Por otra parte, los toques de humor marcan muy bien el tono de la película, que muestra esa visión ingenua de la vida como algo digno de vivirse (ilustrando el tono, la película utiliza muy bien el cuento que el padre narra a la niña al principio del filme). 

Extrapolando, no solo la música, sino el arte, es lo que diferencia a la humanidad de los propios alienígenas (quienes a su vez se humanizan gracias al proceso artístico). A pesar de las maldades intrínsecas, el arte puede salvar a la raza humana de su condenación, en este caso de manera literal, porque es gracias a este que los habitantes de Hondo deciden no acabar con la Tierra.

Siguiendo con ese tono ingenuo, que sin embargo nunca se convierte en demasiado azucarado o tontorrón, la historia también cuenta unas dos bonitas historias de amor, que sirven para complementar la trama. Simples, pero igual de efectivas que la trama principal, y que culminan con un gran plano final, capaz de tocar el corazón (la destrucción del meteorito en la terraza).

A pesar de que a la película se le nota un bajo presupuesto, la fotografía es lo suficientemente digna como para que podamos entrar en la película. Y en el caso de los actores sucede lo mismo, ninguno de ellos desentona y nos hace pensar que estamos ante un proyecto amateur (de hecho, el personaje secundario interpretado por Jay Klaitz, quien tiene cierto recorrido cinematográfico, destapa en esta película una gran vena cómica).

Conclusión

History of Future Folk es una película simpática, alegre y con un mensaje esperanzador. A pesar de su simplicidad, o quizá por ella misma, se convierte en una de aquellas películas que nos hace soñar y darnos cuenta de lo afortunados que podemos ser, aunque sea por algunos momentos.
Kyrios
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6
28 de agosto de 2022
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Samaritan (2022) se trata de una más que curiosa película dirigida por Julius Avery y que cuenta en su plantel con el más que veterano Sylvester Stallone. Pero eso no es todo, porque en esta ocasión, el que fuera Rocky y Rambo se pone en la piel de un superhéroe, de nombre homónimo a la película, y que debe poner justicia en Granite City. La película se ha estrenado directamente en Prime Video.

Para ser una película que parte de cero y que no tiene una fuente literaria en la que basarse (no hay cómics sobre Samaritan antes de que el proyecto se pusiera en marcha), lo primero que sorprende en la película es lo bien que sabe crear un mundo lo suficientemente independiente y original. Está claro que la película tiene muchísimas referencias (especialmente Batman y el cómic de Frank Miller, el Regreso del Caballero Oscuro). Estas se pueden comprobar en el hecho de que la película se centra en el vacío que deja el supuesto superhéroe, que ha desaparecido dejando paso a que los criminales hagan de la ciudad su refugio (el mismo argumento que en el cómic de Miller). Además, las referencias de la ciudad, Granite City, tienen muchas concomitancias con las de Gotham. 

Al igual que en Gotham, la ciudad en la que se desarrolla la acción es un lugar más que podrido, donde los criminales campan a sus anchas. La película sabe reflejar bien ese ambiente malsano, especialmente mediante la utilización del niño protagonista, sobre el que vemos como tiene que afrontar una vida adulta a pesar de su tierna edad (trapichear e incluso delinquir para poder sobrevivir).

Teniendo en cuenta que nos encontramos con una película que se estrena directamente en VOD podríamos esperar lo peor, pero lo cierto es que la película tiene un diseño de producción más que decente. Evidentemente no aguanta comparaciones con películas de Marvel o DC (dónde más se nota esto es en las escenas en las que supuestamente la gente de la ciudad acomete motines, cuando apenas son unas pocas decenas de extras). El diseño de los superhéroes, así como los villanos son lo suficientemente atractivos como para que mantengamos la atención.

En cuanto a las escenas de acción, el problema reside principalmente en la poca movilidad del propio Stallone, algo lógico teniendo en cuenta la edad del actor, pero que se debería haber solucionado de alguna manera, porque la película no deja ningún confrontamiento o pelea digna de mención. 

El guion de la película no es una obra maestra, pero toca las teclas necesarias para conformar una película de superhéroes que no da vergüenza ajena. La relación entre Stallone y el niño protagonista está bien construida y consigue que empaticemos de manera fácil con ambos personajes. En parte por el carisma de Stallone, y también porque se conforma una buena química entre ambos.

Los diálogos son interesantes y a pesar de que nos llevan por lugares comunes que cualquier aficionado al cine puede prever con facilidad, tienen cierta agilidad. Al no tener que hacer concesiones al gran público, se pueden permitir un tono más oscuro que otros productos más taquilleros. 

Conclusión

Samaritan no es una obra maestra, pero para los que aman las películas de serie B o el cine de superhéroes aprobarán una película hecha con más corazón que medios. Además, siempre es un gustazo poder ver a Stallone repartiendo golpes, en esta ocasión, como un superhéroe.

Crítica escrita para Cinemagavia.es
Kyrios
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