Haz click aquí para copiar la URL
España España · www.elotrofanboy.com
Críticas de Blanch
<< 1 2 3 4 10 20 >>
Críticas 98
Críticas ordenadas por utilidad
8
16 de septiembre de 2013
42 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sofia Coppola sabe lo que es el materialismo. Probablemente haya sido una hija mimada por su padre, el mítico Francis Ford Coppola, a la que no le ha faltado de nada, y por ello está tan interesada en contar historias en las que puede recrearse en la belleza de los objetos y en el exceso del consumismo, pero en las que también puede dar rienda al vacío emocional que deja el desenfreno y el lujo como medio de vida. La Coppola ya quiso expresar con ese comentado plano de unas zapatillas Converse en 'María Antonieta' que la fiebre materialista de Versalles no es muy diferente a la actual, y ha encontrado un material perfecto en la historia real de 'The Bling Ring' para desarrollar el tema.

Resulta muy interesante buscar conexiones entre este filme y los anteriores de la filmografía de Sofia Coppola, sobre todo con su ópera prima, 'Las vírgenes suicidas'. Si en aquella unas pobres adolescentes sufrían las consecuencias de una educación severa y estricta, a los chavales de 'The Bling Ring' les sucede todo lo contrario: son el producto de una sociedad obsesionada con las celebrities, la moda, la belleza, el dinero y los chismorreos, educados entre algodones (genial Leslie Mann como madre New Age) y cuya mayor preocupación es la cantidad de amigos que tienen en Facebook. Coppola filma las fechorías de estos chavales y la ostentación de sus objetos robados como si fueran unos Robin Hood de la edad moderna (irónicamente acaban convertidos en estrellas mediáticas), pero mantiene la suficiente distancia irónica para que los podamos ver como son: unos niñatos engreídos y malcriados.

Muchos le han achacado a la película que no se indague en el fondo de los personajes, pero… ¿acaso lo tienen? Estamos hablando de unos jóvenes obsesionados con el famoseo, la fiesta y las marcas caras, de haber intentado justificar sus acciones habría sido forzado, y basta con ver los fugaces retazos de sus vidas familiares y mirar a nuestro alrededor para descubrir dónde está el problema. Es imposible sentir empatía por esta panda, pero al menos llegamos a saber lo que es ser uno de ellos. Todos los jóvenes intérpretes cumplen, pero Emma Watson se lleva la palma por lo cómica que resulta su personaje, una pija superficial y sin remedio que acapara los momentos más impagables de la película.

Sería interesante programar una sesión doble compuesta por 'Spring Breakers' y 'The Bling Ring', dos historias, una con un fuerte componente surrealista y otra sorprendentemente real, rodadas con brío y gran sentido de lo ‘cool’, que giran en torno a la nadería en la que está ahogada gran parte de la juventud americana y mundial. La última escena del filme de Sofia Coppola contiene una fuerte carga irónica y hasta puede parecer forzada, pero al recordar que hay chicas que lloran de la emoción cuando Justin Bieber les escupe desde un balcón no sólo resulta creíble sino que aflora el miedo de lo que le depara al mundo con las nuevas generaciones.
Blanch
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
12 de mayo de 2019
46 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo un tiempo en el que las estrellas estaban atadas por contrato a un estudio de cine en particular, y el público pagaba gustosamente por verles enamorarse en la gran pantalla una y otra vez. La comedia romántica se fraguó con estrellas de mediana edad, pero conforme Hollywood se dio cuenta de que el auténtico filón estaba en la audiencia joven, la edad media de los protagonistas de estas películas comenzó a disminuir, sobre todo en lo que se refiere a las actrices, y tanto el género como el carisma exhibido por sus estelares parejas terminó devaluándose y perdiendo su efecto llamada en taquilla, al tiempo que las comedias sobre colegas, hombres con síndrome de Peter Pan y humor grueso comenzaron a ponerse de moda. Ahora nos llega 'Casi imposible' (Long Shot), que se presenta en sociedad como una especie de hija bastarda entre Judd Apatow y George Cukor.

La presencia de chistes escatológicos, drogas y referencias culturales actuales pueden despistar un poco, pero el espíritu de la screwball comedy sobrevuela la película de Jonathan Levine de principio a fin. Está implícita en la veloz dinámica de la pareja protagonista, en su toma y daca continuo, en las situaciones absurdas y disparatadas a las que se ven abocados y en la equiparación del romance con otra trama, la política, que si bien peca de ingenua confiere de un agradecido toque adulto y particular a la cinta, si bien no hace más que confirmar que, hoy en día, la mejor sátira política se hace en televisión (Veep, The Good Fight). También se revierten los roles de poder entre los sexos, lo cual, si lo extrapolamos a 'Pretty Woman' (presente en el film en forma de guiño musical, y no, no es la canción en la que están pensando) sería como si Julia Roberts fuese la mujer de negocios y Richard Gere el hombre de la calle al que se le paga por prestar sus servicios.

De la misma forma en la que gran parte del éxito de 'Pretty Woman' radica en el carisma y la química de su pareja protagonista, el de Casi imposible se encuentra en la improbable pareja formada por Charlize Theron y Seth Rogen. La suma de los dos funciona a las mil maravillas desde el primer momento en el que comparten plano, derrochando simpatía y consiguiendo algo fundamental para que cualquier comedia romántica que se precie funcione: que el público desee fuertemente que terminen juntos. Rogen se encuentra cómodo en su hábitat natural, mientras que Theron, aunque a estas alturas no tenga que demostrar nada, consigue quitarse la espina clavada desde la fallida 'Mil maneras de morder el polvo' (2014), demostrando que puede ser una gran actriz de comedia tanto física como verbal.

Theron y Rogen son los principales valores de 'Casi imposible', una comedia romántica de espíritu clásico, revestida con humor del siglo XXI e idealismo político. Resulta muy entretenida, si bien pierde algo de fuelle en el tramo final, y no todos los secundarios funcionan igual de bien (muy buen June Diane Raphael, no tanto Alexander Skarsgård). No supone una revolución del género, pero es 100% efectiva, pues no solo inocula con éxito en la audiencia el mensaje de que el amor verdadero es capaz de superar cualquier adversidad, sino también la esperanza de que pueda existir un político honrado que priorice el medio ambiente por encima de los intereses económicos. A veces necesitamos que Hollywood siga fabricando nuestros sueños más utópicos.
Blanch
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
12 de septiembre de 2018
28 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay una modalidad del género de la comedia romántica que merece ser rescatado del exilio en el que parece estar sumido, o al menos ser revisitado de vez en cuando, es el de la rom-com británica que nos dio tantas alegrías con títulos como 'Love Actually' (2003), 'Notting Hill' (1999), 'Cuatro bodas y un funeral' (1994) o 'Una cuestión de tiempo' (2013). Sin dar la espalda al formato del gran romance hollywoodiense, los británicos aportan un toque especial a la par de terrenal, no tan infantil, que prefiere encontrar la complicidad del espectador antes que seducirlo con un idealismo vacío, y con personajes maduros en busca del amor en vez de los jóvenes aspirantes a estrella de turno. Por todo ello, es necesario celebrar el estreno de 'Juliet, Naked', que además está basada en una novela de Nick Hornby, que siempre es un plus aunque a estas alturas ya sea prácticamente seguro que nada va a superar a 'Alta fidelidad' (2000).

Al igual que en aquel film, en 'Juliet, Naked', nos encontramos con un hombre, Duncan, un tanto inmaduro y al que le apasiona la música, aunque aquí la obsesión se centra en el único álbum lanzado por Tucker Crowe, un músico que, al igual que Sixto Rodríguez, el protagonista de la fantástica 'Searching for Sugar Man' (2012), desapareció hace décadas de la escena musical sin dejar rastro. Pero por azares de la vida, la novia de Duncan, Annie, termina intercambiándose correos con el desaparecido músico a lo 'Tienes un e-mail' (1998). Así, un vínculo especial se establece entre Annie y Tucker cuando estos descubren que comparten el mismo sentimiento amargo: la sospecha de no haber aprovechado buena parte de sus vidas como adultos y de que sea demasiado tarde para enmendar errores y tomar riesgos.

'Juliet, Naked' nunca llega a ser una gran comedia ni un gran romance, pero hay una ternura auténtica en la forma en la que se construye la relación entre Annie y Tucker, por la torpeza de ambos a la hora de acercarse el uno al otro, y porque Rose Byrne y Ethan Hawke son actores de primera infalibles, y ambos están fantásticos. Buena parte de la película se ambienta en uno de esos pueblecitos costeros de los que te aburres al segundo día pero que albergan un encanto peculiar, mientras que la trama aborda conflictos propios de la madurez como crisis vitales, expectativas incumplidas, asunción de errores del pasado y responsabilidades familiares con honestidad y ligereza, aunque el personaje al que da vida Chris O’Dowd está un tanto desdibujado. El desenlace es de perfil bajo, pero la experiencia global es positiva, agradable, porque sientes haber sido testigo de un romance discreto pero significativo de dos personas que se inspiran la una a la otra para sobreponerse a lo que la vida les tenía preparado.
Blanch
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
13 de octubre de 2017
25 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de anunciar su retiro cinematográfico, hacer un puñado películas, anunciarlo otra vez y rodar una serie, todos sabíamos que era cuestión de tiempo que Steven Soderbergh volviese a colocarse tras una cámara de cine; no sólo porque 'Efectos secundarios' (2013) no tenía entidad como para ser una despedida a la altura de su irregular pero muy estimable carrera, sino porque resultaba obvio que a un tipo con ese ritmo de trabajo hiperactivo sólo le hacía falta un guion lo suficientemente atractivo como para traerle de vuelta al redil. Finalmente lo encontró en 'La suerte de los Logan' (Logan Lucky), escrito por una debutante, Rebecca Blunt, de la que no me sorprendería en absoluto que en realidad fuese un pseudónimo de Soderbergh, dada su afición a a hacer diferentes labores, como dirección fotográfica, bajo nombres falsos, porque esta historia es como un traje a medida del director; no en vano, definirla como la versión obrera de 'Ocean’s Eleven' (2001) es un cliché al que no le falta razón, pues incluso hay un guiño al respecto en la película.

'La suerte de los Logan' es una película de atracos con regusto a clásico pero con un toque moderno y original, un thriller fruto de la sublevación de la América profunda de Trump como también lo fue 'Comanchería' (2016). La sofisticación de los robos con una gran planificación detrás deja de ser algo exclusivo de los timadores experimentados y los burgueses aparentes en manos de un clan de pobres diablos dispuestos a acabar con la mala fortuna y la miseria que arrastra su clan desde generaciones pasadas. El objetivo no es un casino o un banco, sino una carrera de NASCAR, donde se recaudan grandes cuantías de dinero gracias al afán consumista de aquellos aficionados que acuden a disfrutarla. Todos los elementos imprescindibles en una intriga de atracos están ahí, con su jerarquía de poderes dentro de la banda, empezando el cerebro hasta terminar con el par de peones, las relaciones tensas entre ellos, las motivaciones familiares, los contratiempos, y esos detalles del plan ocultos al espectador para pillarle por sorpresa al final. Sin reinventar nada, consigue ofrecer un divertimento ligero, fresco y sólido.

Teniendo en cuenta el origen humilde de los protagonistas, se podría haber optado por la caricaturización extrema para reírse de ellos, pero Soderbergh acierta al tratarlos con muchísimo cariño, sin caer en la compasión ni forzando la empatía hacia ellos. El resto, lo pone el elenco con su buen hacer, la química que transmiten y lo que aporta cada uno al conjunto: la audacia de un cojo Channing Tatum, la amargura de un manco Adam Driver, la altivez de una choni Riley Keough o la socarronería de un Daniel Craig al que probablemente jamás hayamos visto pasárselo tan bien en una película. Todo transmite tan buen rollo, como esa curiosa sublevación carcelaria, que es capaz de dibujarnos una sonrisa de principio a fin pese al protagonismo que adquiere una Hilary Swank con cara de mala ostia en el tramo final. La película es tan liviana que le costará calar hondo o producir entusiasmo entre los espectadores, pero tiene la capacidad de ganarse nuestra simpatía sin que apenas nos percatemos de ello, y de paso nos trae de vuelta a un Soderbergh en muy buena forma. Bienvenido sea de vuelta.
Blanch
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
24 de junio de 2011
30 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Se puede estar felizmente emparejado y ser tentado al mismo tiempo? Esa es la pregunta que plantea Sólo una noche, debut en la dirección de la guionista iraní Massy Tadjedin. La infidelidad es un tema recurrente en la cinematografía mundial, pero la principal novedad de la cinta en cuestión radica en que la idea del adulterio no surge por la insatisfacción de alguno de los cónyuges, al contrario, ambos son muy felices y están enamorados, pero a lo largo de una noche separados vivirán una experiencia que pondrá al límite su relación desde dos acercamientos muy diferentes: por un lado, la atracción puramente física, y por el otro, las cenizas de un fuego que no ha terminado de consumirse.

De esta forma, vemos como evolucionan a lo largo de la noche las dos parejas, a través de sus conversaciones, de sus miradas, más directas que esquivas, y de sus gestos, más vacilantes que firmes. No son personajes demasiado profundos, incluso hay uno al que le cuesta salirse del estereotipo, pero podemos sentirnos fácilmente identificados con alguno de ellos, o incluso con diferentes aspectos de los cuatro. Directa o indirectamente, todos hemos pasado por una situación similar, y difícilmente hemos podido encontrar una respuesta sencilla, al igual que el filme, que nunca se atreve a sentenciar a los personajes ni a las decisiones que asumen.

Sólo una noche es una película sustentada básicamente en los actores y los diálogos, es casi como ver teatro filmado, y es en estas situaciones cuando mejor se aprecia la labor de los intérpretes al cargar con todo el peso del filme. El cuarteto protagonista sabe que tiene una oportunidad de lujo para lucirse y la aprovecha al máximo, aunque con un resultado desigual. Keira Knigtley y Guillaume Canet tienen una química enorme, consiguen que su romance frustrado e inconcluso resulte tan palpable como amargo por esa serie de circunstancias que provocan que algo que podría ser genial simplemente no llegue a ocurrir nunca. En cambio, al tándem formado por Sam Worthington y Eva Mendes le falta algo más de tensión sexual; a él no le favorece que su personaje sea el más hermético y ella acarrea con el rol más tópico y antipático de la historia, aunque a veces se le intente sacar algo de trasfondo. El único personaje de relevancia fuera del cuarteto amoroso es el que encarna Griffin Dunne, que actúa como voz de la conciencia de la primera pareja.

(Concluyo en el Spoiler sin Spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Blanch
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 10 20 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow