Gran película que rompe con las bases que sustentan el "American Way Of Life", el estilo de vida socialmente aceptado al que todos debemos aspirar, en la figura de Lester (Kevin Spacey). De como después de muchos años encadenado a una rutina diaria que detesta, decide romper con prácticamente todo lo establecido y empieza a hacer lo que de verdad quiere en cada momento. En resumen, empieza a ser realmente él mismo.
Empuja a reflexionar sobre como determinados logros personales como una familia, un trabajo estable y un chalet enorme, socialmente aceptados como signos de "éxito", no tienen porque ir ligados necesariamente a la felicidad o satisfacción personal. También invita a pensar como las personas tienden a señalar o considerar erróneo aquellas acciones que se desligan de los objetivos que todos "debemos aspirar", del "rebaño social". Al fin y al cabo, la felicidad depende más de la propia satisfacción personal con las acciones que realizas, que con los logros laborales y materiales que alcanzas.
Se trata de una historia polivalente, capaz de hacer brotar numerosas emociones distintas, como alegría, compasión, repulsión o tristeza.

Adaptación cimematográfica de una novela de Stephen King, que en mi opinión se sitúa un escalón por encima de otras buenas adaptaciones de sus libros como Carrie o It (Primera Parte). Gran parte de ese escalón diferencial se la debe a la gran actuación de Jack Nicholson y a las potentes escenas de terror psicológico, acompañadas de una adecuada banda sonora.
Jack Nicholson parece haber sido modelado para este tipo de papel. Su cara perturbada, los gestos y la forma en que dice las frases crean una inquietante inestabilidad mental capaz de explotar en cualquier momento. Un personaje capaz de pasar de cierta normalidad a la completa locura en un instante.
Aunque en algunos momentos resulta previsible, es una película que tiene la difícil cualidad de sumergir al espectador en la duda dicotómica de si aconteció una exacerbación grave de una ya establecida inestabilidad mental, o el paso progresivo de una cierta normalidad a la locura total. Me recuerda a otras películas modernas como "Shutter Island" o "El Faro". Reflexiones de hasta donde puede aguantar la estabilidad mental en unas circunstancias sociales/personales adversas.

Otra gran película de suspense envuelta en la atmósfera de la temática policíaca/gangster de Scorsese, donde añadiendo dos elementos diferenciales en los personajes de DiCaprio y Matt Damon consigue mantener la tensión e interés del espectador hasta prácticamente los últimos momentos. Dicha tensión va en aumento conforme avanza la película, pues va reuniendo más momentos en que crean la intriga de si darán o no con los infiltrados. Asimismo el remate final es una sucesión de acontecimientos dignos de una película de Tarantino, totalmente inprevisible. Mención especial también al papel de Jack Nicholson, de los mejores actores posibles para este tipo de personaje líder de una banda del crimen. Si eres admirador de las películas de suspense policíaco/gangster y del cine de Scorsese, esta es una de tus películas.

"Mandar a un hombre a cadena perpetua es muy duro, le quitas todo lo que tiene, y todo lo que podría tener", al estilo de Eastwood en "Sin Perdón". Todo hombre tiene un límite, con las dos caras de la moneda entre empeñarse en morir o vivir, con la esperanza como vía de transición. Difícil encontrar películas así, que consigan transmitir tanto profundas lecciones de vida como emociones. Bucea entre el enorme poder de la amistad y de la esperanza, los límites humanos antes situaciones límites y la dignidad humana. Plantea también la necesidad de entrenar un poder mental fuerte para sobrellevar situaciones vitales complicadas, y como circunstancias socialmente consideradas difíciles (como estar preso durante muchos años) pueden incluso ser más llevaderas que otras aún teniendo más libertad de acción.

Drama carcelario que va de menos (en algunos momentos te planteas su elevada nota) a más, en una montaña rusa emocional que acaba convenciendote poco a poco, como la erosión con el martillo de los minerales. Más mérito si cabe al presentar un director y un elenco de actores poco conocidos (expectuando al gran Morgan Freeman, increíble las emociones que consigue transmitir). Quizás la guinda al pastel hubiera sido un protagonista principal con mayor expresividad.

Y ya saben, si en algún momento la esperanza se tambalea, siempre nos quedará Zihuatanejo.

Aunque no había oído hablar de esta película de suspense policiaco cuando la encontré de casualidad, reconozco que me ha sorprendido positivamente (mi nota justa sería un 6.5). Una atractiva sinopsis y la habitual buena interpretación de Matthew McConaughey como personaje principal fueron motivaciones suficientes para visualizarla.

Como puntos fuertes, aparte del complejo entramado de sospechos y delitos (relacionando crímenes del pasado y del presente), destaco 3 poderosas reflexiones:
- El lado oscuro de la Justicia. Muestra varios ejemplos de que las zonas grises del bien, la corrupción y la inmoralidad también encuentran su lugar dentro del poder judicial.
- Las apariencias y los prejuicios pueden engañar. Resalta esa característica humana de condicionar nuestra opinión sobre alguien por su apariencia, su nivel socio-económico y unos pocos prejuicios prefijados, cuando únicamente deberían influirnos sus actos, los hechos objetivos. Extrapolado al mundo de la abogacía, resulta mucho más sencillo declarar culpable a alguien que aparenta serlo que luchar por su inocencia.
- El peligroso ejemplo de éxito estadounidense. Al igual que en "El Lobo de Wall Street", nos presenta como ejemplo de éxito un hombre que obtiene muchos beneficios a través de la fragilidad mental, ecónomica y social de personas situadas en escalones inferiores de la sociedad.

Como puntos débiles, un guíon y una parte final que podrían haberse potenciado mucho más. Da la sensación que ambos aspectos no están a la altura de la elaborada trama.