Christopher Nolan quedó completamente lanzado al estrellato y se convirtió en mi realizador actual preferido gracias a este maestro y original thriller, cuyo planteamiento nunca antes se había visto y modo de llevar a cabo la trama, que fascinó a todos hace ya nueve años y que nos sigue fascinando, intrigando y sorprendiendo todavía.
Una excelente película de suspense que te atrapa hasta su sorprendente final.

Maestro Nolan.

Saw es una sorprendente y genuina entrega de suspense y terror, con un diabólico giro final, que supone un juego mortal que envuelve aparentemente a dos personas. Una de esas dos personas debe liquidar al otro si quieren salvarse. Tienen ambos una sierra, que no corta cadenas, sino carne.
Ése es el argumento de la primera entrega de una larga saga, con cosas buenas y también con cosas horribles, la verdad.
Ésta primera entrega es de lo bueno de la saga, y por supuesto la mejor de todas con diferencia. Hay gore, pero el argumento se preocupa más por el desarrollo de los personajes y por el agobiante suspense envuelto en una atmósfera genial. Y tampoco falta uno de los finales más inesperados que se han visto en mucho, muchísimo tiempo.
Para mí, es el Seven del siglo XXI.

Christopher Nolan sorprende con este aplastante y totalmente ingenioso thriller que constituye ser el duelo entre dos magos antes amigos y ahora rivales, llevado hasta extremos mortales y con consecuencias que les marcarán sin duda alguna.
Además de deslumbrarnos con las excelentes interpretaciones de Bale, Hugh Jackman y Michael Caine, Nolan demuestra que sigue siendo capaz de construir guiones sorprendentes y películas que son realmente efectivas y muy talentosas.
Por muy atento que estés, el mago Nolan te dejará con la boca abierta.

Hemos presenciado la degeneración que puede llegar a alcanzar una saga en su intento de subsistir y de dejar los finales tan al aire, que más que alimentar ánimos para las entregas siguientes los destroza. Así pues, una reducción de sangre y un tiempo lógico y aderezado de respuestas nunca viene del todo mal. Y ésto es lo que esta digna e inexplicablemente infravalorada quinta entrega nos viene a cumplir. Y tiene mérito, ya que es capaz de salvar bastante los muebles tras la decepción de la tercera y la cuarta y, yo creo que sobre todo, tras la degeneración del argumento en la cuarta.
Entonces, esta quinta entrega supone ser una tardía y pequeña alegría. Los personajes que antes no fueron ni tocados por la superficie como el agente Straham (que me recuerda mucho a mi querido Eric Matthews) o el propio detective Hoffman aquí son detallados y aceptados. Ahora ambos personajes encajan perfectamente en el mundo de Saw y hasta Hoffman me parece un correcto y controlado sucesor.
Las víctimas es cierto que no se las presta mucha atención (de hecho, la explicación final de por qué esas cinco víctimas estaban en el juego es definida con suma rapidez), pero si otra cosa de la cual me quejaba en la anterior eran las trampas, aquí los instrumentos de aprendizaje (como creo que Puzzle los llamaría) son más lógicos y no tan fantasmas.
Y el final es el menos sorprendente de la saga, cierto, pero es también de los más siniestros y apasionantes. Por lo tanto, para mí es mucho mejor que el desenlace de la cuarta y te prepara a lo grande para la sexta entrega.
A la quinta va la vencida.

Tras deslumbrar a propios y extraños con la insuperable y sofisticada Casino Royale, la siguiente entrega propone al espectador una vibrante mirada al reverso de la moneda. El lujo, la acción perfecta pero cuidada, y el ritmo trepidante pero moderado de la anterior quedan atrás para que todo lo anterior se ponga fuera de control en esta brutal secuela, que no deja ni un segundo de respiro.
Posee excelentes escenas de acción, vibrantes y trepidantemente montadas. El ritmo te deja sin aliento. Y Craig demuestra que su Bond puede ser aún más bruto, más sanguinario y más perfecto.
Es una de las mejores películas de acción del momento y la señal definitiva de que Bond ha cambiado y a mejor. Quién no se divierta o se quede perplejo con Quantum Of Solace es porque no quiere.